|𝘚𝘦𝘨𝘶𝘯𝘥𝘢 𝘛𝘦𝘮𝘱𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢| de ''Champagne Problems''.
Se que cometí errores, no soy la mejor persona, pero realmente te amo.
Así es, aun te amo.
Los años podrán pasar, pero tu recuerdo sigue aquí, tus risas, tu aroma, tu sonrisa, sigue a...
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Isabella.
El pitido de una máquina hizo que me despertara muy asustada, la luz blanca y el techo color celeste, que se supone generaba paz, a mí en ese momento no me lo generaba.
Me levanté un poco, pero alguien me dijo que no lo hiciera.
-Debes mantener reposo -habló una voz masculina. Pero sutil.
-Necesito regresar a mi departamento -lo solté en un susurro.
-Eso no será posible señorita Connors -habló una mujer - Soy la doctora Melissa Brown y traje aquí los resultados de los exámenes que le realizamos.
Y mi cuerpo se tensó demasiado.
- ¿Qué me sucedió? -casi susurré.
-Te desmayaste en clases -dijo él.
-El señor Kang la trajo directo hacia acá -volteó a verlo y yo ya lo estaba mirando.
Suspiré.
-Creo que debería retirarme -habló mi compañero de clase y yo tomé su mano, no quería quedarme sola.
- ¿Podrías quedarte? Por favor -musité. Él asintió.
- ¿Ahora si puedo decirle los resultados? -habló la doctora.
Yo asentí.
-Los valores de su hemoglobina están por debajo de lo normal, eso significa que tiene anemia, y hay que controlarla de inmediato. Ninguna infección, prueba de embarazo negativa, glucosa está un poco bajo, así que le voy a pedir que empiece a alimentarse bien. Voy a tomar sus signos vitales, estatura y peso para saber su índice de masa corporal.
Me preocupaba mi estado anímico, pero al menos sé que no estaba embarazada y que muy probablemente mi alteración hormonal sea algo normal, como suele sucederme.
-Vendré más tarde en cuanto el suero que se le colocó se terminé, así que descanse señorita.
Agradecí y la doctora Brown se marchó.
-Discúlpame... no recuerdo bien tu nombre -hablé y él se apresuró a contestar.
-Tae-oh... Kang Tae-oh... solo dime Tae -respondió con una sonrisa.
-Yo soy... -el interrumpió.
-Isabella Connors, lo sé -respondió.
-Gracias por traerme y quedarte Tae -hablé.
-No es nada, tampoco iba a dejarte ahí tirada en el salón.
No hablamos mucho, me dejó descansar y cuando el suero se terminó, Tae llamó a la doctora.
Como había dicho, tomaron mis signos vitales, media 1,65 cm, y estaba pesando 48kg.
-Isabella, tu índice de masa corporal está muy bajo, ¿qué es lo que estás comiendo al día?
Debía ser sincera.
-Casi nada al día -hablé con la cabeza agachada.
- Te mandaré suplementos alimenticios y vitamina B12, además te daré una cita con la doctora Jones, para que la visites y hables de todo lo que te esté sucediendo
Estaba por decir algo, pero no me lo permitió.
-Y no quiero un no por respuesta, la cita está agendada y tendrás que ir, créeme... te ayudará.
No dije más, salimos ambos de la pequeña clínica que tenían en el campus.
-De verdad te debo una por haberte quedado conmigo -le dije a Tae.
-Ya te dije Isa, no hay de que ¿Qué te parece si vamos a comer? -dijo de repente.
-No quiero incomodarte más de lo que ya lo he hecho -me excusé, la verdad tenía hambre, pero no quería ir, me sentía apenada.
-Vas a ir a tu departamento y no vas a comer nada -afirmó, y tenía toda la razón.
Así que acepté, bien podía Tae haberme secuestrado, y yo confié en él. Llegamos a un restaurante y había muchas cosas en el menú, pero pedí lo más sencillo, una hamburguesa.
Tom.
Caminé por entre las tumbas hasta llegar a la de Charlotte. Había varias hojas secas sobre su lápida, las quité y me senté a un lado.
Respiré profundamente. Sentía muy fuerte mi latido y el viento soplaba erizándome la piel.
-Te extraño -dije, como si pudiera escucharme.
Mis ojos se humedecieron.
-Perdóname por no haber estado para ti cuando más lo necesitabas -sorbí mi nariz -a veces solo quisiera retroceder el tiempo y repararlo todo... -mis lágrimas escaparon de mis ojos - ¿sabes? Si llegó ese rayo a mi vida, que sacudió mi vida por completo... pero la perdí.
El viento volvió a soplar aún más fuerte. Y no lo sé, sentí como si Charlotte estuviese molesta por haber perdido a Isa.
-Al menos déjame contarte todo -reí con nostalgia -Se llama Isabella, tiene los ojos verdes con destellos azules, labios color rosa, y huele a cerezas y fresas -un par de aves volaron cerca de mí -además tiene un tatuaje en las costillas de un rayo -reí de nuevo y una lágrima se deslizó muy rápido por mi mejilla -tú lo dijiste... de verdad te extraño demasiado -sollocé de nuevo, sé que debía soltarla, pero... no podía hacerlo.
No dije más, me quedé con la espalda apoyada en la lápida, todo en silencio, solo cerré mis ojos, y la sonrisa de mi Charlotte se reproducía en mi cabeza.
Aun me duele su partida, porque no hubo un adiós, ni un hasta pronto. Ni siquiera me gustan las despedidas.
Tomé mi celular, si, Harvey me acompañó a comprar uno, y busqué entre mis contactos el número de Isa, y lo marqué.
El número al que marcó está fuera de servicio...
No he sabido nada de mi gatita, absolutamente nada, solo sé que está en Miami, se supone que ahí era donde debería estar. Y mi mente pensó en esa idea toda loca
¿Y si iba a Miami y la recuperaba?
Pero ¿Qué podía ofrecerle yo? Solo he dejado de beber, no he sanado nada, sigo en el mismo punto en el que me dejó.
Sigo ahí, no he avanzado más que un solo paso.
Así que marqué el número de la persona que necesitaba, la persona con la que necesitaba hablar y arreglar las cosas.
Contestó y quedamos en vernos.
Me levanté del suelo y respiré muy profundamente.
-No puedo dejarte todavía mi niña, no quiero olvidarte... -casi susurré -también te amo hermanita.
Fui directo al restaurante en el que quedamos, ya había llegado y yo me dirigí a donde estaba. No iba a beber, ya no lo haría y ese era mi primer paso.
Isabella.
Fue una cena agradable, después de algún tiempo al fin sentía el estómago lleno. Me sentí muy bien.
