Jungkook estaba exhausto, el sudor corría por su frente, algunos de sus largos cabellos azabaches se le pegaban a la piel y sin duda la ropa que utilizaba en ese momento ya nunca más le serviría para salir de casa puesto que tenía algunas manchas de óleo.
Solo era un día más en la vida del famoso artista.
Cada que terminaba de pintar algún lienzo, Jungkook se sentía mucho mejor consigo mismo. El arte era su pasión, eso seguía intacto como desde el primer momento en que descubrió lo mucho que le gustaba pintar.
El olor de las pinturas lo tenía algo mareado pues desde muy temprano se había puesto en acción, no obstante, estaba acostumbrado puesto que los óleos, así como la trementina, eran parte del proceso creativo de sus obras.
JVante era un pintor de prestigio, consagrado en Corea del Sur y otras partes alrededor del mundo que valoraban sus obras, pero por muy reconocido que fuera, Jungkook no había perdido los pies del piso.
Seguía fiel a sí mismo, para él esa era la clave de su éxito.
Todo estaría bien mientras pudiera seguir pintando sobre las cosas que le gustan, como paisajes de la naturaleza, sus hijos, o su eterna musa: Kim Taehyung.
El pelinegro terminó de lavar todos sus pinceles y los puso a secar, luego verificó que cada óleo estuviera cerrado y acomodado en su lugar, así como supervisó que el lienzo recién pintado no fuera a resbalar del caballete.
Suspiró satisfecho ante su nueva creación que aún estaba inconclusa, luego secó su frente con la manga de su camisa de mezclilla y checó la hora en el reloj que colgaba de la pared de su estudio.
Eran las seis de la tarde, lo que significaba que tenía que regresar pronto a casa puesto que la hora de la cena estaba cerca, además quería ver a sus hijos y a su esposo, pues en todo el día había estado entretenido con temas de la galería y después pasó gran parte de su tiempo pintando en el estudio que ahí mismo tenía.
Él prefería pintar siempre en casa, pero si quería que las cosas marcharan acorde a como él lo requería, entonces de vez en cuando tenía que ir a las galerías para cerciorarse de que así fuera.
Se llevaba bien con sus empleados y los trataba con mucho respeto, también confiaba plenamente en su publirelacionista, pero habían temas que prefería atender por sí mismo. Era sumamente perfeccionista cuando de su trabajo se trataba.
Tomó su celular y revisó sus mensajes, leyó los de su amado esposo en donde le decía que los gemelos irían con su padre para pasar la tarde con él.
JeongSan y SunHee disfrutaban mucho de la equitación y Tae-Pyung era un buen jinete aún a pesar de los años que tenía, él les había fomentado su amor por el deporte ecuestre así como lo hizo con Taehyung en algún momento de su infancia.
El pelinegro sonrió ampliamente cuando revisó las fotos que el castañito le había enviado, las cual eran suyas con Tae-Moo haciendo caras chistosas y dándole besos en los cachetes, también algunas de Hyo-Ri completamente distraído mientras revisa maniquís con ropa de diseñador, tal parecía que estaban en un centro comercial.
Habían muchas más fotos mal enfocadas y borrosas que le enviaron, esas seguramente las tomó el mini doncelito pues tenía una nueva afición por la fotografía desde que su abuelo Tae-Pyung le regaló una cámara de juguete. Él no le cortaba la inspiración, si Tae-Moo juraba que algo era arte entonces él le decía que era sublime, era la mágia de ser papá.
Marcó el número de su esposo y este respondió al segundo timbrazo.
—Hola boo —saludó, desde la mañana no lo veía y era patético extrañarlo tanto.
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I Still Want You (KOOKV/KOOKTAE)
FanfictionLa primera vez que Jeon Jungkook miró la hermosa sonrisa cuadrada de Kim Taehyung, jamás se imaginó la manera tan significativa en que ese simple encuentro cambiaría su vida, tal como el aleteo de una mariposa puede generar caos del otro lado del mu...