Entré en la última planta de Stratosphere y me dirigí hacia el
despacho de Calle. Estaba sentada detrás de su escritorio con las manos perfectamente alineadas en el teclado y los ojos fijos en la pantalla. Siguió escribiendo el correo electrónico incluso después de que yo entrara en la sala y me sentase.Crucé las piernas y repasé mi portafolio mientras esperaba.
Nadie me hacía esperar nunca, pero Calle tampoco era la clase de
mujer que esperaba por nadie.Era algo que me encantaba de ella.
Terminó antes de volverse hacia mí.
―¿Qué tal tu día?
―Bien, ¿y el tuyo? ―Sólo unas horas antes me había visto con una de mis aspirantes más competitivas. McKenzie era una graduada de Harvard que había pasado un año como becaria en una respetable compañía de software. Sus notas eras
impresionantes y tenía un porte excepcional: no me costaba imaginarla a la cabeza de un edificio entero de empleados y ocupándose de casos complicados.Cuando miré a Calle en el restaurante supe que se sentía incómoda. No había confiado en mí, temiendo que estuviera en una cita con McKenzie. Me había enojado que me tuviera en tan poca estima, que pensara que yo sería capaz de follármela todas
las noches y aun así largarme con otra mujer a sus espaldas. Me repetí a mí misma que tenía que ser comprensiva por lo delicado de nuestra situación, pero aquello no atenuó mi irritación.Como si alguna vez pudiera desear a otra mujer que no fuera Calle.
Menuda ridiculez.
Calle se tomó un minuto antes de responder a mi pregunta.
―Ha sido un día largo.
No mencioné nuestro encuentro de unas horas antes, y sabía que ella tampoco sacaría el tema. No había nada que decir. Podría señalar sus celos evidentes, pero aquello parecía irrelevante.
Empecé desde el principio y hablé sobre nuestras cifras durante la semana anterior. Acabábamos de lanzar nuestro programa de marketing para las fiestas y todos los distribuidores estaban haciendo cambios para adaptarse a nuestras necesidades.
Estuvimos hablando de ello tres cuartos de hora seguidos.
Calle siempre necesitaba estar al tanto de todos los asuntos, a pesar de que daba la impresión de estar todavía más ocupada que yo. Tenía unas ideas de genio y era capaz de tener entre manos una cantidad gigantesca de información sin confundir nada. Lo
hacía todo con una actitud calmada, sin dar ningún indicio de estar estresada. De hecho, casi parecía aburrida.Era una excelente empresaria.
Cuando terminamos, no quedó nada más que decir. Aquel era
el momento en que yo me despedía y me marchaba a mi despacho o volvía a mi edificio. Pero en vez de ello decidí quedarme allí sentada, haciendo girar el bolígrafo entre las
puntas de mis dedos mientras la observaba. Mis ojos se pasearon
por su cuerpo y deseé estar viéndola desnuda y no con aquella ropa de diseño.Calle me miró a los ojos totalmente a la defensiva.
―¿Sí?
―Espero que hoy te hayas sentido como una estúpida.
―Pensaba que podría tragarme el enfado, pero se me escapó de todas maneras.A juzgar por cómo entornó los ojos, sabía exactamente a lo que me estaba refiriendo.
―Pues no, la que pensó mal fue Juliana.
―Y la que te pusiste celosa fuiste tú.
En vez de negarlo, se puso a hojear los documentos que tenía encima del escritorio.
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Las Jefas- (Adaptación Cache) Terminada.
FanficTodos los derechos a su autor, esto es solo una adaptación. No estaba acostumbrada a oír la palabra «no». No estaba acostumbrada a tener una contrincante que tuviera la misma seguridad que yo, la misma inteligencia. No estaba acostumbrada a que otra...