Capítulo 7: No siempre es color de rosa.

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El fin de semana transcurrió mucho más rápido de lo esperado, por lo que, en ese momento, Taehyung y Jungkook se dirigían rumbo a la mansión de los Kim en el lujoso auto deportivo del azabache. Aún era temprano, pero tenían la consigna de pasar el resto del domingo con sus hijos, pues al día siguiente tenían que ir a la escuela y cumplir con sus deberes.

La pareja pasó dos increíbles noches completamente a solas, celebrando el amor que se profesaban, así como su doceavo aniversario de bodas.

Fue espléndido, Jungkook era un esposo sumamente detallista y muy atento a sus gustos, por lo que todo lo planeado para él transcurrió como debía ser. No obstante, en algún punto ambos sintieron que ya extrañaban a los niños y que les hacían falta, lo cual era normal pues eran parte de su día a día.

Durante esos dos días descansaron, comieron deliciosos alimentos preparados por ellos mismos, vieron películas juntos y salieron a pasear por los alrededores del lugar al que Jungkook los había llevado. Se amaron de manera carnal y se dedicaron dulces palabras con toda la libertad que les otorgaba estar sin cuatro pares de ojos vigilándolos constantemente.

Bromearon, rieron, bailaron, cantaron, se sintió como en su época de noviazgo, cuando el pelinegro trataba de reconquistarlo y era el perfecto caballero, cuando el doncelito era un coqueto veinteañero con unas ganas incontrolables de comerse el mundo.

Lo mejor de todo es que Jungkook siempre era un caballero con su doncel, cariñoso, atento, a veces peleaban pero hasta el momento nunca había sido algo tan grave como para que escalara a algo mayor.

El pelinegro era todo lo que Taehyung anheló, pues su marido tenía el toque perfecto de inmoralidad cuando era necesario al entregarse a la pasión.

Jungkook lo comprendía, lo completaba y jamás había juzgado sus "fetiches raros" durante el sexo, de hecho, le gustaban y lo alentaba a ser todavía más sucio de lo que pretendía en un principio. Le daba la confianza para ser él mismo en cada uno de los aspectos, él intentaba hacer lo mismo por su esposo.

Kim Taehyung nunca se cansaría de su azabache tormento. Así era como ahora tenían cuatro preciosos hijos esperándolos en la mansión.

—¿Crees que nos hayan extrañado mucho? —cuestionó Jungkook, manejando con una sola mano y la vista puesta sobre la autopista.

—Obvio sí Cooky, por mucho que ellos disfruten estar con sus abuelos, nosotros somos sus padres y nunca será lo mismo —el pelinegro asintió, sin distraerse del camino tomó la mano del doncel y la llevó a sus labios, donde dejó un corto beso sobre el dorso.

—Yo también los extrañé, deberíamos llevarlos pronto de vacaciones —Jungkook dejó la mano del doncel sobre su pierna y Taehyung comenzó a acariciar su muslo, un movimiento involuntario al que estaban muy acostumbrados.

—Todos dirán un destino diferente, eso va a ser un caos. Los gemelos son los únicos que están de acuerdo la mayoría del tiempo.

—Entonces haremos una votación —ambos rieron, pues sus ruidosos niños siempre tenían su propia opinión para dar y no guardaban silencio. Eran el caos más precioso—. Es bonito que nuestros hijos tengan hermanos, mientras yo crecía nunca tuve con quien jugar mas que con los hijos de las amigas de mi madre cuando íbamos al club campestre, pero no es lo mismo. Mi primer amigo real fue Yoongi.

—Lo sé, yo no fui un niño tan solitario porque tuve la suerte de tener a Jimin, fue como el hermano que nunca tuve.

—También tuviste a Bogum —Taehyung soltó una pequeña risa, ya sabía la pregunta que su azabache tormento le haría pues en algunas ocasiones anteriores ya le había expresado su inquietud—. ¿De verdad cuando eran adolescentes si pensaste que te casarías con él? ¿no era muy ñoño?

I Still Want You (KOOKV/KOOKTAE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora