Ruptura

591 39 0
                                    

Pasé años en terapia lidiando con las heridad que mi madre me provocó con su abandono, y tras la confesion de Tom en la cocina dichas heridas volvieron a abrirse. 

Como animal herido me dediqué lamer mis laceraciones emocionales, llorando en silencio mientras trataba de comprender que había pasado entre nosotros. 

Sé que no soy una esposa modelo, tengo depresion diagnosticada, y he estado trabajando con ella desde que George me instó a ir con un psicólogo. Cuando este me envió directamente con el psiquiatra, supe que mi vida no sería tan sencilla como esperaba. 

Con recaídas a lo largo de mi matrimonio, ¿no es normal que Tom se haya cansado de mí? 

Tom sabe que voy al psicólogo una vez cada dos semanas, pero nunca le mencioné nada sobre mi transtorno depresivo. Una parte de mi nunca se sintió comoda presentando mis deficiencias. 

Según mi psiquiatra, esta falta de confianza a mi esposo se debe a que tiendo a idealizarlo demasiado. 

No queria que mis defectos lo hicieran verme indeseable. 

Tonta. 

Trate de sobrellevar mi depresión en secreto, por lo que siempre mantuve esa mascara de fortaleza inquebrantable. 

Siempre fuerte, siempre dispuesta, siempre perfecta y entregada.

Más y más inseguridades me asaltaron conforme enumeraba mis defectos. a diferencia de mi esposo yo no era lo suficientemente bonita, ni tenía el mejor fisico tras el embarazo. Era regordeta, y mi rostro se había hinchado.

¿No es normal que se fije en otra? 

Soy un desastre fisico y emocional. 

Mientras lloro trato de buscar en mis recuerdos el momento preciso en el que Tom cambió. 

Podría no parecerlo, pero yo nunca dejé de prestarle atención a Tom. Para mí el seguia siendo mi estrella brillante, el objeto de mi atención en los días más sombrios. 

Entonces, ¿cuando pasó esto? 

Llevaba tiempo evitandome, más precisamente después de que mi bebé muriera durante el parto dos años atrás. Le di espacio aun cuando lo necesitaba cerca. Mi bebé había muerto, pero yo no era la unica que sufría. Tom estaba tan ilusionado como yo, él había comprado una casa más grande para nosotros, había decorado con sus propias manos la habitacion, y había elegido cada conjunto de ropa para su princesa. 

Fue un momento sumamente doloroso para ambos, pero yo debía mantenerme tranquila, aun cuando mi depresión me azotó y me asaltaron los pensamientos intrusivos con más fuerza. Era tan inutil, que nisiquiera pude mantener con vida a mi bebé. 

Quise suicidarme, pero Steve entró justo antes de que entrara a la bañera, pidiendome leerle un cuento antes de dormir. Al ver el rostro inocente de mi niño me derrumbe. Lloré como nunca, y mi precioso hijo me consoló, ignorando las navajas que su madre había preparado. 

Nunca le hablé de esto a Tom, y me excusé con mi hijo diciendole que me dolía la tripita para evitar más preguntas. Tiré las navajas y llamé a mi psiquiatra, quien me calmó me instó a tomar terapia dos veces por semana. 

Entonces estaba demasiado concentrada en mi misma como para notar como Tom se desmoronaba, como para darme cuenta de que cada día bebía mas, o que comenzaba a ausentarse en casa con mayor frecuencia, argumentando que estaba con su hermano Bill ya que no soportaba pasar frente a la habitación de nuestra bebé fallecida. 

Lo entendí, lo dejé sobrellevar su duelo a su modo, mientras yo hacía lo propio. 

Meses despues lo insté a ir al psicólogo, a tomar terapia de parejas al ver su distanciamiento, pero él lo rechazó. Poco a poco se sobrepuso, y yo seguí actuando como siempre, siendo la misma esposa dedicada de 24/7. 

Seguí planchando sus camisas cada mañana, seguí preparando sus cenas favoritas, seguí  comprando sus bocadillos favoritos para llenar su auto de estos, y seguí acudiendo a las reuniones de su familia, aun cuando sabía que sus padres pensaban que era muy poca cosa para Tom.

Siempre perfecta, siempre estoica. Siempre fuerte e inquebrantable. 

Traté de calmarme. Necesitaba borrar todo rastro de llanto antes de ir por mi hijo al colegio. No podía derrumbarme ante él como mi padre lo había hecho cuando mi mamá nos abandonó. Yo tenía que ser fuerte por él. Despues de todo, no había nada que arreglar con mi matrimonio. 

Una vez más, había fracasado.

Las piezas del rompecabezas lentamente comenzaron a unirse una con otra. Sus ausencias, sus excusas, su falta de libido, y su creciente desinteres por mi persona. 

Cada día se hacía más y más grande esa brecha entre nosotros. Ya no me abrazaba ni besaba al llegar, ya no me sacaba a bailar los viernes, ni me llevaba a cenar los domingos. Ya no me tocaba, ya no quería acostarse conmigo, y la ultima vez que lo hicimos me dió la espalda en cuanto se quitó el condón y lo tiró a la papelera. 

¿Como pude ser tan ciega?





(Hola de nuevo, soy yo. El objetivo de reescribir esta historia es para mejorarla y darle una mayor profundidad a los personajes. Nada es blanco ni negro, tambien hay grises. Disfruten de los cambios, es mi deseo hacerla mas intensa y dolorosa que antes, eventualmente lo van a descubrir. Buenas noches, tengan un excelente fin de semana)




Querido Mío- Tokio hotel -Primera parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora