27. Replay

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Katrina seguía enojada con Paul debido a que formaba parte de la apuesta en contra de su mejor amiga. El baterista de King's Revenge notó lo rara que estaba la rubia, tenía que hablar con ella. La esperó en la puerta de su clase de flauta y la abordó. –Hey... ¿Podemos hablar?

— ¿Qué pasa, Paul? –Contestó ella un poco hostil.

— ¿Qué pasa? Eso me pregunto yo, desde navidad estás muy extraña y... Ya me estoy preguntando qué hay de malo entre los dos. –Katrina quería lanzarle en cara que lo sabía todo, pero eso haría saltar sospechas de lo que hacía Magnolia. – ¿Acaso ya no te gusto?

—No seas tan inseguro. Me gustas, en serio. –Suavizó su voz y sonrió. –Es solo que... No lo sé...

—Lo sé, para mí también es extraño. Y sé que apenas hemos salido juntos, la banda, los ensayos, conciertos... esas no son citas de verdad. –Le tomó las manos y la acercó a él. –Por eso le dije a los chicos que hoy no iría.

— ¿Qué hiciste? Paul, la banda...

—Ya hemos ensayado bastante... Kat... Salgamos de aquí, comida, película... ¿Qué dices?

— ¿En serio? –Sonrió mordiéndose el labio y sin pensar se acercó a Paul exigiendo un beso. Sus bocas se juntaron suavemente, mientras él acariciaba sus mejillas. – ¿Y si mejor vamos a tu piso? –Sugirió. –Es que las fans van de un lado a otro, lo creas o no, desde que somos novios, parece que se interesan por ti.

—Es el síndrome de la novia, me parece. –Rió. –A donde tú quieras ir.

—Entonces vamos a tu piso, ponemos una película en Netflix, pedimos comida china y hablamos en privado... –Lo abrazó por el cuello parándose de puntillas y plantó otro beso en los labios del baterista. Él siguió con dulzura a la chica y sonrió.

—Como órdenes. –Juntos cruzaron el campus hasta el edificio residencial en el cual se quedaba Paul. El plan le agradaba, pasar un rato a solas con Kat, charlar y arreglar lo que tenían para que su relación fuera a largo plazo y quizá, permanente.

Su idea se materializó, estaban sentados en el suelo del piso residencial viendo Riverdale mientras comían arroz frito con camarones. Fueron pasando uno a uno los capítulos de aquella serie mientras los dos estaban abrazados. –Kat... ¿En serio no te sucede nada?

—Por Dios, Paul. –Rió y lo miró. Lo atrajo hacia sí dándole un beso en los labios. –Te diré, sucede que estaba o estoy enojada contigo.

— ¿Por? ¿Qué hice? –Dijo en tono preocupado. –Kat, no he estado con groupies, lo juro.

—Ay, no tonto, eso no. –Alzó los ojos al cielo. Estuvo casi a punto de soltar lo de la apuesta, pero se mordió la lengua. –Era porque no pasamos casi tiempo juntos. Y ni siquiera yo sé que hacer, eres mi primer novio. No sé qué esperas de mí...

—Oh. –La atrajo besándola con ternura, mordía sus labios y jugueteaban ambos con sus lenguas. –No espero nada, solo que me quieras como soy.

—Eso hago, Paul. –Volvieron a besarse. Las manos de Katrina acariciaron el pecho del chico por sobre su camisa, mientras él solo la sujetaba de la cintura, ella, en un movimiento valiente se sentó sobre sus piernas. –Lo he hecho siempre. –No dijeron más nada, Paul acarició las caderas de Kat mientras ella lo besaba, la llama en su interior parecía arder lentamente. La rubia comenzó a quitarle la camisa al baterista y él no opuso ningún tipo de resistencia, a su parte, como pudo, se levantó y la cargó de las piernas. Entre besos la llevó hasta su cama y, dejándose llevar por los dulces jadeos de su chica, le quitó la camisa desabrochando botón tras botón.

—Eres muy bonita. –Sonrió y volvió a besarla, sus manos se acariciaban suavemente y sus piernas se enredaban. Paul plantó varios besos en el cuello y pecho de Kat hasta bajar a su vientre, ella no lo detenía, desabrochó el botón de sus jeans y los quitó por sus piernas acariciando cada trozo de piel que descubría. –Kat...

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