Cαρ 12

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Aquino se encontraba en medio de una situación inusual y sorprendente. Había estado a punto de lanzar una bofetada al chico que llevaba una capa, pero antes de que su mano pudiera hacer contacto, notó algo familiar en la mirada de aquel joven. Era Locochoon, su amigo de toda la vida. (ejem, sí?).

El corazón de Aquino dio un vuelco mientras Locochón se lanzaba en sus brazos, lo que causó que ambos cayeran al suelo. Aquino soltó un quejido cuando su trasero golpeó el suelo, pero enseguida apartó sus propios dolores para prestar atención a su amigo.

—¿Eh? — Es lo que suelta soarinng de su boca al ver el pelaje de la cabellera de locochon, hasta notar sus orejas caídas.

—¡Aquino! — Sonríe Locochon, pero luego sus animos se fueron con San Pedro.

— ¿Qué paso? — Pregunta Aquino sin esperar, aun le dolia el trasero.

— ¡Cejo, Cejo! — Alza la voz locochon desesperado.

Aquino da un suspiro largo y pesado, cerrando sus ojos, hasta abrirlas y volver a enseñar sus ojos con tono de miel y un poco de tono avellano.

— ¿Qué le paso? — Dice suavemente, calmando el dolor de su trasero (digo-) intentando hacer cambiar la tension de locochon con tranquilidad.

— S-se desmayó de la nada... — Contesta locochon, su cola se movia lento con sus orejas aun caídas.

Aquino hace un chasquido con su boca, luego mira a soarinng que estaba mirando perdido a los ojos del castaño (aquino), intentando llegar  a una conclusión.

— Nos vamos. — Fue lo que dijo soarinng, mirando unos segundos a la puerta.

— Ehh... — Soltó un suspiro aquino.

— Vah, ya casi termina nuestro turno, la señora no diria nada malo si nos retiramos temprano hoy. — Mostró su lengua y guiña un ojo. — Deja conmigo que soy todo un experto. — Se ríe soarinng.

Aquino rie bajo, luego mira denuevo a los ojos de locochon, que aún estaban en el suelo, aquino da unas palmaditas en la espalda de locochon, este reacciona y se levanta inmediatamente del suelo y encima del castaño.

Mientras esperan aquino ofrece a locochon unas galletas, para que este un poco mejor mientras que soarinng llegaba a algo con la señora. De la puerta atravesa soarinng con una suave sonrisa dibujada en su rostro, enseña el dedo pulgar hacia arriba, dando entender que recibio el permiso para ambos de retirarse.

Soarinng avanzó hacia el frente y abrió la puerta del local, permitiendo que Locochon saliera primero. De seguido, Aquino salió tras él, pero en lugar de mirar al interior del local, su mirada estaba perdida en el vacío. Suspiró con pesar, sintiendo un nudo en el estómago que no podía deshacer.

El clima afuera era fresco y un poco raro. El cielo estaba cubierto de nubes grises que parecían cargar el ambiente con tristeza. El crujir de las ramas y el susurro de los árboles ya no ofrecían la sensación de tranquilidad y libertad que solían proporcionar. En su lugar, parecían susurrar historias de dolor y desolación.

Aquino sintió cómo el viento frío pasaba bajo sus narices, pero ya no lo encontró genial como antes. En lugar de hacer que su cabello se elevara con una sensación de ligereza, parecía cortar a través de su piel, recordándole la amargura que sentía en su interior.

Se preocupaba de cejo, se preguntaba y daba vueltas la misma pregunta con la misma conclusión, con la misma respuesta pero diferentes argumentos de lo que haya sucedido a cejo.

Tiene muy claro que cejo trabaja mucho, es muy chambeador, hasta tiene en cuenta que cejo incluso llego a faltar a clases por la chamba. Trabajar mucho todo el día es agotador, y está claro que en algún momento su cuerpo falle y termine en estado de inconsciencia.

۵❝¡𝓗𝓾𝓮𝓵𝓮𝓼 𝓪 𝓿𝓪𝓲𝓷𝓲𝓵𝓵𝓪!❞۵|| ෆ 𝙳𝚞𝚡𝚒𝚗𝚘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora