Capítulo VII

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A la mañana siguiente cuando me levanté, vi que Lyn ya se había preparado un café y lo estaba tomando en la mesa de la cocina mientras veía por la ventana el día lluvioso. Un momento, ¿desde cuando teníamos café?

-Si te preguntas desde cuando tenemos café- yo me quedé sorprendido, parecía que me había leído la mente-, pues lo tenemos desde esta mañana.

A si que había ido a comprar café al pueblo, se debió de levantar temprano para eso. Cogí una taza y calenté un poco de leche para después ponerle café. Me senté a su lado y los dos estuvimos viendo el paisaje hasta que ella se levantó y dijo.

-Vamos, rápido. Hoy va a ser un día muy largo.

Ella subió a la habitación, no sé para que, mientras yo recogía la cocina y me cambiaba en el baño. Me puse unos pantalones marrones, una camisa blanca abierta un poco por el cuello y unos tirantes del mismo color que el pantalón. Intenté arreglar un poco mi pelo castaño, pero como no daba lo dejé de intentar. Creo que mi pelo era la segunda cosa que más me gustaba de mí, según mamá lo había heredado de mi padre.

Volvía bajar las escaleras y esperé a que Lyn bajara, ese día me había arreglado porque ella me dijo que lo hiciera. Cuando bajó no pude evitar sorprenderme, llevaba un vestido azul largo de tiras anchas, la falda del vestido hacía que no se le vieran los pies. Su pelo estaba recogido en un corona de trenzas y tenía sueltos dos hilos delante de la cara. Estaba preciosa. Le ayudé a bajar los últimos escalones porque con los tacones no daba caminado muy bien.

-Hace mucho que no me pongo tacones.

-¿Porqué nos hemos tenido que arreglar tanto? ¿Y donde encontraste el vestido?

-El vestido estaba en el armario, una larga historia. Y lo segundo, va a haber una reunión de los elementos y quiero estar presente. A lo mejor hasta encuentro a Calro.

Yo asentí aunque sabía que lo segundo era imposible. Ella me cogió del brazo y los dos salimos de la casa para empezar a caminar por el camino de piedra para llegar al pueblo.


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Estaba durmiendo tranquilamente cuando alguien petó la ventana y me di tal susto que casi me caigo de la cama. Hais se estaba riendo desde fuera, le abrí la ventana para que pudiera pasar pues a mi me daba pereza levantarme.

-¡Ay! Ha sido buenísimo.- dijo mientras se seguía riendo.

-¿Qué es tan importante para que me tengas que despertar?

-Primero de todo, es casi de noche, y segundo, va a ver una reunión de los elementos y tú y yo vamos a estar.

Lo miré sin entender, ¿por qué me iba a apetecer a mí de ir a esa reunión?

-Puede que encuentres a Lyn.

No me lo pensé dos veces cuando me levanté y fui al baño. Pude ver cómo Hais sonreía por detrás al ver que me había levantado por fin. Vi que él iba con un traje elegante a si que busqué uno por la cabaña. Solo encontré uno que era de Carlo, pero no pasa nada, tampoco estaba tan mal. Los dos salimos de la cabaña y nos fuimos por el sendero del bosque sin que nadie nos viera. Me dijo Hais quela reunión se haría en una casa muy grande del pueblo. Al llegar al pueblo le preguntamos a una señora cual era la casa más grande el pueblo y nos señaló una que estaba al fondo de todo. Era blanca y dorada por fuera, la entrada era del mismo color, pero la sala en laque se celebraba la reunión tenía las paredes de color rojo y unas cuantas mesas a los laterales para dejar el centro libre. Había música y la gente estaba ¿bailando?

Sáterix II: Un mundo extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora