Cap. 12 Mi primer amor

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  Mi amor.
Cuando se es un hombre de 32 años, soltero y sin interés alguno por contraer matrimonio, la soledad juega un papel importante. Aprender a lidiar con ello, asistiendo a las citas a ciegas organizadas por amigos y familiares, para finalmente comportarme como un cínico arrogante, con la finalidad de que tu cita no tenga deseos de volver a verte, resulta un tanto frustrante y agotador. Fue, gracias a ello, que termine mudándome a Nueva York, con la esperanza de que mi madre abandonara la idea de emparejarme con las hijas de sus amigas.
Al final, me resulto un tanto contraproducente. Mi hermano menor, David Listing, había tenido la brillante idea de estudiar medicina en una escuela de Nueva York, por lo que mi madre me había proclamado niñera y guardaespaldas de él. Si bien, la ayuda monetaria de mis padres no bastaban para los caprichos de mi hermano, entre ellos su refinado paladar, volviendo a mi hermano un poco oportunista.
Me estacione frente al hospital en el que mi hermano realizaba sus practicas, visualizándolo a lo lejos, charlando con un grupo de hermosas chicas... sus compañeras de clase, supongo yo.
Mi tiempo era valioso, y no podía desperdiciarlo, en espera de mi caprichoso hermano, por lo que termine presionando el claxon, llamando la atención de las jóvenes y de David.
Levantando la mano al aire, me saludo efusivo. La mirada de las chicas se dirigieron a mi vehículo, y pude visualizar sus sonrisas coquetas.
David se despidió de las chicas, para momentos después, recibir pequeños papelitos. Sus números telefónicos seguramente.
-¡Hermano!
-Baja los pies del tablero.
Sin hacer caso a mi orden, emprendí marcha a la oficina, pues tenia un par de asuntos pendientes con respecto a la publicación de un nuevo libro.
-Detente. -De reojo mire a mi hermano, mientras que éste mantenía la mirada fija en el parque frente al hospital. Me frene como el lo pidió, mirando a la misma dirección que él.
Una mujer rellenita, de cabello castaño y ondulado, rostro semi ovalado, y sonrisa arrebatadora. Era encantadora y hermosa, muy a pesar de ser una mujer con un ligero sobre peso.
Ese rostro.
-Dame un minuto. -Me dijo David, saliendo del vehículo sin que yo le llegara a interrogar por la mujer que él miraba.
La chica se detuvo, enmarcando otra deslumbrante sonrisa, en cuanto David la llamo. La forma en que mi hermano la miraba, denotaba mayor interés que el que expreso con las anteriores muchachas. Sin embargo, aquel comportamiento no me sorprendió. La mujer era preciosa, sensual y elegante. Una verdadera joya.
Ese rostro.
Algo dentro de mi se removía con insistencia, lo que me extrañaba.
Su mirada, su rostro... sus labios. De algún modo, el rostro de aquella mujer me resultaba familiar.
"Georg, no seas tonto"
El comportamiento de mi hermano denotaba interés. Aquella chica le gustaba, y sus sonrojos solo servían para delatarse.
"Es normal que las personas tengan rostros comunes"
Mi hermano se acerco mas a ella, acariciando su brazo amistosamente. Ella nuevamente le regalo una radiante sonrisa.
¡Maldición!
No tenía que repasar mentalmente su rostro. Aquella mirada repleta de ternura, capaz de derretirte el corazón. Su sonrisa arrebatadora, con un mágico poder, que al aparecer te roba el aliento. Bastaba con mirarla para tenerla en tu mente para siempre, atormentado los pensamientos de aquellos que han caído en sus encantamientos.
"No puede ser la misma"
¿Cuanta posibilidad existe en que tu amor de adolescencia, vuelva a aparecer después de casi 14 años de no verla?
David se despidió de ella, besando su mejilla tiernamente. La muchacha sonrió en respuesta, antes de gritarle, provocando el que mi hermano riera burlón.
En cuanto mi hermano se adentro, la muchacha continuo su camino, antes mirando a nuestra dirección, con aquella misma sonrisa radiante.
-¿Quien era ella?
-Vamos Georg, no me digas que no la reconoces. Basto con que yo la mirara una sola vez para reconocerla. -Le mire incrédulo, encontrando una sonrisa burlona como respuesta. -¿Te suena el nombre Lana Smith?
No.
-Deja te refresco la memoria, que puede no la recuerdes. -David saco su teléfono celular, rebuscando en su galería. Yo me encontraba tan absorto en mis pensamientos, que en cuanto mi hermano me mostró aquella vieja fotografía, tarde un poco en reaccionar. Y si, en efecto, era la misma muchacha que vivía en la casa de junto. Su sonrisa y mirada eran las mismas, solo que mas joven, y con un corte diferente, llevando su cabello por los hombros.
-¿La recuerdas?, Lana, nuestra antigua vecina, nuestro amor platónico, tu tutora de matemáticas y mi niñera a tiempo parcial, ¿la recuerdas?
Me quede absorto en la fotografía, retrocediendo en el tiempo, siendo presa de los recuerdos... Lana, mi primer y gran amor, aquí en Nueva York, como una mujer madura y muy hermosa. ¡Aquí, maldita sea!
-Tierra llamando a Georg. -David comenzó a agitar las manos frente a mi rostro, tratando de llamar mi atención. Sin embargo, en lo único que podía pensar, era en aquella mujer que me arrebato el corazón años atrás, y la principal causa de mis fracasos amorosos.
-¿No la recuerdas?
-¿Lana?
-Si, eso he dicho. Vaya que ambos son distraídos. Ella tampoco me ha reconocido en cuanto nos topamos el otro día. No la culpo, me he vuelto mas sensual que antes, y he bajado bastante de peso... Pero ella no ha cambiado tanto. Solo es mas hermosa que antes.
-Increíble.
-Vaya suertudo es el hombre que se caso con ella. Una mujer como ella, difícilmente se encuentra. Que pena, me había prometido buscarla al ser mayor.
-¿Está casada? -Interrogue, mirando a mi hermano con desdén. Él asintió con la cabeza, con una mueca en los labios.
-Sip. Ella está casada, con un completo idiota. -Se cruzo de brazos, agachando el rostro.
-¿Por que lo dices?
-Por la forma en que la trato el otro día. Ese hijo de puta la jaloneo del brazo hasta sacarla de la cafetería, sin permitirle decir una sola palabra.
Mis manos se empuñaron automáticamente, solo de imaginar aquella escena.
Mi Lana, casada con alguien mas.

Tras aquella breve charla, emprendí marcha a la oficina, sin que aquella hermosa castaña saliera de mis pensamientos. Habían transcurrido 14 años desde la ultima vez que la vi, y el impacto había tenido la misma fuerza. Lana era como un huracán, capaz de destrozar años de esfuerzo para olvidarla, en cuestión de segundos.
Miraba la majestuosa ciudad de Nueva York, desde aquel enorme ventanal de mi oficina. A ésta altura, era imposible percibir sonido alguno de los automóviles que transitaban por la avenida.
En mi escritorio tenia múltiples porta retratos, recuerdos de mi juventud... entre ellos, la castaña que durante años había mantenido bajo cerrojo. Aquella fotografía provoco cientos de problemas con mi ex esposa.
Durante años me había propuesto tirarla a la basura, con intención de dejarla en el pasado y continuar mi camino... al final doblegaba, volviendo a guardarla dentro de mi cajón de escritorio, como un hermoso recuerdo de mi juventud. Ahora, después de 14 años, siendo un hombre apasionado de 32 años, me resultaba imposible el volver a superarla.
Tal vez, jamas lo hice, y mi reacción al fortuito encuentro, demostraban los echos.
-Lana...-Susurre, introduciendo ambas manos dentro de mis bolsillos.
Todo me resultaba confuso, y a la vez nuevo. Hace años no me sentía como un adolescente con problemas hormonales; y, justo ahora, me sentía como tal.

Si, si, si, es muy corto. ¡No se quejen, que no tengo Word en esta computadora!
Soy una inútil para las computadoras.
En fin...
La verdad me moría de ganas por escribir este capitulo. Es la segunda novela en la que uso a Georg como segundo protagonista... ¡Éste hombre tiene la culpa por ser tan hermoso y sensual!
Bueno... ¡Pregunta!
¿Alguna de ustedes ha escrito o tratado de escribir alguna fic?
La verdad, yo estaba muy nerviosa cuando publicamos Mi mundo detrás de la pared. Estaba muy nerviosa, pues no tenia experiencia, y mi ortografía era de primaria... ¡Y no se diga mi redacción!
¡Que horror!
El punto es que me moría de los nervios... pero me resulto toda una sorpresa el ver que ya tenia un par de lectoras la primera vez que publique.
En fin, espero que os gustara tanto como a mi. Ya saben, comenten que tal les pareció la novela, y si es gustaría que Georg volviera a narrar otro capitulo.  

Querido Mío- Tokio hotel -Primera parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora