Las Jefas- (Adaptación Cache) Terminada.

122- Calle

Los últimos seis meses de mi vida han sido bastante locos.

Perdí al amor de mi vida.

Lo recuperé.

Me dispararon.

Y me casé.

Un montón de cosas sucedieron en tan poco tiempo.

Pero todas mis luchas habían valido la pena al final. Hubo momentos en los que quise rendirme, retirarme y vivir mi vida lejos del ojo público. Hubo momentos en los que quise renunciar al amor y conformarme con la conveniencia. Hubo momentos en los que quise renunciar a la humanidad por completo.

Pero me alegré de no hacerlo.

Ahora tenía todo lo que podía querer.
Me senté en el piso y me apoyé en la pared del baño con la prueba de embarazo a mi alcance. Las dos semanas anteriores las pasé encerrada en un paraíso tropical mientras disfrutábamos de las hermosas playas de día y de las noches. Rara vez dormimos, pero
todo el buen sexo hizo que valiera la pena.

Ahora estábamos de vuelta en Nueva York, y yo estaba sentada en mi baño.

Mirando fijamente la prueba que cambiaría mi vida para siempre.

Fue positivo.

Estaba embarazada.

Sostuve la prueba en mi mano y miré fijamente el signo + dentro del indicador. Brillante y azul, era la cosa más hermosa que jamás había visto. No creí que fuera posible en tan poco tiempo. Creí que el tratamiento nos llevaría más tiempo.

Poché estaría feliz.

Finalmente salí del baño y entré en la sala de estar. Poché estaba sentada en el sofá con su portátil delante de ella. Había trabajado todo el día, pero todavía estaba poniéndose al día con todo lo que se había perdido. No tenía a nadie que cubriera sus asuntos como lo hizo Juliana por mí. Estaba solo con su camisa y descalza, pareciendo la mujer más sexy del
mundo en mi sala de estar. Una cerveza fría reposaba sobre la mesa, y el juego estaba en la televisión.

Después de pasar dos semanas juntas, tenía sentido que ya estuviéramos hartas la una de la otra, pero desde luego no lo estábamos.

Caminé lentamente detrás del sofá, sin saber cómo quería darle la buena noticia. Se volvió hacia mí cuando se dio cuenta de que yo estaba allí. Debe haber notado la expresión de mi cara porque preguntó.

—¿Qué pasa, guapa?— Me dirigí hacia ella y luego me senté en su regazo. —Tengo buenas noticias.

—¿Qué?

Saqué la prueba que tenía tras mi espalda y la sostuve para que la viera.
Le llevó un segundo entender lo que estaba mirando. Vió fijamente el signo + antes de que su mano extendiera la mano para agarrarlo. Lo miró más fijamente y, de repente, cada línea de su expresión se desvaneció con suavidad. Se sentó más adelante,
agarrándolo con la otra mano como si se fuera a caer de sus dedos. Luego la sonrisa más grande se extendió por su rostro, iluminando sus ojos como el horizonte de Nueva York. Nunca la había visto tan feliz, ni siquiera el día que se casó conmigo.

—No puedo creerlo...

—No tomó mucho tiempo, ¿verdad?

Se rió.

—No, no lo hizo.

Apoyé mi cabeza en su hombro y enganché mi brazo a través del suyo.

—Un pequeño Garzón...

—Nuestro pequeño Garzón.

—Me pregunto si va a ser un niño o una niña.

—No me importa.