Capitulo 29

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Abrí mis ojos bruscamente como si hubiese visto como la bala atravesaba la cabeza de Pablo, mi "novio", no quería perderlo, lo estaba amando mucho, no quería que le pasara eso, tengo miedo de mis sueños, me había relajado tanto que me quede dos horas dormida en la bañera, el agua se había enfriado y la piel se me ponía como la de una gallina, sentía mi cuerpo temblar del miedo y a la vez tiritar del frío, me puse tan tenza que me quede un rato inmóvil, por mas que sea un sueño, lo vi tan real, y mas por lo de que Pablo era mi novio, el era el candidato perfecto, el era tan dulce y encantador hasta con sus defectos lo quería. Me pare y tome mi toalla y comencé a secar mi cuerpo junto con mis alborotados cabellos, me puse una bata y me dirigi al pequeño living para agarrar mi celular, y vi un mensaje:

Hola hermosa!! ya vamos para tu casa, llevamos algo ??

sonreí al ver el mensaje de la loca de Maca, seguro venia con Nicole

Dale, las espero... lo que quieran!!

Era el momento perfecto para hablarles como buenas amigas que eramos, haber si me ayudaban con Pablo y Robert.

Me fui a cambiar en mi pieza, cerré la puerta y me quede detenidamente observando lo hermosa habitación que tenia, rosado pálido con una cama de dos plazas con un acolchado acolchonado, con flores, rosadas y con un fondo amarillo con dorado, y una alfombra beige, y un ropero de madera de algarrobo de dos metros con un hermoso espejo adentro. Abrí las puertas de ese enorme ropero y saque unas calsas negras con una camperita de lana que me curia hasta antes de los muslos rosado fuccia con unas botitas blancas que me combinaban con una polera blanca, el clima en Munich era muy loco, aveces hacia frío, otras calor, me estaba cepillando el cabello hasta que tocaron la puerta y fui terminando de peinarme a abrirla, y ¡ que sorpresa me lleve !

-Hola hermosa- dijo una voz de un pesado cargoso con la mano en la parte de adentro de la puerta que no pude evitar poner los ojos en blanco cuando lo vi a Lukas

-CHAU LUKAS!- dije enojada dando un portazo donde no me percate y le agarre sin querer los dedos

-Ahhhh NO PERO QUE HACES IDIO...??- dijo tapándose la boca con esa misma mano para no decir esa palabra, no sabia si reírme, enojarme, pedirle perdón pero opte por curarlo 

-AY PERDÓN PERDÓN-dije aflijida y arrepentida donde pude ver que se le formaba una sonrisita en los labios con picardia porque veía mi arrepentimiento, no lo podía creer, lo invite amablemente a pasar para curarlo 

-Te juro que lo hice sin querer-. dije soltando una risita tímida - por favor pasa que te pongo una venda

Mirándome a los ojos suavemente me dedico una sonrisa consolándome, y  con cautela le vi los dedos que chorreaban sangre, me sentí mortificada, la risa se me paso cuando vi esa perturbadora escena 

-Enserio, perdoname, no lo hice con esa intención 

-No te preocupes, se que no serias capaz de hacerlo- me dijo yegandome al corazón, con espíritu de nobleza lo dijo que me hizo dar cuenta que Lukas no era siempre el arrogante pesado tipo que conocía, o al menos eso pensé por un momento

-Veni a mi baño para que te lave con agua y te desinfecte con pervinox-dije segura en tono maternal, el solo sonreía como un niño y me hizo caso

pasamos juntos al baño y yo prepare la botella con pervinox y abrí el agua donde la regule y la puse a tibia, fue medio incomodo ya que había silencio. 

-Pone tu mano de forma vertical para que el agua solo te roce, esperame acá que voy por una gaza con el pervinox- dije un poco incomoda, como si sintiera un cosquilleo en mi estomago algo nerviosa y a la vez impaciente por volver al baño y verlo

-Mmmm, como digas- dijo picaro como solo el sabia hacer esas caras traviesas y divertidas, esboce una tranquila risa y me fui con la cabeza gacha pensando en lo sucedido e intentando no reírme fuerte 

Fui a mi habitacion a revolver en unos cajones en busca del paquete de gasa porque el pervinox ya lo tenia, me gire para volver al lugar donde se encontraba Lukas y :

-Lukas, disculpame me siento muy avergonzada, espero que el sangrado aya disminuido, veni que te la seco con mi toalla y te curo

-No tenes nada de que disculparte, fue un accidente y esas cosas pasan- me dijo con una mirada insinuante que hizo que yo me incomodara y agachara mi cabeza hacia su mano, agarra la toalla y la seque cuidadosamente, luego moje la gaza con el pervinox y se la pase sobre la herida, esa cosa no duele asi que no se quejo, solo quedamos en un momento silencioso e incomodo, pero yo me concentre e hice lo que pude

-Ya esta!, listo, terminamos, disculpame una vez mas, ya te podes retirar

-Te puedo besar como modo de agradecimiento?- me pidió con un brillo en sus ojos y una amplia sonrisa

-Obviamente que N...-y no termine de decir un fuerte NO que se me abalanzo mientras que coloco su mano que no estaba herida en mi mandivula, haciendo que levantara la mirada  y tiernamente deposito un cálido y húmedo beso en mi comisura del labio, muy caballero y respetuoso  dejándome sin palabras y dejándome inmóvil, impactada por tan lindo gesto, no es que me estaba enamorando pero su gesto tan delicado fue lo que me deslumbro!

-Te quedaste sin palabras- me dijo después de darme las "gracias"-nos vemos después, sos una buena chica- y se fue como quien se manda solo en casa agena. Me quede con los ojos abiertos, no se a que se refería con "buena chica" ni se a que vino, le tendría que haber preguntado, que despistada que soy. Mande la toalla a lavar y limpie la pileta con guantes ya que se encontraba con un poco de su sangre. A todo esto me tocaron devuelta la puerta y tuve que interrumpir y dajar las cosas a medias, me acerque a la puerta y la abrí, dejando ver la alegría de mis dos locas amigas.

-HOLAAAAAA!!- dijeron sincronizadas

-Hola chicas! pasen!!!, les tengo que contar las cosas que me pasan 

-Daaalee, contanos-dijeron ambas sentándose en el sillón

-Bueno...- y otra vez tuve que interrumpir porque mi teléfono de linea nos interrumpió y tuve que salir a atender, 

-Hola?-dije insegura pero esta vez fue diferente, la voz de una mujer hizo que se me cayera una lagrima



Sindrome de estocolmo, Robert LewandowskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora