Capitulo 13.

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Mi madre hizo su aparición en la sala, sus ojos estaban abiertos en gran tamaño y su cabello enmarañado.

—¡Lucinda! ¿Cariño, te lastimaste? —ella preguntó, mis ojos seguían en la televisión, y ahora había un anuncio de Oreos.

Mi respiración salía en cortos, soplidos duras, debido a mi encuentro aterrador con la chica de la televisión.

Estaba segura, que no miré una película de terror, esto había sido real. La chica me estaba mirando a mí, y me pidió ayuda.

Finalmente me calmé y miré a mi madre, quien seguía mirándome como si fuera la cosa más importante en el mundo en estos momentos.

—Y-Yo vi...

—¿Tu viste qué?

—U-Un fantasma. En la televisión —tartamudee, sé que ella no me iba a creer. Y jamás lo haría. Lo pude comprobar por mi misma cuando ella cerró sus ojos y suspiró.

—Lucinda, es esto otra de tus...

—¡No! —grité— ¡No me digas que lo imaginé porque no fue así! —ella entrecerró sus ojos hacia mí.

—Lucy, no me hables así —ella me regañó, y rodé mis ojos.

—Bueno, ¡no tendrías que hacerlos si me creyeras!

—No estamos hablando de eso ahora mismo —ella siseó y se fue.

—¡Mamá! ¡Mamá! ¡Vuelve! —la llamé, pero ella no me escuchó.

Suspiré con enojo y me paré, directamente desenchufando la televisión, no me importándome si la rompí, y subí las escaleras.

Cuando llegué a mi cuarto, cerré la puerta furiosa. Grité en la parte superior de mis pulmones y me senté en el suelo, lágrimas cayendo de mis ojos.

¿Por qué ella se negaba a creerme? ¿Trató ella alguna vez?

¿Por qué estás llorando, puta? —¿Pero qué mierda? Miré hacia arriba con mis enrojecidos ojos lagrimosos y vi al diablo frente a mí. El inclinó su cabeza a un lado con una mueca arrogante—. Te pregunté algo, cariño, no me tengas esperando.

Entrecerré mis ojos a él.

—Jódete, bastardo —dije, e instantáneamente mi espalda golpeó contra la pared.

Lloriqueé ante el impacto, la fuerza me sacó la respiración. Dios, el es fuerte.

Sus manos fueron puestas a los costados de mi cabeza en la pared, nuestras caras peligrosamente cerca, pero no llegaban a tocarse.

Sus ojos mirando a los míos, a mi alma, hasta que miré hacia otro lado. Sé que él siquiera tiene un alma, está muerto.

No significa que porque estés lesionada, dudaré en lastimarte —oí que gruñó en mi oreja.

—No significa que porque esté lesionada, mi actitud cambie —me arreglé para decirle, y el rió entre dientes macabramente.

Lucinda, admiro su actitud atrevida, pero prefiero mantener esa actitud inexistente. —Mis ojos se entrecerraron, son entender lo que él dijo.

—¿Q-Qué infiernos quisiste decir? —pregunté, y el mordió el lóbulo de mi oreja, dejándome salir un pequeño chillido.

Tú. Muerta. Ida. ¿Te suena?

Mi corazón probablemente se esté saliendo de mi pecho ahora mismo.

—S-Sigo sin entender que me quieres decir —mentí cuando perfectamente sabía qué demonios el quiso decirme. Él enterró su cabeza  en al hueco de mi cuello, haciéndome temblar en miedo. Su fría respiración golpeando mi cuello.

Tú. Quiero que se vaya tu actitud —el susurró, y sentí sus fríos labios besarme el cuello, haciéndome gemir y empujarlo.

El inclinó su cabeza riendo como un niño, si no fuera un fantasma, pensaría que es un niño.

—T-Tu, monstruo —murmuré y él me miró, su risa deteniéndose gradualmente.

Oh, amor, soy más que un monstruo. —El rió.

—¿Entonces qué eres? —cuestioné— Realmente.

¿Yo? Soy el mismísimo diablo. Soy Harry Styles. —Y tomó mi brazo lastimado, haciéndome llorar en completo dolor.

—¡Me estás lastimando! —lloré, pero fue inútil. Esta era su meta después de todo, hacerme sufrir en dolor.

Besó mi mejilla.

Y tú, eres mía.

Escuché un chasquido y el mundo se puso al revés, y todo se volvió oscuro.

© waysidestyles | borntoharry    


Hex [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora