El silencio era sepulcral, Alaska rogaba que alguien hubiera escuchado su grito, pero no, no llegó nadie.
-Veo que me reconociste, Ali- dijo el hombre mientras ponía un cuchillo en el cuello de la adolescente.
-¡Alejate de mi maldito!- exclamó exaltada, pero solo logro que apretara más el cuchillo contra su cuello, no parecía tener ningún tipo de remordimiento con ella.
-¿Que pasa? ¿Ya no me llamas papá?- pregunto el ho.bre con burla, la oscuridad no lo dejaba ver el rostro de Alaska, así como tampoco podia ver sus ojos cristalizados- Hace tanto tiempo que no nos vemos hijita...-
-¡Yo deje de ser tu hija hace mucho tiempo!- respondio con lagrimas rodando por sus mejillas- Tu...Tu estas muerto...Te vi morir...¡Estas muerto!- exclamo dándole una patada en su entrepierna, logrando que la soltara, rápidamente encendió la luz, dejando ver el rostro del hombre, el hombre que le hizo la vida terrible, que la hizo sufrir siendo tan solo una niña, el hombre que se hacia llamar su papá- No...No....-
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-No, tu me diste por muerto, pero sobrevivi, para volver por ti- sentenció con voz dura, Alaska estaba ingeniando un plan en su mente para escapar- Mi dulce niña...¿Porque me odias tanto?- pregunto acercándose a ella, pero esta agarro un cuchillo, apuntanolo con el- Veo que sigues igual de valiente que antes-
-¿Porqué te odio? Porque me hiciste mi infancia un asco, me golpeabas, ¿¡Que clase de padre hace eso!?- grito enojada mientras las lagrimas escurrian por sus mejillas, e hombre se sintió mal, conciente de que los traumas de Alaska era culpa suya.
-¡Cierra la puta boca!- amenazó al escuchar pasos, poco después, Rick, Michonne y Carl, el último miro preocupado a Alaska.
-¿¡Quien eres tú y que haces en mi casa!?- grito Rick sacando su arma, pero el hombre fue más inteligente y agarro a la joven del cabello, colocando de nuevo el cuchillo en su garganta- ¡Sueltala ahora mismo!-
-Tu no eres nadie para decirme que hacer con mi hija- dijo Simón con una sonrisa, y todo les cayó como un balde agua fría, Carl lo miro enojado, mietras que Rick y Michonne compartieron miradas preocupadas.
-¿No estaba muerto?- preguntó Carl a la menor que segis siendo amenazada con aquel cuchillo en su cuello.
-¡Se supone que debería de estarlo!- exclamo Alaska mientras se movía, agarro de nuevo el cuchillo y corto la pierna del hombre, este la soltó y la miró enojado- ¡Tu no eres mi padre! ¡Un padre jamás haría todo lo que tú me hiciste! ¡Tu estabas y estaras muerto para mi!- grito furiosa a su padre.
