¿𝓦𝓱𝔂 𝓭𝓸 𝔂𝓸𝓾 𝓱𝓪𝓽𝓮 𝓶𝓮 𝓼𝓸 𝓶𝓾𝓬𝓱?

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♪♪𝑰'𝒎 𝒕𝒐𝒐 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒖𝒎𝒆𝒅 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝒎𝒚 𝒐𝒘𝒏 𝒍𝒊𝒇𝒆
¿𝒂𝒓𝒆 𝒕𝒐𝒐 𝒚𝒐𝒖𝒏𝒈 𝒇𝒐𝒓 𝒕𝒉𝒊𝒔?
𝒇𝒆𝒆𝒍𝒔 𝒍𝒊𝒌𝒆 𝒊 𝒄𝒂𝒏'𝒕 𝒎𝒐𝒗𝒆♪♪

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Alaska corrió por toda Alexandria ignorando los llamados de Rick y Lizzy.

Se detuvo frente a los muros de Alexandria, le llamó la atención todos los nombres que esta contenía.

—¡Alaska!— dijo Rick llegando a su lado, Lizzy se había devolvió a la fiesta por orden del Grimes— Uff....Nesesito hacer más cardio—

Alaska se giró hacia el, su cabello castaño estaba manchado de un líquido rojo, este mismo le caía por la cara.

—De verdad siento la actitud de mi hijo, no se que le está pasando, pero ten por seguro que la regañare por lo que te hizo....— empezó a decir Rick pero Alaska lo interrumpió.

—No te disculpes, tu no tienes la culpa— dijo la chica sinceramente, pero su expresión neutral y su voz apagada llamaron la atención de Rick.

《¿Que estará pensando?》penso Rick cuando vio cómo Alaska se giró hacia el miro y siguió observando los nombres inscritos en la misma.

—¿Quienes son?— dijo la joven mientras tocaba el nombre de una persona, Pete.

—Son personas de la comunidad que murieron— dijo observando con tristeza todos los nombres.

Alaska no pudo evitar pensar que tal vez ella algún día estaría ahí, con su nombre grabado en el muro, pero ella sabía que no terminaría ahí por culpaba de alguien o algún caminante, ella sabía que sería por otra razón.

Rick noto que la chica se quedó observando fijamente los nombres y luego se miro a ella misma.

Suponiendo lo que la chica debía de estar pensando hablo.

—Oye, tu jamás estarás en esa lista, tu eres fuerte y valiente, ningún caminante podrá contigo— dijo Rick poniendo una mano sobre el hombro de la chica.

Eso solo la hizo se tirase mal, sentía que le fallaría a ellos si llegaba a hacer lo que desde hace mucho intentaba.

Se giró con los ojos cristalinos hacia el hombre.

—¿Y si no me mata un caminante?— dijo con un nudo en la garganta, Rick la miro seriamente.

—Bueno, nadie permitirá que otra persona te lastime—

Alaska negó con la cabeza mientras una pequeña e poco notable lágrima se deslizaba por una de sus mejillas.

—¿Y si no me mata ningún caminante y ninguna persona?— dijo.

Rick frunció su ceño.

—¿De que hablas?— dijo confundido, Alaska tragó saliva para desaparecer el nudo de su garganta.

—Nada, olvídalo— dijo para luego darse la vuelta y caminar hacia la casa en la que se quedaría de ahora en adelante, Rick observó como la chica se iba, observó su pequeña espalda, su cabello castaño, manchado del líquido rojo que Carl le hecho, y por último, miro su forma de caminar, caminaba con lentitud y pesadez, como si el solo hecho de tener que caminar la lastimara, ella estaba pasando por algo, el lo sabía y no pensaba dejar que lo hiciera sola, esa chica de ojos electrizantes, piel pálida y mirada inquietante le había puesto la curiosidad a flote.

𝐀𝐋𝐀𝐒𝐊𝐀 ᑦᵃʳˡ ᴳʳⁱᵐᵉˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora