Capitulo 14

1.4K 135 7
                                    

Maggie Rider.

Me encontraba en mi cama mirando una serie en mi laptop.

Mis sábanas me tapaban desde los pies hasta el cuello.

He faltado al instituto estos días, mi madre me ha visto mal y ha dejado que falte.

Hace tres días que encontré a Poe en mi habitación. 

Él ha sido el único miembro de la manada que he visto estos días. 

Solo me levanto para ir al baño y luego vuelvo a acostarme en mi cama.

Me seguía sintiendo pésimo. 

Paré la serie y miré el reloj, 3:30am.

Me giré y miré por la ventana, la luz de la luna iluminaba mi habitación, podía ver como las hojas de los árboles se movían fuera de mi ventana.

En un momento me quedé observando la ventana cuando una gran sombra negra se asomó. 

Me paré rápidamente y tomé unas tijeras para defenderme.

Me acerqué a la ventana y la abrí rápidamente con la tijera en mi otra mano.

-Eres un imbécil-

La gran sombra no era un asesino, sino que era Damián intentando trepar por la ventana de mi habitación.

Hice unos pasos hacia atrás y el logró entrar.

-Qué haces aquí?- deje las tijeras sobre el escritorio.

-Casi caigo sobre las flores de tu madre pero estoy bien, gracias por preguntar-dijo Damián con sarcasmo. 

Caminé y me volví a acostar boca arriba sobre mi cómoda cama.

Él solo se quedó parado mirando en mi dirección. 

Suspiré profundo y me quedé mirando el techo. 

-Mag- su voz sonó suave y tranquila. 

Mag. 

Él nunca me había llamado así.

Siempre me decía Maggie, ruidosa, etc etc.

Me tomó por sorpresa.

Deje de mirar al techo para poner mi vista sobre él.

Solo podía ver su silueta ya que la oscuridad de la habitación no me dejaba ver del todo bien. 

-¿Qué te sucede?- preguntó.

-Solo estoy algo cansada- suspiré y volví a mirar al techo.

Pude escuchar como él se recostó al lado de mi mirando al techo. 

Puse mi vista sobre él. 

-¿Desde cuándo te importa que me sucede?-

-Desde siempre- respondió luego de un suspiro.

Eso resonó en mi cabeza. 

Volví a mirar al techo. 

Todavía seguía teniendo sueños sobre la cabaña, seguía sin poder dormir.

Me molestaba y me frustraba mucho no poder dormir.

Mi mente lo repetía constantemente, intentaba pensar en alguna otra cosa pero no podía, eso siempre volvía a mi cabeza. 

Estaba tan concentrada y metida en mis pensamientos que no me di cuenta que Damián me estaba mirando.

Me puse de costado y fijé mi vista a sus ojos. 

-¿Qué haces aquí Damián?- pregunté suavemente y en un tono bajo. 

-Yo tampoco me siento muy bien- él también se recostó de costado quedando cara a cara -No he visto a la manada en días- dijo suave.

-Yo tampoco- respondí de la misma manera. 

-¿Qué te sucedió a ti? -me acomodé poniendo mis manos debajo de mi cara usándolas como almohada. 

Él pensó un momento si decirme o no.

Volvió a recostarse boca arriba mirando al techo y suspiró. 

-Mi cuerpo arde todo el tiempo, siento que quema, mis huesos duelen y me siento muy cansado. A veces, cuando me enojo, puedo reaccionar muy mal- puso sus brazos detrás de su cabeza -Es algo que pasan casi todos los novenos, así que supongo que es algo normal-

-Tampoco he podido dormir en estos días- añadió.

Mientras él contaba lo que le sucedía yo contemplaba su perfil, tenía ojeras un tanto marcadas debajo de los ojos, en sus ojos se podía notar cansancio. Tenía una hermosa nariz recta y su boca estaba entreabierta. Su piel se veía suave y muy pálida.

Puso su vista sobre mí y pude volver a contemplar sus ojos azul claro de expresión fría que ahora me estaban mirando fijamente. 

Su pelo era de un color castaño oscuro un poco largo, al punto de que si lo llegaras a peinar hacia abajo llegaría hasta el inicio de las orejas. Este estaba algo desordenado, le gustaba llevarlo así, eso le daba un toque de rebeldía y sombría que a él tanto le gustaba. 

Se lo notaba más cansado de lo normal, me lastima verlo así, y saber que está sufriendo. 

Me acerqué un poco a él y enredé mis manos en su pelo haciendo leves masajes. 

Él escondió su cara en mi cuello y pude sentir como su cuerpo se relajaba. 

Pude sentir uno de sus brazos rodear mi cintura y como levemente mordía mi cuello. 

Estuvimos así un largo tiempo hasta que sentí su respiración más tranquila y pude notar que se había quedado sumamente dormido. 

¿Qué le está sucediendo a Damián? quería ayudarlo, no quería que siga sufriendo así.

Me dolía tener que verlo decaído y cansado.

Obsession; Damian Fox. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora