Señora de María José Garzón.
Me gustaba.
Me gustaba mucho.
De hecho, no quería esperar para llamarla así. Quería aquel privilegio en ese mismo momento, de inmediato. No quería esperar hasta nuestra boda en Tailandia. Quería poseer a aquella mujer de forma absoluta e irrevocable.
Cuando había empezado a salir con Calle, había sido una batalla por el
dominio. Ella quería controlarme a mí y yo quería controlarla a ella. Era una
oponente feroz y yo temía perderla, pero ahora compartiría el poder con ella.Era toda mía.
No habría disputas, tan sólo pasión.
Se había sometido a mí por voluntad propia y no porque yo fuera más fuerte que ella.Sino porque me lo había ganado.
Subí en el ascensor al ático que compartía con ella. No habíamos decidido dónde íbamos a vivir juntas porque estábamos concentradas en la boda… y en la luna de miel. Todavía había algunas cosas de las que no habíamos hablado, como el acuerdo prematrimonial.
Las puertas se abrieron y sentí cómo me corrían las hormonas por la sangre. Cada minuto que pasaba en la oficina estaba ansiosa por volver con ella. Ahora podía actuar según cada uno de mis instintos, podía tomarla de
cualquier modo que deseara.Yo era la reina.
Y, a pesar de que la amaba, ella ahora era mi prisionera.
Por propia voluntad.
Entré en el salón y vi a Juliana sentada a su lado con un montón de papeles desperdigados, dos tazas de café y los portátiles abiertos sobre la mesita.
Dani estaba vestida para ir al trabajo a pesar de que no había vuelto a su
edificio. Juliana llevaba ropa ejecutiva y tacones negros. Aunque ya estaba
preparada para regresar al trabajo, Juliana todavía se ocupaba de la mayoría de sus proyectos porque llevaba dirigiéndolos las últimas seis semanas. Ella iba a marcharse a una larga luna de miel, así que no tenía sentido apartar a Juliana del trabajo.Yo no tenía nada contra ella, pero en aquel momento no quería verle la cara.
Dani alzó la vista cuando me vio.
―Hola, ¿qué tal…?
―Juliana, Dani hablará contigo mañana. ―Mis ojos permanecían fijos en los de Calle pese a que no estaba hablando con ella. Me quité la chaqueta y la tiré al suelo.
Juliana no hizo ningún comentario de sabelotodo. Lo metió todo en su
maletín y el sonido de los papeles moviéndose llenó el tenso silencio.Dani se me quedó mirando y sus ojos se oscurecieron de irritación.
―Estás siendo un poco maleducada.
Me desabroché los botones de la blusa y la saqué de la falda, luego desate un pañuelo de seda que había en mi cuello. No tiré el pañuelo al suelo porque tenía otros planes para él.
―Son más de las cinco en punto. Ahora me toca a mí.
Juliana se colgó el maletín al hombro y se encaminó hacia el ascensor con
la comisura de la boca curvada en una leve sonrisa.―Hablamos mañana, Calle.
―Perdona por los malos modos de María José. ―Apartó sus papeles a un lado y cruzó las piernas.
Juliana entró en el ascensor cuando las puertas se abrieron.
―No te preocupes, la entiendo. ―Las puertas se cerraron y la ocultaron
de la vista.
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Las Jefas- (Adaptación Cache) Terminada.
FanficTodos los derechos a su autor, esto es solo una adaptación. No estaba acostumbrada a oír la palabra «no». No estaba acostumbrada a tener una contrincante que tuviera la misma seguridad que yo, la misma inteligencia. No estaba acostumbrada a que otra...