El fuerte y taladrante sonido de un claxon a mi espalda me hace pegar un respingo.
La jaqueca es tanta que me quedo dormida encima de la moto mientras espero a que el semáforo se ponga en verde. Me duele cada músculo del cuerpo como si hubiese hecho flexiones con un camión encima.
Acelero a toda marcha pensando una última vez en lo que voy y tuve que hacer.
Hace algunas horas...
-¿Vas a ir sola? -se alarma Maya.
-¿Acaso enloqueciste? -le secunda Camilo.
-Si pudieran hablar más bajo lo agradecería -me froto las sienes con los dedos índices -Se supone que no debe de enterarse de nada.
-Es que ¿para qué se supone que estamos nosotros en esta organización si no es para este tipo de situaciones? -Aracne toma asiento molesta en una silla lateral de la mesa de reuniones.
-Tengo que ir sola -concluyo -Respeten mi orden y punto.
-¿En cuanto a el...? -pregunta Anthony con la duda plasmada en el rostro.
-En cuánto se despierte hagan lo que acordamos ¿si? -tomo una gran bocanada de aire.
-¿Y en cuanto al otro tema? -cuestiona Derek.
-Decodifica la información del pendrive,pero no me molesten en la misión ¿vale? -asienten no muy convencidos.
-Todo listo -asegura Enzo.
Como si de una película de suspenso se tratara un muy somnoliento y desprolijo Paul empuja la puerta de la sala de reuniones con una sutileza extrema e interrumpe su bostezo cuando todos nos quedamos mirandole fijamente.
Hago un movimiento con la cabeza en dirección a los chicos junto con una mirada muyyyy significativa.
-¿Qué sucede? -pregunta caminando en nuestra dirección.
Me aterro cuando recuerdo los planos y estrategias de la misión encima de la mesa a la cual se dirige Paul.
Los idiotas que tengo a mis costados no reaccionan, así que lo hago yo.
Me adelanto un par de pasos hasta llegar a él y lo jalo del cuello para unir nuestros labios en un beso que pretendía fuera de distracción, y termina siendo totalmente pasional. Me olvido por un momento de la situación cuando pone las manos sobre mi cintura y entonces vuelvo a la realidad separándome unos escasos centímetros.
-Lo siento -susurro antes de darle el golpe en el costado del cuello que lo hace caer en mis brazos inconsciente.
-¿Por qué no me dejaste hacer los honores? -se ofende Enzo.
-Porque le hubieses desfigurado la nariz -le entrego el desmayado a Anthony y me encamino a la puerta -Ya saben que hacer Seven.
Actualidad...
-Todo está listo -el susurro de Max a través del intercomunicador me hace respirar profundo -Dentro de diez minutos puedes proced...
-Oye -lo interrumpo -Ponte a salvo a ti y a tu hijo -se queda en silencio la línea -No quiero enterarme luego que una puerta les hizo el más mínimo rasguño.
-Tranquila Atenea, estaremos bien -me asegura y quito el aparato de mi oreja.
Son solo diez minutos.
Luego de ponerme en contacto con Max y contarle mi plan reunió a todo Byron en el lugar donde me secuestraron y debo decir que no es una organización pequeña como Seven, ya que hay decenas de guardias en las entradas y salidas del lugar.
Todos están aquí menos el malnacido.
Suspiro.
«Todo a su tiempo Atenea»
Con sumo cuidado arrojo desde mi posición un explosivo de mano, el cuál cae en el centro de la concentración de soldados.
Confusos se quedan mirando el aparato hasta que caen la cuenta de lo que es y antes de que logren alertar al resto el explosivo hace lo suyo y libera el gas somnífero que añadió Maya a su composición.
Sonrío satisfecha, colocando la máscara antigas y caminando por encima de los cuerpos dormidos de los soldados.
«¿Pagando con la misma moneda Anderson?»
Llamemosle devolver el golpe.
La mayor concentración de soldados reside en el interior del lugar, habiendo cerca de cien.
Con cuidado y desde un punto estratégico me posiciono con mi McMillan M89. Le disparo a un soldado y en lo que el resto se alarma y busca al culpable me muevo de mi sitio y le doy baja a tres más.
Coloco el detonador de hidrógeno que me acompaña en la pared que tengo enfrente (el cuál solo me da quince minutos) y me volteo hacia el jardín, disparando a dos soldados que vienen hacia mi.
-¡¡ESA PERRA VOLVIÓ!! -exclama uno de ellos haciéndome sonreír y adentrarme al lugar.
Me posiciono en la entrada. En una mano la glock y la otra en la cintura.
-Yo nunca me fui -sonrio para luego arremeter contra el resto de soldados.
Cuando se acaban las municiones doy golpes a diestra y siniestra, mientras me ensartan par de ellos en el rostro y el abdomen.
Unos minutos después estoy sudando como si las piedras también se fueran a extinguir y con la respiración pesada jalo por los pies al último soldado vivo.
-No, por favor -suplica con la cara salpicada de sangre.
-Tienes... -miro el reloj en mi muñeca que se encuentra sincronizado con el detonador en la pared -cincuenta y seis segundos para hablar.
Lo encuello contra la pared y trata de safarse con desespero de mi agarre.
-¿Dónde está J.L? -cuestiono mirando de reojo el tiempo en el reloj.
-No puedo decirte -niega frenético -El me mataría.
-Oh cariño, vas a morir de todos modos -ladeo la cabeza con una falsa expresión de comprensión -Elije -intensifico el agarre -¿Morir rápido o someterte a sus torturas por violar tu promesa hacia la organización?.
Lo piensa unos segundos.
-Prometeme que me matarás rápido -sus ojos son suplicantes así que asiento.
Me da la dirección que memorizo y lo suelto apresurándome hacia la salida.
Diez segundos.
Corro hasta el portón justo cuando la edificación a mis espaldas vuela por los aires con llamaradas de fuego, reduciendo el lugar a escombros y cuerpos desmembrados.
Esta es por Adara, Eris y Artemisa.
«La venganza no es un plato que se sirva frío en lo absoluto, es más bien el ansia ardiente de devolver el golpe y demostrar que puedes hacer el triple de daño. Con el fuego corriendo por mis venas, la adrenalina por mis músculos, el poder por mis huesos y la ira por mi cerebro llego a la conclusión de que esta siempre fue mi lucha y lo seguirá siendo hasta que la última gota de ansia rebelde de poder se extinga».
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Rebelde sin causa
Random¿Un mundo sin crueldad, venganza, resentimientos, odio, sudor y sangre no sería un mundo justo cierto? Porque somos quiénes somos no quienes el mundo quiere que seamos y ese es justo el problema cuando una red de mentiras te adentra en un mundo el c...