40. ¿Esto es amor?

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Regresó a su departamento y sonrió al ver a la chica dormida en el sofá. Tenía su laptop al lado en una mesita con el HBO Go activo, le acarició el brazo y ella se removió. Tal vez no estaba mal plantearse una relación en serio con Lía. –Ya no pienses tonterías. –Susurró. Cargó a la chica y la llevó hasta la habitación, la recostó sobre la cama y la cobijó. Salió del cuarto y tomando su toalla de la lavandería, se duchó. Mientras le caía el agua tenía su cabeza hecha un nudo, ¿Cómo podía terminar con Lía? No quería hacerlo. –No es terminar, solo era un trato, un trato de tres meses y ambos tuvimos lo que queríamos. Era una relación falsa.

***

Paul se iría con Kat a su piso. Los dos estaban contentos de por fin tener algo de tiempo a solas. Reían en el taxi mientras de vez en cuando se besaban. Iban acorde a la canción que sonaba. –I'm love with the shape of you. –Canturreó Paul abrazando a Katrina mientras ella reía. –Hoy vi algo que nunca creí ver jamás. Es que no es su estilo, es raro, pero le queda bien.

— ¿Y eso que fue? –Sonrió la rubia.

—Dos cosas. La primera... Liam enamorado y la segunda... Trek peleando por Stacy. Ni siquiera sabía que Stacy y Trek estaban liados.

— ¿Liam está enamorado? –Rió Katrina acurrucándose al lado de su novio. –Lo de Stacy no me sorprende. Ella se lía a cualquiera. Es una zorra. Pero ¿Liam con Lía? Solo quiero confirmar.

—Bueno. Liam está enamorado de Lía. Lo noté. –Katrina miró a su novio y alzó una ceja. ¿No esperabas eso?

—Honestamente, no tanto, porque Liam... Es como que me digan que Xander está enamorado. Es raro que pase, como el cometa Halley.

—Tu amiga Sunny le está buscando la vuelta. Pero no creo que lo logre, Xander cree que es gótica. Sin embargo, si quieres saber, mientras estaba bailando como loca en la fiesta de tu amiga Magda, Xander se la quedó viendo.

—No lo es, solo viste como una, Sunny es una bomba sexy solo que siempre dice que antes de morir quiere probarlo todo. Ya la había advertido sobre Xander. Lía está enamorada de Liam. –Sonrió. –Le gusta, la enciende... la vuelve loca, le encanta Liam.

— ¿Ella te lo dijo? –Preguntó curioso. –Hay que decirle a Liam.

— ¿Por? No, que se arriesgue. Es mejor que él busque la manera de enterarse por su cuenta.

***

Salió del baño envuelto en sus toallas, caminó directo al cuarto para vestirse con ropa cómoda. Mientras revisaba gavetas, Lía despertó y se sentó en la cama. –Hola. –Dijo en un susurro. —Llegaste. ¿Qué hora es?

—Hola. No pasan de las once. –Sonrió Liam volteando a verla. –Estabas dormida en el sofá. Te traje aquí, el sofá a veces puede ser muy duro. La cama es más cómoda. –Lía se levantó y abrazó a Liam por la espalda y apoyó su mejilla sobre él. –Y ¿Cómo te sientes? Me tenías preocupado cuando te dejé. Ni siquiera me quedé con los muchachos luego de la presentación, quería venir a verte.

—Mejor. –Plantó un beso en la espalda de Liam y subió sus manos a los hombros del chico y masajeó un poco. –Y ¿Qué tal la presentación? Cuéntame.

—Igual que las otras. –Soltó el aire. –Lía... Lo haces más difícil de lo que debería ser. Esto...

— ¿A qué te refieres, William? Solo es un masaje. Y si la presentación fue igual a las demás, entonces fue alucinante. Tú eres muy talentoso. –Sonrió bajando las manos. Rodeó a Liam con ellas acariciando su pecho y abdomen. —No debería ser difícil, ¿No lo crees? Mírame y dime que no sientes lo mismo que yo.

Liam negó y se volteó para verla a los ojos. –El odio, entre nosotros. –La chica se puso de puntillas y lo besó con ternura. Él le siguió el beso y sonrió. —En serio lo haces difícil, se supone que me caes mal. Se supone que te caigo mal. Se supone que esto se acabará.

Magnolia sonrió y lo atrajo más hacía ella. —Aún puedo odiarte si es lo que te preocupa. ¿Y si no se acabara? –Lo miró con sus ojos grises, estaba sonrojada. Liam volvió a besarla mientras acariciaba la piel de ella con la punta de sus dedos. –William ¿No sientes que algo lindo está pasando? A eso me refiero, algo entre los dos...

—Sí, me estás excitando mucho. –Rió y la empujó suavemente a la cama acomodándose él sobre ella. –Y te odio por controlar así mi cuerpo. –Besó su cuello haciéndola jadear. –cada vez que te veo solo pienso en desnudarte. Me gustas mucho, Lía. Esa es la verdad, me gustas. –Se miraron con la respiración acelerada, Liam se acercó a los senos de Lía y los liberó del bralette, los masajeó con suavidad y los besó dejándole un pequeño mordisco. –Me quemas por dentro, corres rápido y eres una droga peligrosa. Más que cigarrillos y alcohol.

—Solo dame todo. –Lo acercó besándolo, pasó sus dedos por el cabello de William, sentía sus latidos al mismo ritmo, fuerte e intenso. –Di que sí. –Susurró. Liam no contestó y terminó de quitarle la ropa a la muchacha dejándola desnuda. Ella lo ayudó a librarse de los pantalones de pijama que se había puesto. Entrelazaron sus dedos al tomarse de las manos. Sus ojos no dejaban de mirarse mientras Liam solo provocaba a la chica frotándose contra ella.

— ¿Qué quieres de mí? –Susurró mientras rozaba su nariz con la de Lía. –No sé qué quieres... Dímelo.

—Solo ámame, William Lancaster. –Dijo sin desviar su mirada de la de Liam. Contó los segundos.

Uno, él no decía nada.

Dos, el calor en la habitación había subido varios grados.

Tres, la respiración se alocaba para ambos.

Cuatro...

Y terminó por besarla a los cuatro segundos de que ella le pidiera eso, aunque había parecido que pasaron como cinco minutos. La penetró suavemente mientras apretaba sus manos. Al momento en que la soltó y se sentó para colocarla sobre él, ella lo acarició, suave, como pétalos de flores. Al verla tomar el control suspiró y sonrió. Llevó sus manos a su cintura sintiendo sus movimientos. Se acercó pegando los senos de ella a su torso. Solo se miraban. –Eres perfecta. Perfecta para mí. Y yo para ti. –La besó mientras sus movimientos se hicieron aún más lentos, aquella conexión no querían romperla bajo nada. Se sentían hechizados.

Sabía que jamás iba a poder quitarse la mirada de Lía de su cabeza, tan cargada de dulzura, amor y deseo.

Fue como parar el tiempo mientras se deshacían una y otra vez en los brazos del otro. Fue más que físicamente satisfactorio. Le había llegado al corazón a ambos.

La abrazó luego de acabar y sentirse agotado pero lleno, todo lo roto que había estado parecía estar curado. Magnolia lo abrazaba en silencio y acariciaba su piel.

No decían nada.

No hacía falta.

Él sabía que aquello no había sido solo sexo. Le había hecho el amor. Ella se lo pidió y él lo hizo. Pensó que nunca sería capaz, pero al parecer, sí que podía.

***

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