|𝘚𝘦𝘨𝘶𝘯𝘥𝘢 𝘛𝘦𝘮𝘱𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢| de ''Champagne Problems''.
Se que cometí errores, no soy la mejor persona, pero realmente te amo.
Así es, aun te amo.
Los años podrán pasar, pero tu recuerdo sigue aquí, tus risas, tu aroma, tu sonrisa, sigue a...
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Isabella.
Los días pasaban, y yo comencé con los preparativos de la boda, jamás he sido de gustos extravagantes, y Tae tampoco.
Sería una boda muy pequeña, mi familia, la de Tae, un par de sus amigos y mis amigos, Harvey, Mary y Seb. No, Tom no estaría.
Finales de Mayo.
Fui con Ali a ver mi vestido, y lo encontré, de inmediato quedé enamorada, mangas de encaje, corsé del mismo material, falda con caída, perfecto.
Sandalias a juego, bajas para poder descansar.
Los adornos estaban listos, la comida, la recepción, las invitaciones entregadas
Me casaría el quince de junio, cinco días antes del cumpleaños de Tae.
Mi bebé tenía quince semanas, había escuchado ya su corazón, ya tenía formada parte de sus manitos, piecitos, era una sensación inexplicable.
Pero mi pancita no se notaba, nada aún.
Tom.
Caetlyn tenía quince semanas de gestación, sé que Isabella igual. Desde que la vi en el teatro, no la he visto de nuevo, Harvey no ha me ha contado nada.
Solo que ella está bien y feliz, que su bebé está creciendo rápido y que en menos de un mes se casaba.
Mi Isabella se casaba pronto.
- ¿En qué tanto piensas? -habló Caet.
-En nada -dije -ya regreso -hablé y salí de casa.
Conduje por un par de minutos hasta que llegué.
Caminé un tramo hasta llegar y sentarme.
-Isabella se va a casar -hablé
Siempre que venía la brisa estaba presente.
-Charlotte, esto sí que ha sido difícil, toda mi vida lo ha sido -continué.
Cerré mis ojos y la brisa golpeó mi rostro.
No sé por qué sentí eso. No tenía explicación.
-Mi princesa, ya no quiero sentirme culpable.
De nuevo la brisa.
-Lo siento muchísimo, hubiese querido ser un mejor hermano.
Ahí estaba la brisa, delicada.
-Pero ya necesitas descansar -suspiré -eres libre mi princesa.
Los árboles se agitaron de inmediato. Y lo entendí.
Sentí como aquel peso se quitó de mis hombros. Agustina dijo que era momento de hacerlo, ya que hablar de mi hermana ya no me hacía llorar, sabía que no fue mi culpa, hice todo lo que pude por mi hermana.
