18. Fake dating y venganza

72 7 10
                                    

En la primera semana no pudo ser tan evidente, hablaba con Lía en público y ella era una excelente actriz. Podía notar las sonrisas de sus amigos y él solo se sentía satisfecho, estaba jugando con ellos y eso era divertido. Tendrían concierto, y según su acuerdo, ella debía asistir. —No puedo creerlo, se está levantando a Lía. Tal vez ella no andaba tan vacunada contra ti. —Los chicos de la banda estaban sorprendidos con Liam, no creían que fuera posible que aquello estuviera sucediendo. Liam sonreía, desde que había entrado en el trato con Lía no se sentía tan perdedor delante de sus amigos.

—Se los dije, te lo dije Xander. No hay mujer que no caiga por mí. —Contestó autosuficiente. —La invité esta noche, seguro viene. —Sabía que ella iría, era parte de las reglas que habían impuesto entre ambos para que aquel plan funcionara. Por alguna razón, no quería decepcionar a Lía, y menos sabiendo que ella necesitaba el dinero. Había tenido mucha misericordia para no matarlo por haber hecho aquella apuesta, y luego de darle vueltas supo que su error fue haber aceptado aquel juego entre hombres en casa de Paul, lo más obvio era que Katrina los escuchó y como amiga que era de Lía, le dijo.

Lo había hecho para que Lía se alejara, pero Lía lo buscó porque lo necesitaba. Eso lo sorprendió, porque notó que ella para conseguir lo que quería era capaz de bajarse de su pedestal de orgullo y venderle su alma al mismo diablo con tal de obtenerlo todo. Dio un trago a su cerveza, no podía decepcionar a Magnolia. Él entendía, él mismo había hecho hasta lo imposible por quedar en el Royal, y después del trato admiraba mucho más a Lía y a su compromiso por ser una cellista excepcional. —No entiendo ¿Cómo hiciste para que ella bajara la guardia? —preguntó Trek. —Yo necesito saber tus trucos, Liam.

—Lo típico, la elogié y sobé su ego. Las chicas se enamoran por lo que oyen, y la llené de palabras bonitas.

—Idiota. —Contestó Trek. —Aun así, no creo que logres cogértela. Eso sí es cabrón.

***

Lía pasaba por el piso de Kat, estaba dispuesta a contarle todo, y así, no hacer que su amiga se desesperarse al ver como ella salía con William. — ¡Lía! —Sonrió la rubia al verla. —Pasa, Paul me invitó al concierto, pero sigo sin querer hablarle, no sé si decirle que se todo o no.

—No lo hagas. —Dijo bastante seria la pelinegra. —Tengo que decirte algo muy serio. Y tienes que ir a ese concierto.

—Pues dime. —Lía suspiró y se acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja. —Lía.

—Antes de que me dijeras de la apuesta, me llegó un mensaje de la universidad, estaba fuera de la lista de los becados y le debo al colegio unos 19.000. No sabía qué hacer.

—Por eso estabas tan rara. Ahora tiene sentido ¿Y? Espera ¿Por qué no me contaste nada?

—Hablé con William. Accedí a ayudarlo con la apuesta si él me da la mitad del dinero, voy a fingir que soy su novia. —Respondió con seriedad. —No te enojes.

— ¿Qué? —contestó Katrina sorprendida. —Lía ¿Y vas a...?

—No, eso no. No me acostaré con William, solo quedaré hasta vivir con él por dos meses, luego terminamos, yo tengo mi mitad, pago la universidad y salgo de la deuda.

—Wow. ¿Por qué no me dijiste que esto pasaba?

—No encontré como, pero por favor no le digas a Paul. No debe saber de este trato o perderé todo el dinero si lo necesito. Trátalo bien, que no sepa lo que tramamos.

—Bueno, solo lo hago por ti, pero sigo enojada con él. —Sonrió. —Acábalos Lía. En definitiva, eres la mujer con más ovarios que he conocido. Vamos entonces a vestirnos como reinas para pisar el concierto. —Dijo la rubia. —Luce tu tatuaje esta noche.

—No, estás loca.

—Tú lo estás más. —Rió Katrina yendo a su cuarto. Lía la siguió y rebuscaron en el closet de la rubia algunos vestidos. —Deberíamos cortarte el cabello.

—Jamás. —Rió Lía. —No. Nunca.

—Si no quieres que te delate, por favor déjame. —Lía comenzó a dudar del sano juicio de Kat, pero al final, para no arriesgarse, la dejó. Luego de mojar su cabellera, la rubia peinó a la pelinegra, tomando unas tijeras nuevas, fue cortando mechón tras mechón hasta llevar el cabello de Lía hasta sus hombros. Lo secó y luego con su plancha y rizadora le dio algunas ondas. —Estás lista.

—Lo curioso es que me gusta. —Lo batió un poco. —Eres buena estilista Kat. Gracias.

—Tengo el vestido perfecto para ti. Negro, tiene un escote en la espalda que dejará babeando a Liam. —Rió y sacó la pieza de su closet. —Va con unas medias negras y unas botas de tacón, va a alucinar contigo, y va a querer dormir contigo, y la mejor parte es que no va a lograrlo y es justicia poética por aceptar esa apuesta. —Lía terminó por vestirse. Tuvo que colocarse el vestido sin un brasier debido al profundo escote de la espalda, completó su atuendo con un collar de plata. —los tacones.

—No sé caminar con tacones. Esto es raro, soy más de zapatos bajos. —Confesó mientras se ponía un sombrero y se miraba al espejo. —De verdad, no me la llevo bien con esas cosas.

—Aprenderás. Es sencillo, pisa con el talón y la punta del pie a la vez. —La rubia sacó las botas de su caja y las pasó a Lía. La pelinegra se las calzó y se paró un poco tensa. —Relájate. Las mujeres podemos hacer esto desde hace siglos.

—Los tacones eran para los hombres. —Dijo.

—Sí, y los superamos. Practica un poco mientras me ducho y arreglo para irnos al dichoso concierto. —Katrina salió del cuarto y Lía se terminó de maquillar, rímel en sus pestañas y el delineado de sus ojos, un poco de labial rosa y algunas sombras ligeras en sus párpados. Practicó caminar con tacones, tenía suerte de que aquellas botas no fueran tan altas.

Luego de que Kat terminara de vestirse, ambas chicas salieron a hacer su función. Ambas llegaron al lugar del concierto, Lía pidió un cosmo para pasar la vergüenza. Su espalda expuesta hacía que todos voltearan a verla.

***

El TratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora