El Calor de un Toque

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Ya había pasado una semana desde el incidente de las canastas. Cosa que tranquilizaba mucho a Luigi, pues conociendo a su mejor amiga seguro ya se había aburrido de burlarse sobre el asunto.

Ese día lo tenía libre. Aún así, estar encerrado en su habitación nunca le había fascinado, entonces paseaba por los pasillos de Fungwarry en busca de algo que hacer; aunque, siendo sinceros, lo encontrara o no se sentiría satisfecho por al menos haber caminado un poco.

Revisó el reloj del recibidor. Eran las nueve de la mañana. Lo más probable era que Daisy siguiera dormida, así que vagaría sin rumbo hasta recibir un mensaje de su amiga sobre que tenía hambre.

Pensó seriamente en colarse en alguna clase de aliados y ayudar a los maestros con algún ejemplo, pero la voz de Miyamoto lo interrumpió antes de que pudiera decidir siquiera un salón.

–Gracias a Dios que te encuentro– soltó el profesor –Luigi ¿Puedes venir un momento, por favor?

–¿Qué pasa?– se acercó a él.

–Se supone que tu hermano debía estar hace quince minutos para ayudarme con una clase y no tengo idea de donde está.

–¿Quiere que vaya a buscarlo?

–¡Ya no hay tiempo!– lo jaló –Tú también puedes ayudarme de todas maneras– sonrió –Te prometo que te devolveré tu día libre después.

–No tiene que preocuparse por eso ¿En qué clase voy a ayudar?– correspondió la sonrisa.

–Relaciones profesionales. Tú sabes que los nuevos suelen ser algo groseros con los que son catalogados como villanos.

–Y los no tan nuevos también– susurró.

–Como sea, queremos promover el ambiente más sano posible para todos, así que le pedí a tu hermano que me acompañara a la clase para una demostración; pero tú también eres técnicamente un protagonista, así que no veo problema– paró frente al salón.

–¿Estará King Boo?– tragó saliva.

–No, tranquilo– rio –Esto era para tu hermano, así que su villano sería más lógico– abrió la puerta, así revelando a Bowser.

Los ojos de ambos se abrieron al encontrarse. Incluso dejaron escapar un sonrojo por recordar lo de la semana anterior.

–Ahora sí– miró Miyamoto a la clase –Buenos días, chicos, bienvenidos a esta clase especial. Todos son de nuevo ingreso ¿Cierto?

La pregunta alertó a Luigi y se apresuró a buscar a Bowie con la mirada. Sin embargo, grande fue la decepción de no encontrarlo por ningún lado.

–El día de hoy nos acompañan dos grandes de la institución– abrazó a Luigi por los hombros –Seguro conocen a este chico.

El castaño saludó con timidez –Un placer ver tantos rostros nuevos. Soy Luigi.

–Pero que humilde– sacudió el maestro su cabello –Mi villano consentido– miró a Bowser –¿A quién no lo ha intimidado por lo menos una vez? Pero, a pesar de sus diferencias, ellos dos se llevan muy bien ¿Cierto?– los apretó.

–Totalmente– mintió el koopa.

–Casi como hermanos– lo siguió Luigi haciendo un gran esfuerzo por no temblar.

–Les enseñaremos un ejercicio básico para conocer a su villano– dijo Miyamoto –Y Luigi y Bowser nos lo ejemplificarán– los jóvenes se miraron de reojo, los ejercicios de convivencia sana se habían empezado a aplicar hasta hacía apenas dos semestres, por lo que ellos no lo habían hecho antes. No estaban seguros de que tan buen ejemplo podrían dar –Primero se pondrán de frente y cruzaran miradas– empezó a explicar.

Proyecto Bowuigi 👑Fungwarry Tales👑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora