16. Chismes en pijamada

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Durante el día de Nochebuena, estuvo en video chat con su hermano mayor. Luego compró algunas cosas para tener una cena sola en su piso, era deprimente, a decir verdad. Primer año en donde comía comida china un veinticinco de diciembre con una serie en la laptop, sola. Aunque como bien supo recordar, aquella había sido su elección para alejarse de Jacob. Su ex era un tipo mayor, no tanto, pero sí lo suficiente, daba clases en su anterior conservatorio y trató de arruinar su carrera en la música mientras le montaba el cuerno con una chica que sabía que se llamaba "Mirella" (A no ser que le hubiera mentido también en el nombre) Recordó como cada navidad la pasaban juntos, al menos el tiempo que fueron novios y él siempre buscaba más de ella y se enojaba pues ella no estaba lista aún para dar el paso a la cama. Dejó la serie a un lado y puso música, la música siempre la ayudaba a pensar y a calmarse. Mientras cenaba esa noche, escuchaba "Caruso", un clásico italiano.

La hacían sentir en casa. Vio algunas películas en la noche acurrucada en su sofá mientras abrazaba su peluche de perro. Se quedó dormida con la laptop encendida y en el sofá.

Y como era de esperarse, debido al estrés y a la preocupación, esa noche tuvo pesadillas.

Al siguiente día se levantó temprano, limpió un poco su piso y trató de arreglarse y cubrirse las ojeras que tenía con maquillaje, se vistió y luego caminó por el campus que estaba casi vacío y llegó al piso de Kat a las horas de la tarde, su rubia amiga tenía todo listo para pasar una noche bastante divertida, así que, después de jugar un rato en el JUST DANCE, ambas chicas se cambiaron de ropa y estaban en pijama, comían helado mientras veían Crepúsculo y reían, Magnolia no se había sentido tan relajada en semanas desde que supo de su deuda al conservatorio. –Te juro que odio esa película. –dijo Kat entre risas. –Mejor apaguemos esta cosa y hagámonos manicura. Por cierto, te tengo un regalito de navidad. –Sacó del bolsillo de su bata una pequeña cajita y la extendió a Lía. –Sé que estás muy lejos de casa y seguro te has de sentir muy sola.

—Grazie. –Sonrió. –No tengo nada para ti, lo siento. –Tomó la caja en sus manos y la pegó a su pecho. –Solo cambia la película K. A mí me gusta mucho más ver comedias románticas.

—Gracias al cielo. ¿Sabes que a Stacy le encantan estas películas? No soporto Crepúsculo.

—No, y no me importa. –Lía abrió la cajita encontrándose con un pequeño collar, el camafeo con forma de corazón tenía grabada la silueta de su país natal. –Gracias Kat. Es hermoso. –Se lo puso casi de inmediato. –Es muy lindo.

—Voy por el esmalte. –La rubia se levantó del piso mientras Lía se acercaba a la computadora y quitaba la película. Le llamó la atención un título en medio de la carpeta, le dio "click" y comenzó. –Esa es buena ¿La has visto?

—No. Me llamó la atención el título.

—How to be single. –Comenzaron a ver la película mientras Kat sacaba distintos colores de esmalte de una de sus cajas. Se pintaron las uñas de colores y se pusieron calcomanías. Rieron haciéndose trenzas en el cabello, comieron helado de chocolate y muchas chucherías. Lía recordó que Kat quería contarle algo, así que con curiosidad, preguntó.

—A propósito ¿Qué tal la navidad en tu casa? Me escribiste porque querías decirme una cosita, no es que sea chismosa, pero requiero emociones intensas. Ha estado todo tan loco últimamente que necesito una distracción. –Rió mientras Kat le pintaba las uñas de los pies. – ¿Pasó alguna cosa interesante con Paul? –Kat abrió los ojos recordando lo que quería contarle a Lía. –Tu cara me dice que sí.

—No le hablé, me enojé porque está involucrado en algo muy feo. –Suspiró la rubia. –Incluso me enojé con Xander. Lía, tienes que tener muchísimo cuidado.

— ¿Por? Me asustas. –Comió una cucharada de su helado y le sonrió a la rubia. –Vamos, puedes contarme.

—Bien. –Soltó el aire. –Los escuché hablar, apostaron con Liam unos 90.000, él tiene que mantener un noviazgo contigo, una relación completa donde él debe lograr que tú vivas con él y te acuestes con él. Si lo hace, toda la banda le dará esa cantidad por ti. Te advierto para que no caigas en su juego. –Lía dejó caer la cuchara, ¡¿90.000?! –Lía, solo los escuché, te lo juro, no tuve nada que ver. Por favor, ten cuidado. –Se quedó callada, era mucho más de lo que necesitaba para pagar su semestre. Irónico que fuera Liam. Lo iba a matar, sin duda.

—Te creo, pero esa cantidad es exorbitante ¿Por qué tanta? Digo, ¿La banda puede permitirse ese despilfarro? —Aún seguía mareada porque que le pusieran ese precio la hacía sentir como un objeto, pero una idea muy oscura comenzaba a tornarse en su cabeza. No le gustaba, pero tenía que pensarla. —Sé que los de la banda pueden ser idiotas, pero ¿Por qué yo?

—Pues sí que pueden, no son millonarios del todo o súper famosos pero se han ahorrado una buena pasta de sus trabajos anteriores y ya ves por el camino que van. Realmente triunfarán porque se lo han propuesto. —Aunque por esa parte Katrina se sentía orgullosa de su hermano y sus amigos, por el otro, estaba increíblemente decepcionada. —Tú fuiste la elegida pues Liam dijo que podía tener a cualquier mujer. Pero él te odia, tú lo odias. Por eso Trek, Paul y mi hermano te mencionaron, y Liam aceptó. Lía, te cuento esto porque sé que harás lo posible por alejarte y no caer en este juego. Luego me encargo yo de poner a mi hermano y a Paul en su sitio.

—Entiendo. –Se mordió el labio. Idiota, él era un idiota. "Pero es el idiota que tiene el dinero que necesitas". No le gustaba que su cabeza le diera aquellas ideas. –No hablemos más de ello, estoy advertida. –Sonrió. –Mejor sigamos viendo películas y comiendo helado. Que locura esta navidad ¿No lo crees?

—Vale, pero ten cuidado. Tómalo en serio, yo los conozco a los cuatro y te aseguro que cuando quieren y se lo proponen pueden ser encantadores.

—Lo tendré. Lo prometo. –Siguieron hablando de todo mientras veían películas. Cenaron macarrones y se durmieron pisando casi las dos de la noche. Lía se despertó una hora después de eso para beber un poco de agua.

90.000

Le habían puesto un precio a ella, se sentía indignada, pero a su vez, se le estaba ocurriendo algo, le estaba dando vueltas desde hacía varías horas atrás. Debía enfrentar a William, si lograba controlarlo lo suficiente y fingir, lo ayudaría a ganar la apuesta frente a los muchachos de King's Revenge, le pediría la mitad, pagaría el semestre y le quedaría dinero. –Lo único que no haría sería acostarme con él. Oh demonios, ¿En qué estás pensando? Basta. Shhh. —"Pero sería una solución perfecta". —Santo Dios, no puedes estarlo diciendo en serio.

Volvió a su colchoneta y miró el techo. Había hecho locuras en su vida, pero nunca se había planteado entrar en un "noviazgo" con un chico que le parecía repulsivo, y más aún por dinero. Se sentiría como una perra si lo hacía, pero, por otro lado, no había conseguido empleo, tampoco podía pedir el dinero a sus padres pues, en definitiva, su madre era posible que se lo negara. No tenía más opciones. –Dios, tú trabajas de maneras misteriosas. –Susurró y se acurrucó de lado. –No puedo creer que vaya a hacer esto.

***

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