𝐀𝐋𝐀𝐒𝐊𝐀 ᑦᵃʳˡ ᴳʳⁱᵐᵉˢ

𝓘 𝓽𝓸𝓸𝓴 𝓪𝔀𝓪𝔂 𝓶𝔂 𝓪𝓭𝓸𝓵𝓮𝓼𝓬𝓮𝓷𝓼𝓮 𝓪𝓷𝓭 𝓬𝓱𝓲𝓵𝓭𝓱𝓸𝓸𝓭

𝑪𝒂𝒖𝒔𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒘𝒆𝒓𝒆 𝒄𝒓𝒖𝒆𝒍 𝒂𝒏𝒅 𝒊'𝒎 𝒇𝒐𝒐𝒍
𝒔𝒐 𝒑𝒍𝒆𝒂𝒔𝒆 𝒍𝒆𝒕 𝒎𝒆 𝒈𝒐
𝑰 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒔𝒐
𝒑𝒍𝒆𝒂𝒔𝒆𝒆𝒕 𝒎𝒆 𝒈𝒐
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Todos estaban jugando tranquilamente, Ron y Carl jugaban videojuegos, Enid y Lizzy leían, y Alaska, bueno, Alaska estaba mirando por la ventana como las gotas chocaban contra el piso una y otra vez, como si fuera lo más entretenido del mundo.

Entonses, Eric apareció, llamándolos a desayunar, todos bajaron, aunque Alaska miraba su plato, pero comio por educación y para no ser grosera, después de un rato, Alaska decidió irse, argumentado que estaba cansada.

Alaska salió de la casa de Aarón, este le dio una cálida sonrisa la cual ella le devolvió, y cuando salió, vio como todo estaba mojado, aún llovía bastante, y esa era de las principales razones por las que quería estar afuera, amaba la lluvia.

—Probablemente me de hipotermia pero que importa— se dijo a si misma mientras empeempezaba a caminar por toda Alexandria, suspirando encantada en cuanto las gotas de lluvia fueron mojando su cuerpo, río suavemente y miro el cielo.

Este estaba nublado, habían señales de que iba a seguir lloviendo, pero también habían pequeños rayos del sol, aunque a estos los tapaban las nubes, y los pocos que lograban dejarse ver casi no se veían, pero la combinación de ambos climas dejaron ver un hermoso tono azulado.

Tornándose por completo de un azul nostálgico.

Alaska cruzó sus brazos sobre su pecho y comenzó a caminar hacia todos lados, menos a su hogar, pensando en la horrible vida que llevaba, en el apocalipsis, en las indirectas crueles de Carl, sin darse cuenta de que ya se encontraba completamente mojada, probablemente en la mañana se enfermara.

Alaska pensó en su madre, aquella mujer a la que le habían arrebatado siendo tan solo una niña, la mujer que la había cuidado y protegido de su padre cuando llegaba borracho a la casa.

Su padre jamás llegó a golpear a su madre, esta jamás se lo permitió, pero si lo hacía con Alaska, y aunque su madre intentara por todos los medios impedirlo, no podía, y cuando murió, solo empeoró todo, durante las pocas semanas que Alaska se mantuvo con su padre, este la golpeaba y quemaba con cigarrillos, y ella debería de odiarlo, pero cuando murió, se sintió tan mal por el, porque apesar de todo era su padre, uno que la maltrató, pero ella no quería quedarse sola, y cuando él murió, se sintió terriblemente mal, y se sintió aún peor al saber que no debería de sentirse así. Pero las últimas palabras de su padre la dejaron tan marcada que era imposible olvidarlas.

Perdón, perdóname por todo.

Y con tan solo recordarlas hizo que las lagrimas salieran de sus ojos, confundiéndose al instante con las gotas de la lluvia torrencial que caía, sabía que era peligroso estar afuera con esa tormenta, pero no le importaba en lo absoluto.

Lloro en silencio, las lagrimas no se notaban debido a la lluvia, y no sabía si sus temblores eran causados por su llanto o por el frío, mientras lloraba y caminaba, se fijo en una pequeña piedra que había en el camino, la pateo y esta desapareció de su camino.

Estaba tan sumida y concentrada en sus pensamientos para nada sanos para una adolescente, que no se dio cuenta de que alguien venía siguiendola desde hace casi cinco minutos, y si ella ya no lo escuchaba debido a que estaba sumida en sus asuntos, el ruido de la lluvia no ayudaba en lo absoluto.