Capítulo#5: El aliado misterioso

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¡¿Qué carajos?!
La bala rozo de cerca mi mejilla izquierda. Y sólo entonces me doy cuenta de que esa bala no estaba dirigida a mi. Volteo y veo a uno de los de BYRON inerte en el piso. Claro que después de eso mi cerebro procesa el hecho de que el tiro hubiese hecho eco por todo el lugar.

—Mierda, mierda, y más mierda —maldigo cuando veo la pequeña pantalla de mi antebrazo.

Soldados vienen hacia el lugar de procedencia del ruido del arma.

Apresuradamente paso por el lado de aquel chico misterioso y lo tomo de la mano, tirando de el y haciéndolo correr conmigo.

—¿Qué haces? —pregunta parándose en seco.

—¿Quieres morir? —maldigo para mis adentros.

—Tengo apenas 25 cumplidos, claro que no —responde.

—Pues corre —digo —Agradezco que me hayas salvado hace seis segundos pero vienen a por nosotros —explico mientras le muestro la pantalla y ni siquiera se por qué.

El chico abre los ojos y toma mi mano, todavía extendida.

—Pues vamos —se limita a decir.

Esta vez permite que tire de el. Tomo a la izquierda del túnel en el que nos encontrábamos. Dirigo la vista a mi espalda al igual que el chico, nadie nos sigue. ¡Mierda!. Cuando giro la vista al frente un fuerte impacto me recibe, haciendo que mi cabeza se valla hacia atrás junto con todo mi peso corporal, soltando en el acto al chico y haciéndolo caer conmigo. Me recompongo rápidamente mientras busco mi arma, la cual retiene otro soldado que apareció de la nada y pelea contra el chico. Me pongo en una pose de combate y el hombre es el primero en lanzar el golpe que esquivo mientras lanzó mi puño directo a su mandíbula haciéndolo retroceder, se endereza propinándome una patada en el abdomen que me hace perder el aliento, ve oportunidad y me da un rodillazo en la nariz haciéndola sangrar y a mi irme de espaldas en un golpe sordo. Paro la patada al abdomen con las manos al mismo tiempo que le barro los pies, aprovecho el momento de debilidad y me subo a horcajadas sobre el enterrando directo en su rostro los puñetazos que lo desfiguran y luego dejándome llevar por la adrenalina le parto el cuello con un solo movimiento. Me pongo en pie respirando hondo y girándome hacia el lugar del chico, el cual ya mató con un tiro al soldado.

Que raro —opina mi subconsciente —no utilizaron armas.

Incluso a mí se me hace extraño el que anduviera desarmado un miembro de BYRON y otro pudiendo darle un tiro al chico no lo hiciera, aquí hay algo que no me gusta.

—Se te calló esto —dice el chico extendiendo hacia mí mi arma, la cual tomo decidida a continuar con el escape.

—Tenemos un problema —dice la voz de Adara en el auricular.

Me había olvidado completamente de que lo traía puesto.

—¿Qué problema? —pregunto nerviosa.

—Han puesto una bomba —suelta de repente.

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—¿Donde estás? —pregunta preocupada.

—En el túnel de salida de emergencia —respondo.

—Bien, tienes que salir de ahí ahora mismo —ordena.

—¿Cuánto tiempo tengo? —pregunto dejando salir un largo suspiro.

—Dos minutos a partir de ahora —maldigo —Revisa la salida.

—En camino —respondo.

Emprendo con paso apresurado el camino a la salida de emergencia.
Me paro en seco. ¡¡¡Por todos los sirvientes de Lucifer!!!. Toda esta mierda se está complicando. La puerta de salida está llena de explosivos. Volteo los ojos. Me doy vuelta y observo al chico detrás de mí.

—Tenemos 1 minuto y 39 segundos antes de morir en una explosión —le aviso, no parece sorprendido.

—Ya lo sabía —dice despreocupadamente.

Lo miro atónita.

—¿Cómo que ya lo sabías? —pregunto asesinandolo con la mirada.

—Es demasiado obvio ya que esa luz roja en la pantalla de tu monitor portátil no deja de parpadear —concluye.

Lo reviso. En efecto. La luz roja en la pantalla que indica explosivos no para de parpadear en cada zona del plano del cuartel.

—No tenemos tiempo —digo —Solo sígueme —ordeno.

Camino nerviosa, desandando el camino ya recorrido, con extremo cuidado de que ningún soldado de BYRON esté cerca. Llego a mi destino. Una puerta que parece inofensiva, de madera casi cayéndose. Me adentro en ella y detrás de mí el chico. Del otro lado de la puerta, hay una revestida en acero con un panel para introducir una contraseña.

—¿Qué contraseña Artemisa? —pregunto por el auricular —¿Artemisa? —repito, no hay respuesta —Carajos —maldigo arrancando el aparato de mi oreja con rabia.

Me las tendré que ingeniar yo solita. Pruebo suerte poniendo el número de serie de la pequeña cede de la organización. Nada. Me tenso. Vamos de nuevo.

Momento —reclama mi subconsciente —la antigua contraseña que tú misma impusiste, me recuerda.

Le rezo a Lucifer. Introduzco el número 70703 (mi fecha de nacimiento) y clic, una luz verde aparece en el panel. ¡Si!

La puerta se abre. Nos adentramos en el ascensor detrás de la puerta quedando solo 12 segundos para que explote la bomba. Presiono el botón del ascensor repetidas veces.

Comienza su camino, mientras que en mi mente hago una cuenta atrás.

Llegamos rápido a la superficie. Justo cuando salimos, corremos hacia el bosque. 3, 2 y...1....

¡¡¡BUM!!!













*Bien niñxs, esta es la primera vez que hago una escena relacionada con un combate, espero que os haya gustado.
Pensé en hacer un apartado ( cosa que como ya ven no pasó ) con la idea que quería comentarles y es que... si Rebelde Sin Causa llegara a alguna parte un día, continuar la historia y extenderla para hacer una trilogía. A ver, básicamente en mi cabeza ya tengo las ideas de cómo se va a desarrollar y cómo va a terminar esta parte ( primer libro ), pero siento que el final que tengo pensado no es suficiente y que necesito otra historia para desarrollarlo mejor. Y ya, esta era mi idea ( que no bromeaba cuando dije que se me ocurrió una noche random con un calor del diablo ) dejen en los comentarios su opinión y si quisieran que la Trilogía Rebeldes existiera. Los amo del tamaño del misterio de quién es este nuevo chico...
Con amor, Ley G*

Rebelde sin causaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora