Capítulo IV

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Jenna

Reuní a todo el campamento en mi cabaña para darles el mensaje que me había dado ayer por la noche. Nadie objetó nada acerca de esa idea, la verdad es que todos teníamos ganas de fiesta ya que la última se fue un poco al traste. Fuimos al desayuno todos juntos, hablando entre nosotros de nuestras cosas, de que no íbamos a poner para esa noche, a quien íbamos llevar como pareja. Reyna y yo no iríamos con nadie porque no teníamos interés en eso entonces no acompañaríamos mutuamente. Sam, en cambio, si que iría con una chica, Marylin, él decía que no eran nada pero mi amiga yo nos olíamos desde lejos que eso era mentira.

Al entrar en el comedor ya estaban todos nuestros "secuestradores", no sé como llamarlos, allí sentados esperando nuestra llegada.

-Llegáis tarde- dijo uno de los hombres.

-Si, lo siento, es que estábamos hablando de la fiesta de hoy por la noche- dijo Matt, un amigo mío de mi elemento.

El hombre se levantó y se acercó a nosotros.

-Ya os dijimos lo que pasaría si llegabais tarde.

Cogió su espada y se la clavó a Matt en el pecho. Mi cuerpo se paralizó, se me cayeron las muletas al suelo y después fui yo la que caí de rodillas al lado de mi amigo. Intenté frenar la hemorragia con mis manos mientras Sam iba corriendo hacia la enfermería para coger el botiquín. Las lagrimas me salían sin parar, Matt era el mayor del elemento, cuando yo llegué el tenía siete años y me acogió como a su hermana pequeña y yo lo consideraba mi hermano mayor, no lo podía perder ahora.

-Está bien, Jenna- me dijo.

Y esas fueron sus últimas palabras porque después de eso sus ojos se cerraron y su pecho dejó de subir y bajar. En ese momento llegó Sam, pero ya era demasiado tarde. Miré a Leo, estaba de pies y venía a junto nosotros, pero antes de llegar se paró junto a su hombre y le gritó algo. Yo ya no oía nada, solo quería estar allí junto a Matt.

-Jenna-dijo Leo mientras se arrodillaba a mi lado- deja que le hagamos un funeral.

-No, el funeral se lo haremos nosotros, le haremos el funeral tradicional de Sáterix.

El asintió y mandó a sus hermanos cargar el cuerpo de mi amigo para llevarlo fuera, todo el campamento fue detrás de ellos. Yo iba a ir también pero Leo me cogió de la mano.

-Deja que te las limpie- se refería a mis manos, que estaban llenas de la sangre de Matt- , mi hombre va a ser duramente castigado.

Asentí.

-Pero mi amigo ya no está.

Di un paso a la salida pero al no tener mis muletas me caí, bueno no llegué a tocar el suelo porque él me cogió antes. Me eché a llorar. Pero de una manera que hacía años no hacía desde la muerte de mi madre y de mis tíos.

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Leo

Acompañé a Jenna hasta fuera donde increíblemente ya estaba todo listo para el funeral. El cuerpo de Matt fue enterrado en un cementerio que al parecer era del campamento porque había más muertos a su alrededor. Después de ser enterrado todos se alejaron de la tumba hasta un fuego que había encendido y junto a él unas flechas, había empezado a llover a si que el fuego debía ser mágico. Cada uno cogió una flecha, la metió en el fuego y la lanzó la tumba, lo hicieron todos a la vez acertando en el medio de ella. Miré a mis hermano y a un hombre, que bueno en verdad era de mi edad que se llamaba Carlos, y los cuatro hicimos lo mismo que ellos. Ninguno no miró y entonces Jenna empezó a cantar.

-Asherle va re tu so pá.

-Crominin de seus vala.

Corearon el resto y siguieron haciendo los mismo, Jenna cantaba y el resto coreaba.

-Lucus la blanc de mir bras tra.

-Mera ya ter mi gras par da.

Era una canción triste, se notaba en sus voces y en todo la verdad.

-Voy a matar a ese hombre- le dije a Carlos en bajo.

-Nosotros también- dijeron él y mis hermanos a la vez.

No solo lo iba a matar por el hecho de que hizo algo sin que yo le diera una orden, sino también porque hizo que a todo el campamento se le bajaran los ánimos, hizo que ahora ya no tengan ganas de nada. Pero no solo eso, le hizo daño a Jenna y por eso iba a pagar el doble.

Sáterix II: Un mundo extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora