Capitulo 11

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Esa voz ya comenzaba a sonarme familiar, pero a la vez pensaba que era un hombre al cual se tapaba la boca para que no lo reconociera, ya comenzaba a intimidarme desde hace mucho, era una sensación muy extraña, quizás me estaba acostumbrando, será enrrealidad Reus? bueno, la verdad que cuando vaya a la fiesta me voy a dar cuenta. Estaba muy preocupada porque corría en riesgo mi salud, mi bienestar, mi comodidad, ya estaba demasiado desconcentrada para ponerme a estudiar, a mi cuerpo le daba escalofríos cada vez que recibía un mensaje desafortunado, pero a la vez, también, me intrigaba demasiado saber quien era, y por que lo hacia, ya que daría la posible solución a este conflicto.

Estaba en mi cuarto pensando en que iba a ponerme para la fiesta y la verdad que tenia un lío en la cabeza, ya casi ni podía pensar, asique la llame a mi amiga para que me ayudara a ir de compras al shopping pero ella me dijo que era mejor ir a la modista, ya que iba a ser mucho mejor porque lo iba a hacer tal cual yo me lo imaginaba: color rojo fuerte y en su perímetro de la parte que parecía un corpiño con bordes plateado brillante, deja ver toda la espalda pero en la columna vertebral se trazaba con el mismo borde, remarcaba mis senos con el mismo borde en forma de corpiño, dejando ver mi piel justo donde quedaban las costillas con el color rojo de fondo y abierto en mi pierna derecha largo. Y los zapatos eran del mismo borde cerrados.

Estaba demasiado entusiasmada y a la vez nerviosa, no había hablado con Anna para contarle lo del vestido, la quiero impactar a ella y a Reus, aunque me parezca imposible tener un romance con el. A todo esto me suena el celular por la llegada de un mensaje de un numero que yo no tenia agendado, ay Dios será el mismo hombre?


Agendame mi nenita...


Abrí los ojos muy grandes asique decidí hacerle caso no se por qué lo hice pero al fin y al cabo lo había agendado como El.


¿Y si no quiero? no soy tuya ni de nadie, AGENDALO.


Todavía no sos mía, pero te voy hacer mía cuando te vea en donde vos ya sabes.


Por que me intimidaba tanto este hombre tan siniestro, ya empezaba a gustarme este jueguito estúpido, sabia que el día de la fiesta se iba a acabar todo esto.


Ok. Ese día que supuestamente yo se, se va a acabar todo este misterio.


No muñeca, esto ni siquiera empieza...





Sindrome de estocolmo, Robert LewandowskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora