Capítulo#36: Secretos, verdades y otras armas mortales.

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----Paul-----

Unos cuantos pasos, una maldición pronunciada con frustración y en voz baja, el sonido de teclas al ser presionadas con violencia a toda velocidad me hacen despertar lentamente.

Abro y cierro los ojos para acostumbrarme a la presencia de la luz que se filtra a través de los agujeros presentes en las paredes de madera. Frunzo el ceño cuando caigo en cuenta de que estoy atado -literalmente -de manos y pies. Hago un repaso mental de cómo llegué aquí y...

«Maldita Atenea»

Con el dolor latente en gran parte del cuello escaneo el lugar en el que me encuentro y un ventanal de cristal -totalmente fuera de lugar teniendo en cuenta el aspecto de la cabaña -me permite presenciar lo que parece ser una acalorada discusión entre Enzo y Maya, los cuales se señalan entre sí.

Los ignoro mientras reanudo mi búsqueda, dándome cuenta de que los pasos que me despertaron pertenecen a Derek, el hacker de Seven. Se encuentra dándome la espalda y solo voltea cuando medio me levanto y dejo caer mi peso con la silla de madera al piso, volviéndola añicos y liberando mis muñecas y tobillos de las cuerdas que me atan.

- ¿Qué demonios crees que haces? -cuestiona un muy irritado Derek.

-Lo que es bastante obvio -me pongo en pie mientras sacudo las astillas de la madera incrustadas en mi ropa.

- ¿Qué sucede? -pregunta Aracne que llega de no sé dónde.

Maya y Enzo se adentran en la habitación.

-Sucede que alguien tiene que pasar un curso intensivo de secuestro -la pelirroja mira significativamente a Enzo.

-Por personas como ustedes ya nadie toma en serio los secuestros -camino hacia la salida con toda la intención de irme.

Enzo se interpone en mi camino. Suspiro.

-De aquí no sales -se cruza de brazos, decidido a no dejarme ir.

- ¿Dónde está Atenea? -frunzo el ceño, preocupado por el ambiente de misterio que se crea de la nada.

-En una misión -explica Maya -Nod pidió que te mantuviéramos al margen para que no estorbes.

«Auch, directo al ego»

- ¡Lo tengo! -exclama Derek, haciendo que Aracne ahogue un gritito de sorpresa.

Nos volteamos en su dirección, sin embargo, Derek no nos mira. Se mantiene quieto mirando fijamente la pantalla de la computadora frente a él. Avanzo en su dirección y cuando llego a su lado me inclino un poco para observar lo mismo que él.

- ¿Qué es eso? -cuestiona Enzo a nuestras espaldas.

-Un software avanzado de hackeo que estuve desarrollando en mis días en la mafia India. -responde con simpleza y un aire de intelectualidad -Da acceso a archivos como este: encriptados hasta la familia, en un tiempo hasta diez veces mayor que en el que lo haría uno desarrollado por un hacker de barrio.

Centro mi atención en los números y letras que pasan a toda velocidad en seis casillas en el centro de la pantalla.

- ¿Por qué se están centrando en esto en vez de ir a ayudar a Atenea? -cuestiono sin dejar de mirar a la pantalla.

-Tres cosas -el tono de idiota se Enzo me hace hervir la sangre -La primera es que Atenea se ayuda solita, la segunda es que nos pidió que hiciéramos esto en su ausencia y tercera -me encara mirándome de arriba abajo -No es asunto tuyo.

Minutos en silencio pasan mientras nos retamos con la mirada. Me preparo para responderle pero soy interrumpido.

-Chicos, Atenea llamó justo ahora y dice que ya localizó a J.L -entra Anthony con la mirada fija en la pantalla de su teléfono, sin reparar en nosotros.

Rebelde sin causaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora