Después de leer el mensaje entro a mi habitación y cierro rápidamente con llave. Aquello da un poco de miedo, no voy a mentir. Sin embargo no iba a suponer que estaba dirigido a mí. También podía tratarse de alguna ex de Brandon que quisiera amenazar a Tara o una chica celosa de los coqueteos de Lara sobre todos los hombres del campus.
Guardo la nota en uno de los cajones de nuestro escritorio y me dedico a estudiar de mala gana para tener el fin de semana libre. Me pongo los auriculares, subo el volumen de la música y no pienso en Matt ni en mi cita con Nicholas. Sólo somos yo, mi libreta de notas y un par de cafés que me ayudan a sobrellevar la noche del viernes.
Cuando finalmente mis ojos no pueden soportar un segundo más abiertos decido meterme en la cama y dormir. Tara y Lara deberían estar por llegar pero el fin de semana acaba de comenzar así que no voy a esperarlas despiertas.
Al día siguiente me levanto temprano y veo que las gemelas están acostadas. No sé en qué momento entraron pero ahora cada una duerme en su cama y tienen la cabeza tapada con sus almohadas. Intento hacer el menor ruido posible y después de vestirme y lavarme los dientes agarro mi canasta de ropa sucia y me dirijo al lavadero del campus. Muchos estudiantes lavan durante la semana pero yo estoy bastante ocupada y prefiero dejar mis días libres para la limpieza y el orden.
Son las nueve de la mañana. Algunos compañeros de la residencia empiezan su día y otros recién vuelven a sus piezas. El aire del fin de semana se siente y la energía es otra. Todos parecen más relajados y nadie corre desesperado por los pasillos.
Cuando llego al lavadero me vuelvo a poner los auriculares y me siento arriba de un lavarropas mientras espero a que se haga mi lavado. ¿Debería contarle lo de la nota a mis amigas? Por un lado me gustaría, pero no quiero que me llenen a preguntas y que terminen descubriendo que todo este tiempo me acosté con Matt. Niego con la cabeza y me obligo a distraerme con otra cosa. Tendría que haberme traído algo para leer pero supongo que mi teléfono me va a ayudar a matar el tiempo.
-¿Tú también acumulas la ropa de la semana?
Me quito un auricular y miro hacia un costado. Liam vacía su canasta y después de poner un par de monedas en la máquina se sienta a mi lado. Asiento y sonrío a modo de saludo.
-Y yo pensaba que era la única que se levantaba los sábados por la mañana.
El joven ríe divertido y se rasca la oreja como un pequeño hábito rutinario.
-No me gusta desperdiciar mis días libres.
-Supongo que en eso somos parecidos -murmuro y miro cómo nuestras ropas giran entre un revoltijo de agua centrifugada y jabón.
-¿Cómo has estado?
-Bastante bien -respondo tratando de obviar mis nervios previos a la cita con Nicholas-. ¿Y tú?
-Podría estar mejor -contesta y hace un puchero involuntario-. Necesitaba la autorización de nuestro profesor de ética para mis tutorías y perdió mi formulario.
-Oh, demonios -exclamo y no puedo evitar sentir pena por él-. ¿No pueden darte una prórroga?
-No lo sé, todo va a depender del decano Dawson. Ya pedí una cita con él para este lunes a primera hora.
-Todo va a ir bien -digo y le doy unas pequeñas palmaditas en la espalda a modo de ánimo-. No fue tu culpa en primer lugar, y el decano es bastante empático con sus estudiantes.
Sus ojos me estudian y parece querer decirme algo más pero un grupo de chicas entra y cortamos nuestro contacto visual. Algunas de ellas observan a Liam con curiosidad y no puedo culparlas. Los hombres no suelen visitar este lado del campus tan temprano. Por lo general están instalados en el gimnasio como unos malditos viciados o tratando de recuperar energías luego de una larga y agitada jerga.
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La Siguiente Lección
RomanceCharlotte es una joven que vive una vida universitaria tranquila junto a sus mejores amigas y compañeras de habitación. Su día se divide entre los estudios y un trabajo de medio tiempo como tutora de literatura inglesa en su universidad. Sin embarg...