𝓢𝓱𝓮'𝓼 𝓼𝓲𝓬𝓴

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♪♪𝑨𝒏𝒅 𝒔𝒕𝒂𝒚
𝑨𝒘𝒂𝒚
𝑰𝒎' 𝒉𝒆𝒂𝒓𝒊𝒏𝒈 𝒗𝒐𝒊𝒗𝒆𝒔 𝒂𝒍𝒍 𝒕𝒉𝒆 𝒕𝒊𝒎𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝒕𝒉𝒆𝒚'𝒓𝒆 𝒏𝒐𝒕 𝒎𝒊𝒏𝒆♪♪
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Carl observó molesto a Alaska, no podía creer su ignorancia, aunque el sabia que el menos indicado para hablar de ignorancia era el.

—¿Que no? Ja, créeme, eso te matará antes de tiempo— dijo y apunto al pequeño cilindro que yacía en el piso.

—¿Y que?— atacó Alaska claramente molesta, le parecía estupido y patético el hecho de que se preocupara por ella a esas alturas.

—Es cierto, a mi eso no me importa, si te quieres matar, matate, solo quería que supieras que eso te hace daño— se quejo el chico mientras se acostaba en la cama, dando por terminada la conversación, pero ella no se quedaria así.

—Creo que tu sabes muy bien lo de hacerme daño— comento la chica mientras se paraba y se quitaba sus zapatos, Carl se quedó en silencio, pensando en su frase.

《Tu sabes muy bien como hacerle daño》dijo su subconsciente.

《Eso no ayuda 》

《Tu tampoco la ayudas a ella, solo la empeoras》se defendió su subconsciente.

Carl suspiro fastidiado y cerro sus ojos.

Alaska por su parte, no sabía dónde dormir, no dormía con Enid porque la cama era demasiado pequeña y apenas cabía ella, y dormir con Carl no era una opción, así que después de asegurar bien la puerta se acostó en el incómodo y dañado sillón, no tardo mucho en quedarse dormida.

[🧟‍♂️🧟‍♀️]

Carl despertó por una pesadilla, se levantó se la cama con cuidado, ya que no podía ver mucho debido a que todo estaba oscuro debido a que ya era de noche, agarro una linterna que llevaba consigo.

La encendió y suspiro aliviado al ver que Enid seguía durmiendo tranquilamente en la cama, pero se alertó al no ver a Alaska.

Comenzo a caminar buscando a la pequeña chica mientras alumbraba y maldecia por haberse despertado.

—¿Alaska?— susurro para no despertar a Enid.

Entonses, mientras caminaba, se chocó con algo grande en el piso, que lo hizo caer de cara, pero al parecer el objeto extraño amortiguo su caída.

No era un objeto.

—¡Ay!— se quejo la persona mientras miraba a Carl que tenía la linterna apuntando hacia ella— ¿Que diablos?— se quejo molesta.

—Maldición, te estaba buscando— le dijo Carl a Alaska mientras esté se levantaba, sin molestarse en preguntarle a la chica si estaba bien o almenos ayudarla a levantarse.

—Ahora yo soy la que busca uno de mis huesos— comento la castaña mientras se levantaba con una mano en su estómago.

—Si, no me importa, lo bueno fue que algo amortiguo mi caida— dijo Carl mientras llevaba la luz de la linterna hacia la puerta para asegurarse de que estuviera cerrada.

—¡Era lo que quedó de mis costillas!— reclamo Alaska en voz baja, Carl le mostró una sonrisa falsa, Alaska rodo los ojos y se volvió a acostar en el piso, rogando a todos los santos que Carl no volviera a golpearla, sus costillas habían recibido la peor parte del golpe.

𝐀𝐋𝐀𝐒𝐊𝐀 ᑦᵃʳˡ ᴳʳⁱᵐᵉˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora