Textos

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–Daisy, dame mi celular– ordenó Luigi.

–Ya voy, ya casi acabo– respondió la chica recostada en la cama de su amigo.

–¿Podrías al menos decirme que haces?

–Nada muy importante– lo miró –Ya acabé– se lo dio.

–Gracias– bufó mientras lo revisaba. Sintió como su alma abandonaba su cuerpo al ver sus conversaciones recientes –¿¡Qué hiciste!?– le gritó.

–Nada– rio.

–¡Invitaste a Bowie a salir!

–Oye, si yo no daba el primer paso, tú no lo ibas a hacer. Además, dijiste que te interesaba volver a verlo.

–Y también que no quería que malinterpretara la situación.

–Relájate, Lu. Aún no lo ha visto, puedes borrarlo.

El castaño miró el teléfono con manos temblorosas –No puedo borrarlo ya, luego podría preguntarme qué pasó o algo así– tartamudeó.

–¿Es eso o si quieres salir con él?– le lanzó una mirada burlona.

–Bueno, una comida no suena mal– admitió –¡PERO COMO AMIGOS!– se apresuró a aclarar.

Daisy se lanzó a abrazarlo –Con eso me basta. Mi pequeño Lu ya está aprendiendo a ser más valiente– lo apretó –Me siento tan orgullosa– fingió limpiarse una lágrima.

–Deja de exagerar– se separó con una risa –Ve a cambiarte, tenemos clase de deportes.

–Parece que no me conoces mi amigo– empezó a desvestirse.

–Daisy, ya hablamos de esto antes– dijo Luigi mientras desviaba la mirada.

–No hay nada que no hayas visto ya en las pruebas de vestuario– se quitó la falda, revelando que tenía los shorts del uniforme deportivo ya puestos desde la mañana. Fue el mismo caso con la camisa, al tratarse de una prenda ajustada al cuerpo, no le estorbaba al tener la de botones y el saco formal encima. Guardó todo en una mochila y sacó una falda blanca para poner encima del short –Estoy lista– modeló.

El chico giró los ojos y fue a abrirle la puerta. Como era costumbre, ambos caminaron juntos a su salón; siendo en esta ocasión la cámara de simulación número tres. El número de estas destacaban la importancia de la franquicia; Mario solo era vencido por Pokemón y Minecraft.

Al entrar, eran los únicos que faltaban para poder empezar. Les quedaba claro que esa clase sería para el próximo juego de deportes.

Del lado izquierdo podían ver a los toads aprendiendo nuevas porras para apoyar a los diferentes personajes jugables. Frente a ellos estaban los koopalings, menos Wendy, peleando por una pelota de basketball.

Se encontraron con sus amigos en la cancha de tenis.

–¡Al fin!– soltó Mario –¿Qué les tomó tanto tiempo?

–Perdón, nos entretuvimos platicando– dijo Luigi.

–No se preocupen, nosotros también estábamos en nuestros propios asuntos ¿No es así, Mario?– rio Peach mientras acariciaba la barbilla de su novio.

El mayor la tomó por la cintura y le dio un rápido beso.

–Giu– escupió Daisy –¿Vamos a jugar o no?

–No seas impaciente– apareció Miyamoto con una sonrisa –¿Ya tienen equipos?

–¿No es obvio?– sonrió Mario –Duelo de parejas.

Proyecto Bowuigi 👑Fungwarry Tales👑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora