Las Jefas- (Adaptación Cache) Terminada.

120- Calle

La luz del sol se asomó por detrás de las persianas y se abrió paso hasta la habitación.

Sentí el calor en mi frente antes de que mis ojos se abrieran.

Entrecerré los ojos al ver el brillo que ardía dentro del dormitorio. El brazo de Poché estaba alrededor de mi cintura mientras dormía tranquilamente a mi lado. Su pecho se
elevaba y caía mientras las sábanas se arremolinaban a su alrededor. Con su piel ligeramente bronceada y su  musculatura, su cuerpo apretado se veía magnífico a la luz del sol.

Quería volver a dormir, pero el sol era demasiado brillante. Mis ojos se volvieron hacia el despertador de la mesita de noche, y vi que eran casi las once.

Maldición, ¿a qué hora nos fuimos a dormir anoche?

Me senté en la cama y me puse las sábanas sobre el pecho. Mi cabello era un desastre, así que lo arregle lo mejor que pude con mis dedos.

Poché debió darse cuenta de que me había movido porque su mano me alcanzó.

—¿Sra. Garzón?— Habló con su voz baja y sus palabras roncas.

—¿Significa eso que nunca me llamarás guapa de nuevo?— Se aclaró la garganta.

— Probablemente no—. Me agarró del codo y me llevó de vuelta a la cama. —¿Por qué lo haría cuando tengo un nombre mucho más sexy para llamarte?— Presionó mi espalda
contra las sábanas y luego movió sobre mí su dedos ansiosa por estar dentro de mí.

Mis dedos se enredaron inmediatamente en el pelo de su nuca, y le abrí las piernas, ansiosa por tener a mi esposa dentro de mi.

—Cierto—. Apoyó su cuerpo sobre su codo, colocándose entre mis piernas de la manera más perezosa posible. Era demasiado pronto para algo fuerte. Todavía tenía sueño en sus ojos, y mi cuerpo aún no estaba
completamente despierto.

Pero yo estaba definitivamente mojada ya.

Guió su dedos dentro de mí, y se deslizó fácilmente.

—Siempre lista para mí...

—Eso es lo que dijiste anoche.—
Gimió en mi cara.

—Ya pronto esperaremos un bebé.

—Tal vez...

Se metió suavemente dentro de mí, su trasero se apretó mientras se movía.

—Ese sería un gran regalo de bodas.

Ninguna de las dos se había lavado los dientes, pero eso no impidió que llevara mi boca a la suya y la besara. Nuestros labios se movieron juntos en mutua pasión, y una vez que
nuestras lenguas bailaron juntas, sentí que mi columna vertebral se estremeció. Me había hecho llegar al clímax muchas veces durante la noche, por lo que estaba muy hinchada ahí abajo.

Pero eso no importaba.

—Esposa... más duro.

Su mano tomo mi cabello, y aseguró su agarre antes de clavarse a un ritmo más riguroso.

Mis gemidos la hechizaron completamente, mezclado con todo el placer que me dio la noche anterior.
Golpeaba justo en el lugar perfecto.

—Justo ahí.

—Tan apretada, Sra. Garzón.

Me encantaba oírle llamarme así. Calle se había ido hace mucho tiempo, y ahora yo era una Garzón . Sería una Garzón por el resto de mi vida. Mis uñas cortaron en su piel y se deslizaron por su espalda. Las marcas estaban esparcidas por todo su cuerpo de forma salvaje desde anoche.