Capítulo XIII

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Lyn

El bar de Rais no era muy difícil de encontrar una vez que sabías el truco. Lo único que tienes que hacer es seguir unas flores azules brillantes, y en cuanto llegabas a una casa algo grande de lo normal rodeado de esas flores, es que ya llegaste. En cuanto entras al bar puedes ver que su colocación es una L pero al revés. Justo al entrar a la derecha hay unas cuantas mesas y a la izquierda está la barra con todas las botellas detrás, si vas al final y giras a la derecha, puedes ver como hay más mesas y una puerta de salida al fondo y otra al lado izquierdo que es donde entras al almacén.

Ya dentro me quedé mirando el bar un rato, hacía mucho que no venía por aquí. Rais nos dio un vaso de cerveza a mí y a Hais y después se fue detrás de la barra a beber el suyo.

-Lyn-me llamó Hais-, ¿qué le pasa a Rais?

Giré mi cabeza para mirar a mi amigo y vi como tenía los brazos apoyados en la barra y esta mirando a la nada mientras se bebía su cerveza. En sus ojos se veía pena. Pensé que le podía estar pasando hasta que acordé.

-Hoy hace un año que su novia murió- le dije-, ve a hablar con él.

-¿Porqué yo y no tú?

-Porque creo que te necesita más a ti que a mí en estos momentos.

Hais se acercó a Rais y yo me senté en una mesa de por allí a esperar a que llegaran los demás.


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Hais

Me senté al lado de mi amigo y le di un sorbo a mi cerveza. Después lo miré y pude ver que aún tenía la mirada perdida, iba a decir algo pero él se me adelantó.

-Un año ya.

-El tiempo pasa tan rápido que ni nos damos cuenta.

-¿Tú madre hace cuantos murió?

Yo me quedé callado, se lo quería decir pero al mismo tiempo no me salía.

-Cuatro meses.

Él me miró y me dio un abrazo, ese abrazo no iba solo para mí, también iba para él porque lo necesitaba, después vino Lyn y nos puso una mano encima del hombro de cada uno. Los dos le sonreímos y le dejamos un sitio en el medio de los dos.

De repente entró el resto por la puerta y se sentaron en las sillas que había en frente de la barra.

-Necesito una cerveza.- dijo Alex

-Y yo.- dijeron Eira y Meg al unísono.

-¿Cómo podéis beber cerveza en una situación así?- dijo Nen sorprendido mirándonos a todos.

-Siempre hay sitio para una cerveza, da igual la ocasión.- le dijo su amiga.

-Claro como a ti no te afecta el alcohol.

Nos miramos todos, ¿ qué íbamos a hacer? Podíamos ir detrás de la Niebla otra vez o enfrentarnos a esos soldados y seguir nuestro camino. Eira iba a decir algo pero en cuanto abrió la boca una pelota cayó en medio de el bar y en segundo explotó. Una bola de fuego comprimida. Cuando abrí los ojos estaba debajo de piedras, las levanté y vi más piedras, pero más grandes. No pude levantarme porque no sentía las piernas, había una espada muy cerca mía, que a saber de donde cojones había salido. Intenté arrastrarme hasta ella pero no encontré la suficiente fuerza y mi visión se volvió oscura.

Sáterix II: Un mundo extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora