Cαρ 10

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𝙻𝚎𝚟𝚎𝚜 𝚐𝚘𝚝𝚊𝚜. - 𝚁𝚎𝚌𝚞𝚎𝚛𝚍𝚘𝚜

Duxo se separó lentamente de los labios rosados de Aquino y sonrió al mirarlo a los ojos. Ahora, su mejor amigo se había convertido en su pareja.

Mientras caminaban bajo la lluvia que caía levemente en las calles de la ciudad, compartiendo el paraguas que duxo llevaba consigo, Duxo abrazó a su pareja y le dio un beso en la mejilla.

De repente, Aquino tomó la mano de Duxo con fuerza, casi cómo si estuviera nervioso, y Duxo le devolvió el apretón con una sonrisa en su rostro.

Finalmente, llegaron a su departamento que compartían juntos, y entraron rápidamente para escapar del mal tiempo. Mientras caminaban por el pasillo del edificio, Aquino se detuvo por un momento y se giró hacia Duxo.

-Duxo, no puedo creer que estemos haciendo esto juntos-, dijo Aquino, con una sonrisa nerviosa. -Todavía recuerdo cuando éramos solo amigos, y nunca imaginé que podríamos tener algo más.-

Duxo lo miró con ternura, y tomó su mano otra vez. -Yo también lo recuerdo- le dijo. -Pero ahora, somos otra cosa, y eso es lo que me importa en este momento.-

Duxo y Aquino comenzaron a deshacerse de sus capas y abrigos. Duxo estaba feliz por la cálida bienvenida del apartamento, una agradable huida del frío exterior. Se dirigió a la cocina para preparar dos tazas de té para ellos.

Aquino estornudo, al parecer estar expuesto bajo la lluvia un tantito, hizo que le agarre un leve resfriado.

- Veo que necesitas té para estar calentito. - Sonrío el azabache, estaba demasiado feliz.

Aquino sonrío, y se sentó en el sofá, a esperar a duxo, le era pesado su propia cabeza, se acurrucó en ella, en ese justo momento llega duxo con dos tazas, obviamente eran té.

- ¿Necesitas algo más? - Hablo dejando las dos tazas que están calientes por el té.

- Ahh...- Soplo. -... no se, me duele la cabeza...-

Aquino agarra una taza, que tenía una imagen de sus animales favoritos, el pato y el capibara, ahora iba otra en la lista, el pingüino.

-Voy por algo para dolor de cabeza.- Dijo levantándose del sofá, dejando sólo al castaño en el sofá otra vez a aquino.

Aquino asintió con la cabeza moviendo para arriba y abajo, cómo un gogog-


Luego de que duxo llegara con pastillas para el dolor de cabeza que tenia, encontró a aquino ya dormido en el sofá, ya era muy tarde, y para más que aquino tenía un dolor de cabeza, alzo a aquino del sofá con un estilo fácil, cómo levanta un príncipe a una princesa, y camina el corto pasillo hasta llegar al cuarto de ambos, y lo deja en su cama, tapandolo con una manta, duxo va a tomar un baño, ya que mañana era sábado, aquino tenia 2 días para poder mejorar de salud.

Luego de salir del baño duxo, con una toalla secando su pelo azabache, mira a aquino que estaba sumamente dormido, con una saliva que escapaba de su boca entre abierta, lo mira con ternura y sonríe inconscientemente, y luego decide en acostarse en la cama de aquino. Para darle calidez y compañía compañía esa fría noche, las ventanas no eran suficientes para que duxo quede satisfecho, sentía que él debía proteger a aquino, no iba a permitir que denuevo el frio le toque aquino, lo miro fastidioso a la ventana, algo muy... cómo se podría decir, ¿protector?

De repente, se sobresaltó al sentir que alguien lo abrazaba por detrás. Pensó que Aquino se había despertado, pero era sólo su imaginación. Abrazo a aquino, el castaño despedía calor, pero igual en unas horas tendrá frío.

Duxo no podía conciliar el sueño.

Duxo no podía conciliar el sueño

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Duxo se sentía agotado también. Pero aún así, no podía conciliar el sueño. Por más que intentaba distraer su mente, los pensamientos seguían rondando por su cabeza. ¿Qué pasaría si Aquino no se mejoraba pronto? ¿Y si él también enfermaba? Se estaba convirtiendo un tonto en ese momento, sólo era un leve resfriado.

De pronto, escuchó un suspiro profundo que venía de al lado. Miró de reojo a Aquino y lo encontró con la respiración tranquila y regular. Era asombroso para duxo, cómo aquino podía dormir tan profundamente incluso con un dolor de cabeza. Duxo se sentía agradecido de tenerlo como pareja desde ahora.

Se acurrucó más en la cama, intentando apropiarse un poco del calor que Aquino despedía. Pero el frío de la habitación lo obligaba a buscar otra solución. Entonces recordó que, en su armario, tenía una manta gruesa que le había regalado su abuela. Era una manta antigua pero calentita, perfecta para noches cómo esa.

Duxo se levantó con cuidado de no despertar a Aquino, y abrió el armario con sigilo. La manta estaba en la parte de atrás, cubierta por otras cosas. Hizo un poco de ruido moviendo las prendas, pero no lo suficiente para despertar a su pareja. Finalmente logró sacarla y la extendió sobre la cama. Se cubrió con ella hasta la cabeza, como en una especie de capullo, y cerró los ojos.

El aroma de la manta lo transportó a su infancia, cuando su abuela lo arropaba para que no tuviera frío en invierno. Recordó los momentos que pasaban juntos en la sala, tejiendo o cosiendo. Su abuela era una mujer sabia, y siempre tenía un consejo que darle. A pesar de que ya había fallecido, Duxo la sentía presente en ese momento. Y sintió una gran tranquilidad.

Sintió que las cosas estaban diferentes. Ya no estaba en su habitación, sino en un lugar ancho y luminoso. El ambiente era cálido y acogedor, como una casa de campo en verano. Se puso de pie para mirar alrededor, y entonces vio a su abuela sentada en un sillón, sonriendo hacia él.

Duxo la miró a los ojos, y vio que tenía la misma calidez y dulzura que recordaba. Se sintió seguro y amado, como siempre lo había hecho con ella.

Pero, esa imagen viva de color desapareció al abrir sus ojos, suspiró pesado, y comenzó una pelea épica en entre el y la voz de su cabeza.

Miró a Aquino de nuevo, que seguía durmiendo a su lado. Si, ahora será todo diferente con aquino.

Aviso:La escritora no estara activa ya que su celular se fue con mamá coco

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Aviso:

La escritora no estara activa ya que su celular se fue con mamá coco.

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۵❝¡𝓗𝓾𝓮𝓵𝓮𝓼 𝓪 𝓿𝓪𝓲𝓷𝓲𝓵𝓵𝓪!❞۵|| ෆ 𝙳𝚞𝚡𝚒𝚗𝚘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora