Me bajo del taxi en la entrada de la universidad y me doy cuenta que el partido terminó porque todo el mundo está festejando en el patio del campus.
Miro la hora en mi teléfono, son casi las diez de la noche y el viaje de vuelta se hizo insoportablemente lento gracias al taxista que prefirió pasearme por toda la ciudad en vez de tomar el camino más rápido. Pero no me importó, al menos no en ese momento. Mi mente estaba completamente nublada por la confusión y la tristeza y pude llorar durante todo el trayecto.
Para el momento en el que había llegado a destino me sentía un poco mejor. Sin embargo un buen llanto no iba a cambiar las cosas.
Nicholas necesitaba ir despacio para solucionar sus propios problemas amorosos y yo lo único que quería hacer era aprovechar todos estos años de espera para demostrarle realmente cuánto me gustaba. Pero una vez más las cosas no iban a ser a mi modo y eso me molestaba más de lo que podía admitir.
Me abro paso entre el mar de personas que celebran y doy por hecho que nuestro equipo universitario ganó el primer partido. Todos parecen contentos y no pueden contener su euforia. Algunos beben alcohol en pequeños grupos, otros pasan corriendo con el torso desnudo y pintado, y otros simplemente vuelven a sus habitaciones de manera tranquila. Pero la mayoría se encuentra en el patio del campus como punto de encuentro para celebrar.
Busco rápidamente a mis amigas pero no las veo por ningún lado. Y después de vacilar por unos segundos decido volver a mi habitación y lamerme las heridas hasta que ellas vuelvan.
Entre el bullicio de los estudiantes escucho a un montón de jóvenes gritar y cantar a todo pulmón por encima de lo normal. Sonrío por la manera exagerada que festejan pero luego me doy cuenta que están rodeando a los jugadores. Algunos de ellos saltan abrazados entre si y otros están sentados sobre un muro mientras beben y cantan al unísono.
Matt se encuentra en ese grupo y Emma está sobre su falda sosteniendo una botella de cerveza y besándolo sin ningún tipo de vergüenza. El único motivo por el cual los observo más tiempo del necesario es para buscar a mis amigas pero ni ellas ni Brandon parecen estar allí. Lamentablemente Matt nota mi presencia y sus ojos se posan en los míos. Cruzo los brazos a la altura de mis pechos y empiezo a caminar aún más rápido.
Mierda. Mierda. Y más mierda.
¿Por qué tuvo que verme con el rostro hinchado, los ojos rojos y el maquillaje corrido? Mi aspecto dice a gritos lo mal que me fue en la cita y lo último que quería era darle la satisfacción de verme mal. Él había ganado el partido, y yo sólo lo había provocado en la cafetería, logrando que me tragara mis propias palabras. Una por una.
El joven cambia rápidamente de expresión y se levanta de su asiento, dejando a un lado a Emma. Y antes de que ella le reproche algo empieza a correr en mi dirección.
-¡Charlotte!
Ignoro su llamado y sigo caminando velozmente hasta meterme en nuestra residencia. Tanto el campus como los pasillos están llenos de gente y agradezco que le corten el paso al joven para tomar ventaja y escabullirme como un perro herido y orgulloso. Sin embargo, él es más rápido que yo y no demora demasiado en alcanzarme. y me toma de la mano cuando llegamos a un pasillo vacío.
-Charlotte, espera -me dice cuando llegamos a un pasillo vacío y me obliga a mirarlo-. ¿Qué ocurre? ¿Por qué estás llorando?
Sus manos intentan sostener mis mejillas pero le doy un manotazo en el aire logrando esquivar su agarre.
-Charlotte, háblame -insiste con el rostro teñido de preocupación-. ¿Te lastimó? Por favor, dime si te lastimó.
-Vuelve con tus amigos, Matt.

ESTÁS LEYENDO
La Siguiente Lección
RomansaCharlotte es una joven que vive una vida universitaria tranquila junto a sus mejores amigas y compañeras de habitación. Su día se divide entre los estudios y un trabajo de medio tiempo como tutora de literatura inglesa en su universidad. Sin embarg...