Capitulo 20

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Maggie Rider.

Mi respiración se desbocaba, mis pulmones ansiosos por absorber cada bocanada de aire mientras corría sin parar.

Sentía que mi corazón martilleaba en mi pecho, como si estuviera a punto de salirse en cualquier momento, una sinfonía de latidos frenéticos que resonaba en mis oídos.

A mi alrededor, personas, o algo así, corrían junto a mí, portando machetes, cuchillos enormes y dagas brillantes y bien afiladas.

Cada sombra se convertía en una amenaza potencial, y la paranoia se apoderaba de mis sentidos.

Volteé mi vista hacia adelante, desesperada por localizar a la persona la cual estaba persiguiendo.

Sin embargo, cuando fui consciente de su ausencia, mis ojos se movían frenéticamente, explorando entre los árboles y la maleza, buscando desesperadamente cualquier rastro de aquel individuo.

De repente, el sonido de una rama quebrándose cercana a mí agudizó mis sentidos.

Giré hacia esa dirección, pero solo encontré silencio.

La inquietud se apoderó de mí cuando, de manera abrupta, sentí un golpe contundente y caí al suelo, vulnerable y aturdida.

El se posicionó encima de mi y comenzó a asfixiarme, la asfixia amenazaba con consumirme.

Cuando, de entre los arbustos, apareció un hombre con una motosierra.

Tenía una estatura imponente y una robustez que sugería una fuerza descomunal, lo más espeluznante era la máscara que cubría su rostro. Era una tela similar a las bolsas de papas, desgastada y sucia.

A través de sus agujeros apenas perceptibles, se asomaban dos ojos fríos, sin expresión, que parecían contener una oscuridad insondable. La máscara, más que ocultar su identidad, proyectaba una sensación de miedo descomunal.

La sangre que manchaba la máscara, era como un recordatorio macabro de su última víctima, creaba un contraste perturbador.

La cuchilla metálica se abalanzó, atravesando la cabeza del hombre que intentaba sofocarme.

Mi mirada se encontró con el horripilante espectáculo de su cráneo dividiéndose en dos, la sangre densa caía sobre lo que quedaba de su rostro y en todo mi pecho.

Y, de repente, desperté.

Me senté en la cama con la respiración acelerada.

-Pesadillas?- salté en mi lugar al escuchar esa voz.

-Por dios casi me matas del susto- observé como Tatiana dejaba de mirar por mi ventana y caminaba por mi habitación observando mis cosas.

De un momento a otro dejó de hacerlo y se me quedo viendo.

-Ya deja de mirarme y levántate que en cualquier momento va a llegar Poe a recogernos - dijo ella destapándome.

-Esta bien tranquilízate- dije levantando los brazos y parándome para poder ir al baño a prepararme.

Una vez lista ambas bajamos con nuestras cosas.

Apenas terminé de bajar las escaleras me inundó el olor a café y tostadas recién hechas.

De pronto mi madre se asomó por la puerta.

-Buenos días cariño- dijo con una sonrisa.

-Buen día- le devolví la sonrisa.

-Quieren desayunar, hice tostadas y café-

Escuché la bocina de un auto -No gracias- miré por la ventana -Poe ya nos esta esperando-

-Esta bien- mi madre dejó un beso sobre mi frente -Disfruten y no se metan en problemas-

-Esta bien mamá, adiós- dije para luego salir y cerrar la puerta.

-Tu mamá es adorable- dijo Tatiana con una sonrisa.

-Si hasta que la vez enojada, uy dios, se pone histérica- escuché como Tatiana se reía por mi comentario.

Cruzamos la calle hasta encontrarnos con un Ferrari F40, vaya que Poe tiene buen gusto.

-De donde sacaste este auto- dije con una sonrisa admirando el lindo auto.

Desde muy pequeña soy muy fan de los autos al igual que mi padre.

-Digamos que un amigo me lo regalo- dijo antes de dejar nuestras cosas en la parte de atrás del auto.

No quiero saber que paso con ese "amigo".

[...]


El viaje fue tranquilo, Poe conducía y Padme iba de copiloto.

Damián iba del lado de la ventana, luego estaba yo, Tatiana y por ultimo Archie.

El viaje fue tranquilo y algo aburrido, el camino solo tenia arboles y maleza, de vez en cuando nos encontrábamos con algún zorro muerto en la carretera.

De un momento a otro el cielo se puso muy oscuro, comenzamos a escuchar algunos truenos y luego de unos minutos comenzó a llover muy fuerte.

-Mierda- dijo Poe cuando el auto por la cantidad de agua que había en la carretera comenzaba a irse hacia los costados.

-Debemos parar en algún lugar y seguir después de la tormenta- dijo Tatiana algo preocupada.

Unos metros después nos encontrábamos corriendo con nuestras cosas hacia la recepción de un motel.

Obsession; Damian Fox. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora