Borrador

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¡Hola gente bonita del fandom!

Como anteriormente he comunicado, tengo toda la intencion de reescribir esta obra, con el fin de darle una mayor cálidad, pues he visto en este último tiempo que se ha agregado a múltiples listas de lectura. 

De igual modo aprovecho para invitarlas a leer el borrador de la nueva fanfic en la que estoy trabajando mientras reescribo esta. 

Prólogo

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Prólogo

Si tuvieras la oportunidad de volver en el tiempo y cambiar las cosas ¿lo harías?

Nunca me había planteado esta pregunta en la vida, por miserable que fuera mi existencia. Ni me lo plantee los primeros minutos tras mi terrible descubrimiento. Porque vamos, ¿en que retorcido mundo pasan cosas como esta?

No sé si sentirme aterrada o asombrada por un evento tan sorprendente. Debo tener 16 nuevamente a juzgar por los braquets y el cabello corto. Ni hablar de las espinillas.

¡Mierda! ¡¿Qué demonios se supone que tengo que hacer para volver a mi precioso cuerpo de treinta y un años?!

Mi grito puberto resonó sin que yo pudiese contenerlo. Me sentía aterrada y ansiosa, incapaz de pensar en otra cosa que no fuera en mi apariencia juvenil.

El miedo me embargaba entre más observaba mi reflejo a través del espejo. No recordaba mucho de esta etapa, solo que fue la que más odie de toda mi vida. Burlas, autorreconocimiento, la búsqueda implacable de mi amor propio, ¿De verdad tendría que volver a vivir toda esa basura?

No no no no no

¡Me rehúso a repetir todas esas experiencias de mierda!

- ¡Con un carajo!

La puerta de mi habitación se abrió con brusquedad, y el rostro alarmado de mi madre y padre se hizo presente casi al instante. Más jóvenes y atractivos, Johana y Marcus recibieron un grito como saludo matutino, antes de ver a su estúpida y alocada hija ir hasta la ventana con toda la intención de saltar.

Tenía que despertar de un modo u otro de esta pesadilla, y mi cerebro de aceituna creyó prudente hacerlo desde el cuatro piso de un edificio residencial. Después de todo, así suelo despertar de los sueños traumáticos.

- ¡Marcus!

Por si esta mañana no se asemejara lo suficiente a una película de bajo presupuesto, mi padre me jaló del talón antes de cometer la peor estupidez de mi vida, provocando que callera sobre mi estomago.

Mi madre gritaba mientras lloraba, y mi padre se limitó a subirse sobre mi espalda intentando contenerme, mientras yo me esforzaba por recuperar el aliento. La falta de oxígeno aumentó mi pánico, y conforme era presa de más sensaciones me percataba de que esto no era un maldito sueño. Yo realmente volvía a tener 16 años. 

Querido Mío- Tokio hotel -Primera parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora