Cap. 15 Dudas

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  Querido mío
El día era nublado, y el único que gozaba del clima era Steve, mientras formaba bolas de nieve que recogía del asfalto. Desde el interior de la casa le vigilaba, mientras preparaba la cena de esta noche. Hoy, Tom y yo hablaríamos seriamente con respecto a nuestra relación, y ello me carcomía de nervios. Tenía una vaga idea de lo que probablemente hablaríamos, pues la noche anterior se mostró enfadado tras hablar sobre su infidelidad.
Nuevamente, Tom se había marchado de la habitación, pero no por decisión propia. Yo lo había echado de la habitación, en un arranque de ira al escuchar su absurda respuesta. Supongo que continuaba enfadado, pues no me había dirigido la palabra durante la mañana, y mucho menos había cogido el traje que prepare para él, vistiendo unos jeans nuevos, una camisa de vestir, y, un suéter verde de lana; algo totalmente informal para la oficina.
La imagen de Tom con otra mujer no dejaba de atormentarme, y la siempre idea de que él acudiera a ella, me llenaba de rabia. Los celos me estaban matando, y por más que trataba de controlarlos o suprimirlos, me resultaba imposible el lograrlo. Era incapaz de creer nuevamente en Tom, por lo que me sentía sola y frustrada.
-Ya te dije Lana, pero eres tan terca. -Luisa no dejaba de reñirme por teléfono, pues se me había salido comentarle el que continuaba en casa de Tom.
-No lo entiendes Luisa. Las cosas no son así, y sabes que Tom podría proceder legalmente si me marcho de momento a otro. Buscaría a Steve como loco, y al final yo sería la afectada. –"Además, continuo estúpidamente enamorada de mi esposo" evite agregar. -No deseo que las cosas entre nosotros terminen de una forma tan dramática. Quiero que todo lo llevemos de la forma más civilizada posible.
-No es civilizado si él continua con aquella zorra, importándole un carajo el estar casado. Es cuestión de principios Lana, y él fue el primero en fallarte.
-No lo entiendes. -Me lleve una mano en la frente, esforzándome para no quebrar en llanto. -Yo no deseo fallarle de la misma manera.
-No lo estas engañando, por lo que no le estarías pagando con la misma moneda. Lana, solo te estoy pidiendo que seas razonable, que tomes tus cosas, y que te largues cuanto antes de esa casa. Mientras más tiempo pases repasando la situación, más difícil te resultara la separación.
-Yo...
-Pongamos las cartas sobre la mesa, Lana Smith. ¿Aun amas a Tom?, no te atrevas a mentirme, que no soy ninguna clase de estúpida, y te conozco perfectamente.
-No es eso.
-No seas mentirosa. Puedes mentirle a Tom, a tu madre y padre, e incluso a tu hijo... pero no a mí, que llevo toda una vida conociéndote. Se perfectamente que la razón por la que continuas en ese lugar es por aquel maldito bastardo. No hay otra respuesta, y no te atrevas a salirme con la patética excusa de que lo haces por Steve, porque no soy ninguna idiota.
-Tú no sabes nada sobre mí. -Trate de negarlo, pero a mí también me resultaba imposible el creer que existía otra razón para no dejarle.
¡Maldita sea, aun lo amo como una idiota e ilusa!
-No llores Lana. Ya no es tiempo de lamentarse, si no de actuar. ¿Qué planeas hacer?, ¿esperar todas las noches a que él llegue, deseosa de no encontrar una mancha de labial, o, el perfume impregnado en su camisa?
"No seas estúpida Lana, que ese imbécil no ha dejado a aquella mujer. Solo les miente a ambas; a ti para que no apartes a Steve, y, a ella para que no lo deje. Son unos mentirosos, que hacen miles de promesas.
-No...
-Te engatusan con dulces palabras, para que estúpidamente vuelvas a caer en sus redes. Son unos malditos mentirosos.
-No es verdad, Tom no es así.
- ¡Maldita sea! ¡Deja de ser tan ilusa una maldita vez en la vida!
- ¡Cállate, que Tom no es él! -Me deje caer el sofá, haciendo un ovillo, tratando de controlar mi ansiedad para no sufrir un ataque.
-Sí, tienes razón Lana... Tom no es Harry. -Escuche un suspiro pesado del otro lado.
Harry era el ex esposo de Luisa. La causa por la que ella y sus padres se alejaron definitivamente, y por quien se mudó a Texas, con falsas expectativas de vida. El tipo le había prometido una vida de encanto, donde ella sería la única ante sus ojos. Todo tan hermoso durante el cortejo, con tiernos gestos que cautivaron el corazón de Luisa. Locamente enamorada, la muchacha de 18 años se marchó con aquel villano de 32 años de edad, con un sueño, con una perspectiva.
El primer año fue un tormento para mi prima. Resulto que el bastardo era un alcohólico, sin visión del futuro. Luisa soporto todo tipo de maltratos, tanto físico, económico y psicológico. Al infeliz no le basto el humillarla con crueles palabras, si no que la golpeaba brutalmente cada que desacataba una orden.
Nunca olvidare la primera vez que la visite. La imagen alegre de aquella muchacha de 18 años, era fantasiosa a lado de la mujer frente a mí. Sus preciosos vestidos de seda, habían sido remplazados por harapos desgastados. Sus zapatillas, aquellas que su padre le obsequio tras su decimoctavo cumpleaños, remplazados por unos tenis viejos y con aberturas. Su cabello dorado, maltratado y opaco. Luisa era una mujer esbelta, con una figura envidiable... pero aquella mujer no era más que piel pegada a los huesos.
Recordar los hematomas en su cuerpo, no me resulto algo tan agradable. Tenía deseos de matar al infeliz, por todo aquel daño que le había causado a mi prima.
Transcurrieron un par de años, y nuevamente le visite. Estaba en espera de su primer bebé, por lo que le pedí a Tom que me acompañara. Apenas llevábamos un año juntos, pero a Tom no le molesto ser mi acompañante.
A Luisa le agrado Tom, en especial por su educación y cortesía. Tom, sin conocerla, cumplió todos sus caprichos durante las dos semanas que pasamos en Texas, visitándola diariamente, comprándole cada antojo. Justo cuando estábamos por partir, mientras Luisa nos contaba sobre los parajes más visitados de Texas, llego Harry, totalmente ebrio. El bastardo no podía mantenerse de pie. Apenas cruzo el vestíbulo, ordeno a Luisa una cerveza. Ella hizo caso omiso, mirando al piso cabizbaja. Esperaba la llegada de su marido el viernes por la tarde.
Tom empuño sus manos en cuanto escucho el sin fin de insultos que profería Harry, pues Luisa le respondió "no". Pude ver en su semblante el terror que le provocaba su esposo, y fue un alivio que Tom se encontrara con nosotras. Francamente, no sé qué hubiera pasado con Luisa de estar sola.
Cuando se adentró a la cocina, lo primero y único que vio fue a Tom, antes de llamarla "maldita zorra", y golpearla brutalmente en la mejilla. Solo eso basto para que Tom se lanzara contra él, quitando su pesado cuerpo del de Luisa.
Luisa sollozaba, tratando de quitar a Tom de Harry. "¡Basta Tom!" le gritaba Luisa, mientras que mi novio se encargaba de desfigurarle el rostro a puño limpio "¡Te meterás en problemas Tom! ¡No sabes la clase de animal que es!". Harry apenas si lograba mantener uno de sus ojos abierto, pues mi novio le había dejado hinchado el otro. "¡Puede hacerles daño a ti y a Lana! Te suplico que le dejes Tom, que no vale la pena"
Aquella tarde, Luisa tomo sus pertenencias y abandono a Harry. Mi madre le ofreció quedarse en casa durante un tiempo, muy a pesar de estar en desacuerdo en que ella abandonara a su esposo. A ella no le importaban los hematomas en el cuerpo de Luisa. El matrimonio, para mi madre, era algo sagrado. Aquel que llegaba a romper aquel acuerdo, era mal visto por ella y por mi tía.
Pasaron un par de semanas, antes de que Luisa abortara abruptamente.
-Lo... lo lamento. -Dije después de reflexionar. Escuche un suspiro como respuesta, y aquello me hizo sentir una desgraciada. Si comparábamos la situación, Luisa había sufrido mucho más que yo.
-Sé que Tom no es esa clase de hombre... y que no se atrevería a ponerte una sola mano encima. -Se detuvo un memento, como si repasara mentalmente sus palabras. -Solo no quiero que las cosas entre ustedes se vuelvan infernales. Tom jamás se perdonaría si llegara a ponerte un dedo encima ante una discusión, y estoy segura que tú tampoco lo deseas.
-Discúlpame Luisa.
-No Lana, no importa. Harry es tema de pasado, y espero que entre tú y Tom no se pierda el respeto. Tarde años en superar lo de Harry y el aborto, que ahora me parece haber tenido dos vidas de infierno. No permitas que el dolor se convierta en tu fiel compañero; y una noche de pasión, en tu salvación.
-Lo amo.
-Lo se Lana, se cuánto le amas... pero no tiene caso el retenerlo, cuando él está ansioso por su libertad. De momento se siente obligado a permanecer contigo por el bebé, pero entiende que no lo hace por ti. Él quiere complacerte, no dejarte sola durante este momento... ofrécele la libertad, y plantéasela lo antes posible.
- ¿Dónde sacare la fuerza necesaria para ello? -A este punto, me resultaba imposible el controlar el llanto. ¿En qué momento nuestra relación se acabó?, eso le plantearía esta tarde.
-En ti, en tu fuerza, y, en tu amor propio.
"Por qué me enamore de ella"
Había sido esa su respuesta.  

Querido Mío- Tokio hotel -Primera parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora