Rebelde sin causa

Capítulo#18: Nuestro amigo el tatuador.

Nadie se esperó el hecho de que en lugar de matar a Aracne la dejara explicarse, incluyendo a Adaxa, la cual desapareció misteriosamente del lugar.
Con la cabeza hecha un lío debido a las confesiones de Aracne, decidí darle una segunda oportunidad, dejándole en claro que al primer desliz iba a matarla en serio a lo que estuvo totalmente de acuerdo.

Soy la primera en entrar al departamento resoplando con hastío, siendo recibida por una bola de pelos azabache. Sacudo la cabeza con diversión mientras Hera toma impulso y pone ambas patas delanteras en mi abdomen. Le acaricio la cabeza a lo que responde meneando alegremente la cola.

-Ey chica -la saludo y lame mi mano -¿Acaso estos idiotas te dejaron solita? -pregunto con voz de niña pequeña y la perra responde con un ladrido.

Me río mientras que alguien a mi espalda carraspea.

-Estamos aquí -dice Anthony indignado.

-Gracias por aportar algo nuevo a mi lista de cosas que se y me encanta que me recuerden -volteo los ojos.

-Pero...

-Anthony ya déjalo -le dice Derek riendo.

Les doy la espalda para subir a mi habitación y sonrío escuchando su conversación.

-Tío, esa chica me odia -susurra con voz dolida.

-Que no te odia, pesado -todos se ríen.

Suspiro nuevamente con Hera siguiéndome emocionada. De pronto me viene una pregunta a la cabeza: ¿Dónde diablos está Adara?.
Vuelvo a bajar las escaleras plantándome delante de los chicos.

-¿Dónde está Adara? -pregunto a nadie en específico cruzándome de brazos.

-Mucho antes de ir en tu "rescate" había salido -explica Enzo.

Frunzo el ceño al instante y tomo mi móvil caminando hasta la cocina en busca de un poco de privacidad. Marco su número y pienso que no va a contestar, pero justo en el último timbre antes de mandarme al buzón ella lo descuelga.

-¿Donde estás? -pregunto directamente.

-No estoy haciendo nada malo -responde con voz nasal.

-Espera un momento...¿Has estado llorando?.

Y de un momento a otro comienza a llorar como si la vida se le fuera en ello. Yo que buscaba algo que darle de comer a Hera me detengo en seco.

-Adara ¿Qué diablos está pasando? -pregunto preocupada.

-Joder, estoy en el puto cementerio -casi suspiro de alivio.

-Oh, lo entiendo -suavizo un poco el tono -¿Visitando a tus padres?.

-No -responde -Bueno también, pero no.

-Vale, me estoy perdiendo un poco.

-Vine a visitar la tumba del padre de mis hijos -mi boca deja escapar un jadeo de sorpresa.

-¿Quieres que valla a hacerte compañía? -lo único que se me ocurre preguntar.

-No, prefiero estar sola. Y no te preocupes volveré más tarde al departamento -me tranquiliza y suspiro.

-Vale.

Cuelga la llamada y me paso una mano por el rostro frustrada, para luego quedarme mirando el techo unos 10 minutos. Acción que es interrumpida por un ladrido que me suena a reclamo.

-Vale, ya te doy la comida -sonrío en busca de algún alimento a lo que Hera parece encantada.

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