Cuento de Hadas

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El primer día de una nueva relación es, en ocasiones, una experiencia bastante surreal. Luigi se despertó con un corazón acelerado y una extraña sonrisa tímida; sin embargo, apenas tomó algo de conciencia, no pudo evitar que una severa adrenalina recorriera su cuerpo.

Los recuerdos de la noche anterior se sentían tan frescos, pero borrosos a la vez.

El chico podía jurar que aún recordaba el calor de los labios del koopa sobre los suyos. La gentileza de sus manos alrededor de su cuerpo; el brillo y cariño en sus ojos cada que se posaban sobre él.

Esas memorias hacían arder sus mejillas.

Parte de él se sentía como si acabara de vivir el final de un bello cuento de hadas; había luchado y al final consiguió a su príncipe. Pero conocemos a Luigi, sabemos que su mente no puede estar tranquila por más de tres minutos. Sí, existía una parte que se sentía realizada, pero la otra juraba que su impulsividad había abierto una caja de pandora que no estaba seguro si podría cerrarse.

Sacudió su cabeza y fue a darse una ducha. Ni siquiera estaba cien por ciento seguro de que lo que pasó la noche anterior no había sido un sueño.

Estaba tan sumergido en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta de que se había saltado el desayuno. Caminó hacia el salón donde se encontró con Bowser.

Ambos se sonrojaron apenas cruzaron miradas.

–Ey– soltó Luigi mientras agitaba suavemente su mano.

–Hola– respondió el koopa.

Se formó un silencio.

–Y ¿Cómo dormiste anoche?– caminó el castaño a su lugar junto a él.

–Bien ¿Y tú?

–Asombroso.

Otro silencio; de alguna manera lograron que ese fuera más pesado e incómodo que el anterior.

Ambos tomaron una bocanada de aire –¿Lo que pasó ayer fue un sueño?– preguntaron al unísono –¿Uh?– se sonrojaron.

–Entonces ¿Estamos saliendo?– lo miró Luigi.

–¿Ya cambiaste de opinión?– tragó saliva.

–¡No!– se apresuró a responder –Es solo que... Tú sabes, es ¿Raro? No, no me gusta esa palabra. Quiero decir, es raro, pero no porque sea algo malo, si no que... Es raro.

–Sí, te entiendo.

–Pero, me alegra que no haya sido un sueño– posó su mano sobre la de Bowser.

–Opino igual– acarició su mejilla.

–¡LU!– la puerta se abrió, así provocando que se separaran de golpe –Sabía que estarías aquí– habló Daisy –Que estés deprimido no es excusa para que te saltes el desayuno– se acercó a él –Hola, Bowser, tú también deberías comer.

–Tengo mi propia cocina, pero gracias por preocuparte– contestó el koopa.

–¿Cuál es tu excusa?– miró la chica a su amigo.

–Lo siento, estaba emocionado– sonrió.

–Oh ¿Enserio?– arqueó una ceja –¿Me vas a decir que en una noche superaste todo tu duelo por el idiota de Bowie?

–No es un idiota.

–¡Claro que sí! Te dejó como si fueras nada, un juguete del que se aburrió. Te juro que si me lo encuentro en los pasillos deseará nunca haber entrado a Fungwarry.

–Estás siendo demasiado agresiva con mi novio.

–¿Agresiva? Ni siquiera he empezado a... Espera ¿Tu qué?– fue con él. Luigi asintió con una tímida sonrisa –¡NO PUEDE SER! ¿Estás jugando? ¡Con eso no se juega!– lo sacudió –Dios santo ¡FELICIDADES, LU!– lo abrazó mientras daba pequeños saltitos –¿Cuándo lo conozco? ¿Cómo te lo pidió? ¿Te dio flores? ¿En qué momento pasó todo eso?

Proyecto Bowuigi 👑Fungwarry Tales👑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora