Capítulo I

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Doce años después:

Jenna

La primera hoguera del verano, aunque bueno para mí ya era la duodécima. Doce años, cuantos son ¿no? Pues son los años que llevo en el Campamento, soy la mejor de mi elemento y una de las más fuerte de todo los campistas. Obviamente cuando digo fuerte no me refiero físicamente. Eso no quiere decir que de físico esté mal, yo me veo bastante bien, solo que hay un pequeño problemita, soy coja. Pero mis poderes son muy fuertes entonces una cosa compensa a la otra.

Bueno me centro, la hoguera. Se hace todos los años el primer viernes de verano. Todos los campistas se juntan, los nuevos, los que viven aquí, los que vienen todos los años en verano y, por supuesto, los profesores. Mis tíos son profesores, Nen de Agua, Viento y Hielo y Lyn de Fuego, Serra aún sigue dando Tierra. Ay se me olvidaba. Sí, Nen es mi tío oficialmente, antes lo llamaba tío porque se me había quedado esa costumbre, pero ahora como sale con mi tía desde hace años pues ya es oficial.

-Jenna-me llamó Sam, mi mejor amigo-, es tu cumpleaños no puedes llegar tarde.

Se me olvidó decir que el día de la hoguera siempre caía el día  cumpleaños y os preguntareis ¿cómo es eso posible? Pues bueno, antes si que se hacía el primer viernes de verano, pero desde que llegué yo lo hicieron el día de mi cumpleaños porque era la más pequeña del Campamento y querían que me olvidara de todas las cosas horribles que pasaron ese verano de hace doce años.

-Soy la cumpleañera, puede llegar tarde si quiero.

-En eso estoy con ella- me apoyó Reyna, mi mejor amiga- pero sal ya que quiero que empiece la fiesta.

-Ya voy- cogí el collar de mi madre y me lo puse mientras salía.

Ya estaban todas las mesas puestas fuera con comida, bebida y en una aparte regalos. Les decía todos los años que no hacía falta pero nunca me hacían caso. Uno era de mi tía, otro de mi tío, otro de Serra, uno por cada elemento, de Sam y por último uno de Reyna.

-Feliz cumpleaños- gritaron todos a la vez.

Yo me reí, me encantaba en día de la hoguera y no solo porque fuera mi cumpleaños, sino también porque era el día que todos estábamos unidos.

Busqué entre la multitud a alguien y al no encontrarlo me desanimé un poco.

-Eh, pequeña- me llamó mi tía por detrás de mí- no te pongas triste, ya sabes el por qué no han podido venir, pero vendrán ya lo verás.

-Han pasado doce años, tía Lyn y ninguno a vuelto aún.

-Ya sabes que al tío Jay le iba a costar muchos años arreglar todos los problemas que tenía.

-Ya pero...

-Pero...-me animó a decir Nen que se puso al lado de su pareja para hablar con nosotras.

-Pero Meg y Hais no deberían tardar tanto en lo que tienen que hacer.

-A lo mejor tuvieron algún percance.

-Eso me lo dices todos lo años, Nen.

Me marché junto con mis amigos y dejé a mis tíos atrás.

-Entendedla, ha pasado por mucho desde que era pequeña, sus únicos recuerdos de la infancia son muerte y como su familia se iba para arreglar sus problemas personales y no volvió- les dijo Serra, siempre tan sabia.

-No si lo entendemos, pero nos preocupa- añadió Lyn mientras me seguía con la mirada.

Cuando por fin cayó la noche encendimos la hoguera y cantamos todos la canción tradicional del campamento.

Sarve che due

clase prá quer

no tieron sures

la tirud saban

shu la man

dier cra bas

luns prá mar

domis prás sorar

camnas prá diverir

La letra estaba es sáterix antiguo, claro, desde nuestra llegada todo el campamento aprendió ese idioma. A mi me encantaba, porque no cada palabra tiene su significado, algunas veces es por el sonido se le da el significado, es preciosa.

Estábamos tan tranquilos riendo y comiendo hasta que se oyó una explosión alo lejos. Los tres profesores se levantaron y se pusieron delante de todos nosotros. Yo cogí mi muleta, porque ahora solo utilizaba una,y me puse de pie para poder ver. De repente el fuego se apagó y todas las lámparas de fuego también.

Mi tía hizo una bola de fuego lista para atacar, sus ojos eran de color rojo. Nen y Serra hicieron lo mismo yo al verlos decidí utilizar mi poder, mis ojos se pusieron de un azul claro y mis manos se congelaron. No pudimos hacer mucho cuando Sera salió volando por los aires a metros de distancia. Dejé caer la muleta y me puse al lado de mis tíos, vimos algo moverse algo entre las sombras, Lyn le disparó pero no le dio a nada y esta vez fue Nen quien salió volando. Vi otra sombra moverse e hice que unas estalactitas salierande la tierra, yo si que les di. Después mi tía volvió a lanzar una llama de fuego y esta vez si que acertó, pero después de eso a ella también le pasó lo mismo que al resto. En ese momento mis amigos se levantaron para ayudarme a luchar. Lancé unos cuantos pinchos de hielo pero una sombra me cogió de la pierna mala, grité de dolor y mis ojos volvieron a su color original. Sam y Reyna se arrodillaron para ayudarme, de repente se hizo la luz y pudimos ver a nuestros atacantes, bueno más o menos porque llevaban una capucha puesta y un paño cubriéndoles la cara. El hombre que estaba de primero se los quitó para que así pudiéramos ver su cara, no era un hombre, debía de ser de mi edad más o menos.

-Eres buena luchando, en dos tiros has matado a muchos de mis hombres.

Reyna se levantó y sus ojos se pusieron azules, pero no salió nada de sus manos. Me miró extrañada pero yo tampoco sabía nada.

-Hemos puesto una barrera a unos cuantos kilómetros de distancia, no podéis ni entrar ni salir y tampoco podéis utilizar vuestros poderes.Vuestros profesores están fuera de la barrera, no pueden entrar,romper, o ver a través de ella.

Sam me cogió en brazos y empezó a andar en dirección a la enfermería.

-Eh-le dijo el chico- ¿a donde vas?

-Al levarla a la enfermería, imbécil.

-Esta vez te la dejo pasar, pero a partir de ahora nos tendréis que decira donde vais y tenernos más respeto. Si no...

Uno de sus hombres se acercó a un chico y le cortó la cabeza. Yo me quedé sin palabras, todo el campamento se quedó sin palabras. Su novia empezó a llorar mientras el mejor amigo de él la agarraba.

Joder que puta locura.




Sáterix II: Un mundo extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora