114- Poche

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El joven que estaba detrás del escritorio miró hacia arriba cuando me acerqué a él.

-¿Sí?

Nadie me habló así, así que éste joven obviamente no tenía idea de quién era yo.

-Maria José Garzón, para ver Scarlet Blackwood.

Alzó una ceja.

-No estás en la agenda.

-Obviamente. Lo habría mencionado si así fuera.

Sus ojos se entrecerraron con la misma hostilidad que expresé en mi cara.

-Si no tienes una cita, entonces no puedes verla. Está muy ocupada. La editor en jefe de la revista
"Platform" está extremadamente ocupada.

-Apuesto a que no está demasiado ocupada para mí. Dile que estoy aquí.

No se movió.

Entrecerré los ojos.

-Confía en mí, no querrás enfadarme-. Caminé hasta el sofá y me
senté.

Presionó el teléfono en su oído y luego hizo la llamada. Cuando me miró y colgó, supe que le había dicho que me hiciera pasar.

-Ella la verá ahora-. No se levantó para acompañarme.

Por mí estaba bien. Pasé junto a él y entré por las puertas dobles que llevaban a su oficina.

El sol estaba brillante esa tarde, y su gran oficina era casi tan grande como la mía. Tenía una bonita sala de estar, un enorme escritorio, y una gloriosa vista de la ciudad.

Se levantó de su escritorio, mirándome con una sonrisa vacilante.

-Srita. Garzón, es un placer
conocerle en persona.

Caminó alrededor del escritorio en tacones de aguja púrpura con un vestido color verde azulado. Alta, delgada y bonita, ella parecía la mujer perfecta para mi padre. Tenía una gracia obvia a juzgar por la forma en que se movía. Podría decir que
solía ser modelo porque era hermosa. Era difícil de creer que ella estaba en sus cuarenta años.

Le estreché la mano.

-Es un placer conocerte también. Gracias por reunirte conmigo con
tan poco tiempo de aviso.

-No hay problema-. Me agarró la mano con firmeza antes de soltarla. -Esperaba encontrarme contigo algún día. Supongo que algún día es hoy. Ven, toma asiento-. Ella indicó los sofás. Era acogedor, como la sala de estar de alguien. Me senté frente a ella, desabrochando la parte delantera de mi chaqueta. Me miró fijamente a la cara, como si estuviera buscando algo. -Lo siento... te pareces a tu padre.

-Me lo dicen mucho.

-Tu padre es increíble. Ustedes dos se parecen...

-Si.-. Sonreí. -Es verdad. Daniela me dijo que mi familia poseía cierto atractivo y yo tengo parte de él.

-Estoy segura. La manzana no cae lejos del árbol.

-Con suerte-. Me senté y apoyé mi pierna en la opuesta.

-Entonces, ¿qué puedo hacer por usted, Srita. Garzón?

-Por favor, llámame María José.

-Muy bien, María José-. Cruzó las piernas y juntó las manos. -Asumo que esto tiene algo que ver con tu padre. Es la única conexión que se me ocurre.

-Así es.- explique.-Le dije que te invitara a nuestra boda, pero dijo que no.

-Oh...

-Sé que no es por ti, sino por mi madre. Probablemente se siente como...

Las Jefas- (Adaptación Cache) Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora