Maggie Rider.
Al entrar, solo había oscuridad. Decidí caminar despacio y estar atenta al camino por si me llegaba a caer.
Caminé uno o dos minutos. A lo lejos, pude ver dos sombras; creo que eran personas. Ambas estaban peleando.
Al acercarme un poco más para ver qué pasaba, me detuve detrás de un árbol para observar sin que ellos me vieran.
Eran dos chicos, de unos veinte años más o menos. Uno tenía al otro contra un árbol, apretando su cuello; el otro intentaba forcejear para zafarse, cada vez quedaba con menos aire.
Uno de ellos, el que estaba apretando el cuello al otro, llevaba una gabardina negra. Era muy atractivo, para ser sincera, pero no podía pensar en eso ahora.
Estaba mirando la situación cuando en tan solo segundos, el chico de gabardina negra tomó su cuchillo y se lo clavó en el ojo. Este gritó de dolor y luego cayó sentado sobre el piso, su cara se llenaba de sangre.
La escena era horrible, pero no podía despegar mi vista de ambos chicos.
Estaba completamente en shock, no podía creer lo que había visto.
Me escondí rápidamente detrás del tronco y mi respiración se aceleró.
Miré a mi alrededor buscando por donde escapar sin ser vista.
Miré por un segundo y el chico ya no estaba, solo estaba el cuerpo sin vida del otro chico.
Me volví a esconder detrás del tronco y cerré mis ojos, pensando en qué hacer, hasta que empecé a escuchar pasos hacia mí.
Rápidamente abrí mis ojos y busqué por donde escapar.
Sin pensarlo dos veces, comencé a correr sin saber a dónde iba.
-¡Hey, tú!- escuché a lo lejos detrás de mí.
Corrí sin parar, sin mirar atrás.
Mi respiración estaba muy agitada.
A lo lejos, vi una cabaña que parecía abandonada, tenía piedras y ramas alrededor. Entré sin pensarlo.
Rápidamente miré el interior buscando alguna salida o algo para defenderme.
Abrí una puerta y era una habitación sin ventanas. Mierda.
Comencé a abrir puertas hasta que solo quedó la última: un sótano.
Me metí dentro; quizás ahí podría encontrar algo para defenderme.
Al bajar las viejas escaleras, me encontré con el sótano vacío.
Solo había una puerta roja en el fondo. Lo que me parecía raro es que no era como las demás de la casa; no por el color, sino porque las otras estaban gastadas, rotas, viejas, y esta se veía bastante bien con ese rojo.
Entré dentro.
Al entrar, había un pasillo largo y otra puerta al final de este.
Caminé por el pasillo alerta, por las dudas; no sabía qué podría haber detrás de esa puerta.
Al pasar por el largo pasillo, me encontré con una escalera. Cuando comencé a subirla, me di cuenta de que las paredes cambiaron, ya no era de madera sino algo que parecía ser piedra.
Cuando terminé de subir, mi cara ya no mostraba expresión de susto sino de confusión.
Era un lugar distinto a la cabaña.
Parecía una especie de salón, como un club; el techo era alto y estaba muy iluminado.
Había cuadrados en las paredes y bastante gente. El lugar parecía que se extendía hacia los costados; supongo que no era solo esto, sino que también había más habitaciones además de este enorme salón.
Salí de mi trance y comencé a mirar a mi alrededor.
Había bastante gente, todos vestían casi igual. No conocía a nadie, no sabía ni siquiera dónde estaba parada.
Me sentí algo perdida y desorientada. Hace un momento estaba en algún lugar del bosque y ahora me encontraba dentro de un enorme salón lleno de gente que no conocía ni nunca había visto.
Comencé a caminar buscando alguna cara conocida para preguntar dónde estaba.
Intenté acercarme a varias personas, pero su semblante serio me hacía retroceder e irme de inmediato.
Seguía sin entender cómo, del bosque, pasé a estar ahí.
De pronto, sentí cómo alguien agarraba mi brazo y me hacía darme la vuelta.
-Maggie?- dijo una voz que yo conocía. Esa voz fría inundó mis oídos.

ESTÁS LEYENDO
Obsession; Damian Fox.
FanfictionAsfil. Un pueblo de pocos habitantes, donde todos conocen a todos. O eso es lo que ellos piensan. Un pueblo que puede sacar lo peor de cada persona.