Especial

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-Tom, para de removerte, me estás poniendo nerviosa. -Dije, fulminándole con la mirada. Hoy por fin nos dirían el sexo de nuestro bebé, y Tom estaba tan nervioso que parecía padre primerizo. Pero no le culpo, este niño nos esta dando verdadera batalla.

-Lo siento, es solo que... -La oración de mi esposo se vio interrumpida por la llegada de la doctora, quien con una reluciente sonrisa nos saludó. "¿listos?" fue lo que preguntó una vez se sentó en una silla contigua a la camilla, destapando mi vientre. Tom me cogió de la mano, e inevitablemente comencé a reírme. Se veía tan adorable de esa forma, atento a la pantalla, aun sin que la doctora aplicara el gel en mi vientre. Tenía tantos deseos de envolver mis dedos entre las hebras de su cabello, y acariciarlo hasta lograr tranquilizarlo.

-Bueno, vamos a ver ese pequeño diablillo. -Nunca estuve más de acuerdo con aquel adjetivo, pero de verdad que este niño/niña me estaba dando batalla, aun más durante las noches. -Oh, ahí estás. -Dijo, señalando la pantalla. Mis ojos se abrieron de par en par, e inevitablemente sentí algo cálido alojarse en mi pecho. Mi bebé, mi precioso y dulce bebé, se encontraba ante mis ojos, pequeño e indefenso que la necesidad de protegerle me embargó. Fue un sollozo lo que me sacó de mi ensoñación, y con una gran sonrisa me volví a mi esposo, quien fue incapaz de contener el llanto por la emoción. Había reaccionado de la misma forma cuando nos enteramos de mi primer embarazo años atrás, solo que en aquel entonces solo éramos un par de jóvenes jugando a la casita en un pequeño departamento. - ¿Quieren saber el sexo? -Interrogó la doctora, sonriendo de oreja a oreja. Ambos asentimos con la cabeza, volviendo nuestros ojos al monitor, en donde podíamos ver a nuestro pequeño -o pequeña-. -Señores Kaulitz, me complace informarles que es una saludable niña. -Mi respiración se acortó de golpe, y me sentí mareada al instante. Una niña, una preciosa y perfecta niña que había llegado a... -Aguarden un segundo. -Dijo la doctora, frunciendo el ceño y enfocando toda su atención al monitor. - ¿Cómo pudo...? -Ambos la miramos, sin ocultar nuestra preocupación.

- ¿Sucede algo malo con nuestra pequeña, doctora? -Interrogó Tom, cogiéndome de la mano en señal de apoyo. Ambos nos miramos, y el terror en nuestras caras era sumamente notorio. Nuevamente nos volvimos a la doctora, quien nuevamente había retomado su sonrisa.

- ¿Quieren saber el sexo del otro? -Mis ojos se abrieron desmesuradamente, e inevitablemente mi boca formó una gran O.

- ¿Otro? -Fue Tom quien rompió el silencio, sonando mas que emocionado.

-Si, gestación gemelar. -Rápidamente me volví a Tom, más que aterrada. Sin embargo, fue su mirada, y sus continuas caricias, lo que me hicieron relajar los hombros.

Gestación gemelar.

Repetía en mi cabeza una y otra vez, procesando las palabras.

- ¿Qué es Doctora? -Interrogó Tom, con una enorme y radiante sonrisa en los labios, besando en repetidas ocasiones el dorso de mi mano. Yo seguía perdida en mis pensamientos.

-Es otra niña...

Las lagrimas no tardaron en hacer acto de presencia, a lo que me volví rápidamente en dirección al monitor, en donde claramente podían distinguirse. Tom, al igual que yo, estaba llorando silenciosamente, siendo presa de los sentimientos. Íbamos a ser padres otra vez, padres de dos gemelas...

-Mira mi amor, ahí están nuestras niñas. -Dijo Tom, besándome en los labios sin dejar de reír. Una lenta sonrisa se fue formando en mis labios, y aprovechándome de la situación le besé con más pasión, para luego apartarnos y seguir viendo a nuestras hermosas niñas.

-Ven mi amor. -Con una sonrisa en mis labios, y con la ayuda de mi esposo, baje del auto. Tom se estaba portando de forma encantadora conmigo, e incluso hacia mohín durante las mañanas antes de irse a trabajar. Pareciera que le gustaba estar pegado a mi como un chicle. Eso, lejos de molestarme, me encantaba aun más. - ¿Necesitas algo?, ¿Quieres helado?

-No mi amor, muchas gracias por acompañarme. -Le dije, deteniéndome frente a la puerta. Tom me miraba de forma extraña, con un resplandeciente brillo. Mi esposo, el hombre al que tanto amaba, se encontraba ahí, justo de la misma forma que la primera vez que cruzamos miradas, forjando esa extraña conexión. Inevitablemente llevé mi mano hasta su mejilla, acariciándola con suavidad. Tom cerró los ojos, dejando un beso en la palma de mi mano, beso que encendió en mi toda aquella pasión contenida. Lo deseaba y necesitaba, y el solo pensar en todas las horas que tendría que esperar para tenerlo, no me hacía gracia.

-Te amo mi amor. Cada día contigo es una maravilla, y no sabes lo mucho que ansío volver a casa una vez subo a ese auto. -Sonreí, besando aquellos dulces labios.

-Te amo tanto Tom. -Dicho esto me cogió de las caderas, apegándome a su cuerpo. Aun estaba pasada de peso, pero eso no parecía importarle a mi esposo. Él me amaba justo como yo era, y yo le amaba pese a todo el tormento vivido en los últimos meses. No importaba cuán difícil podría ser la situación en nuestro matrimonio. Ambos nos amábamos, ambos éramos felices, y así seguiríamos por nuestra corta eternidad.

Fin 

Capitulo dedicado a Fransheska, mi fiel lectora y mejor amiga de otro país. XD

Querido Mío- Tokio hotel -Primera parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora