Me senté en el reservado frente a Valentina todavía con ropa ejecutiva porque había acudido directamente
desde el trabajo. Ella llevaba unos pantalones de vestir y una camisa gris, y el cabello más claro que el mío peinado como si aquella tarde hubiera asistido a algo importante.―Hola.
En el aire había una tensión palpable entre ambas porque las dos estábamos pensando exactamente lo mismo.
―Hola. ―Ya iba por la segunda cerveza y el primer botellín estaba a un lado, listo para que se lo llevara el camarero.
Hice una seña al camarero y pedí lo que estaba tomando ella. En cuanto le quitó la chapa, di un buen trago. En ese momento sólo ocurrían cosas buenas en mi vida. Mi relación con mi
padre no era perfecta, pero mi mujer era feliz ahora que Juliana volvía a estar en escena.Y eso me hacía feliz a mí.
―Juan Carlos me dijo lo mismo que te dijo a ti.
No tenía sentido andarse con rodeos porque el tema nos afectaba bastante a ambas.
Nuestro padre estaba intentando volver a nuestras vidas. A mí me había hecho cosas terribles, pero lo de Valentina había sido muchísimo peor. Por entonces era joven, mucho más
vulnerable de lo que era ahora. El tiempo le había dejado cicatrices y la había convertido en una mujer igual que a mí. Pero ella sonreía con más frecuencia, algo que yo no comprendería nunca.―¿Y qué piensas? ―Volvió a beber de la cerveza, dando tragos más grandes de lo habitual.
―No estoy segura. Parecía sincero.
―Sí, a mí me dio la misma impresión. ―Apoyó los brazos en la mesa y hundió los hombros con los ojos carentes de alegría―. No habría aceptado reunirme con él ni en un millón de años y, cuando me senté delante de él, dijo todo lo que no había esperado que dijera. Creía que iba a oír excusas… pero no dijo nada de eso.
―No.
―Pero ya estoy más cerca de los cuarenta que de los treinta y no lo necesito. Cuando era joven era otro cantar, pero ha pasado tanto tiempo que parece demasiado tarde. ¿Qué clase de relación podemos tener ahora? ¿Qué sentido tendría?
―Te entiendo.
Suspiró mientras contemplaba la cerveza.
―Pero tampoco quiero negarle el perdón a alguien que está siendo sincero. Nunca he sido el tipo de mujer que guarda rencores. Dejo pasar las cosas y gracias a eso viviré más. Pero con Juan Carlos… es distinto. Me dijo que yo nunca fui el problema, sino que sentía celos de mi padre. Que no podía remediarlo.
―A mí me dijo lo mismo.
―Y ni siquiera es mi padre… así que en realidad no tenemos por qué mantener una relación.
Ya resultaba bastante difícil conectar con alguien con quien estabas emparentado, pero compartir un vínculo con alguien que prácticamente era un desconocido era incluso más complicado, especialmente cuando esa persona había cometido actos espantosos.
―Pase lo que pase entre nosotros, no quiero que eso afecte a tu relación con él. ―Valentina se concentró en la etiqueta del botellín y fue despegando la pegatina―. Él es sangre de tu
sangre y a ti nunca te hizo nada.―Tú también eres sangre de mi sangre, Valentina. Y a ti sí que te hizo algo.
Sus ojos marrones se estrecharon con intensidad.
―Siempre me has sido leal y te lo agradezco. Pero se ha disculpado por su mal comportamiento, así que ya no tienes razón para dejarlo de lado. Ha arreglado las cosas conmigo, ahora tienes que arreglarlo tú con él.
ESTÁS LEYENDO
Las Jefas- (Adaptación Cache) Terminada.
FanfictionTodos los derechos a su autor, esto es solo una adaptación. No estaba acostumbrada a oír la palabra «no». No estaba acostumbrada a tener una contrincante que tuviera la misma seguridad que yo, la misma inteligencia. No estaba acostumbrada a que otra...