CAPÍTULO 60: DOLOROSAS DESPEDIDAS (FINAL)

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Pasadas varias horas de que la batalla terminó, yo y mis amigos, junto con los acólitos, nos quedamos en el lugar de la pelea buscando sobrevivientes.

encontramos pocos, los ayudamos a transportarse al colegio donde están todos ayudando a los heridos.

Potter nos ayudó con eso, al final se convenció de que no somos sus enemigos.

Cuando el sol se empezó a poner decidimos, sin decir nada, que era hora de honrar la muerte de nuestros amigos, compañeros, conocidos, como quieran llamarlos, honrarlos a ellos.

a nuestros muertos.

Pelear contra voldemort fue desgastante, no solo a nivel físico, sino mental; todos estamos rotos.

de una forma u otra.

A pesar de que somos victoriosos, el costo fue alto y la pérdida de tantas personas, la pérdida de mis amigos, de mi madre, siempre me va a doler.

-Regreso en un momento -dijo Grindelwald- necesito hacer algo antes.

yo asenti y con los demás comenzamos a caminar hacia un claro del bosque, tenía una particularidad.

Una roca gigante en medio, donde con magia tom comenzó a tallar los nombres de todas las personas que nos ayudaron y lamentablemente perdieron la vida.

Daniel carrow, narcissa malfoy, sirius black, helena yaxley, albus dumbledore.

Y así una lista larga de más nombres, más personas.

Tuve que alejarme un poco porque mis ojos se llenaron de lágrimas.

Al final de esa roca se logra leer: Adiós a aquellos que nos defendieron con todas sus fuerzas y perdieron. Los veremos cada noche en las estrellas.

A lo lejos se escucharon pasos y voces.

Me alarmé un poco, pero la angustia desapareció cuando vi caras conocidas.

Grindelwald dirigía un grupo de estudiantes y maestros de Hogwarts.

Él me mira con cautela.

y yo con un gesto casi imperceptible, le agradecí que los trajera.

Todos formamos una media luna alrededor de la piedra tallada. estábamos agotados, con heridas y la ropa sucia.

nadie se atrevía a hablar primero.

-Alguien debe dar un discurso... -habló la profesora mcgonagall- usted señor gellert?

Grindelwald se sorprendió al oír su nombre, pero negó rápidamente.

-No soy el indicado -con su mirada me encontró.

yo le dije que no con la mirada.

-T/n es la que debe hacerlo.

En ese momento todos los presentes voltearon a mirarme, esperando que diga algo, o que siquiera me mueva.

-e-ehm yo..

de pronto una mano cálida tocó la mía.

-puedes hacerlo, tú debes hacerlo -matheo susurro.

-no se que podria decir... -susurre.

-Claro que lo sabes -apretó cariñosamente mi mano- solo despídete.

un nudo se formó en mi garganta pero levanté la vista, y asenti.

Camine en silencio y me coloque a un lado de la roca, mirando a todos.

Pero eso me puso más nerviosa, así que volví a dar tres pasos y me coloque frente la roca y de espaldas a los demás.

Mi Más Hermosa Debilidad (MATHEO RIDDLE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora