Capitulo 37.

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Lucinda's POV.

—¡Aquí es, Lucinda! ¡Tu nuevo hogar! —escuché a mi padre vitorear, no sonreí o algo por el estilo, tan solo seguí a mi madre hacia el interior de la casa. La esencia a limones y otras frutas tropicales me recibieron. ¿Estamos en Hawái o en las Bahamas?

—¿Por qué la casa huele como un canasto de frutas? —no pude evitar cubrir mi nariz, el poderoso aroma me estaba mareando. Escuché una risa familiar viniendo de algún lugar tras de mí.

—¿En serio es tan malo?

—¿Randy? —No, no podía ser. Él se encuentra en Eddleton—. ¿Randy, eres tú? —Pude localizar una figura borrosa caminando hacia mí. Sentí un par de brazos enredarse en mi cintura, llevándome cerca de un duro tórax.

—Hola, bebé —él susurró en mi oído y no pude evitar jadear, ¡realmente era él!

Sonreí. —Randy... —Tomé un respiro, enterrando mi rostro en su pecho, inhalando su almizcleña esencia. Dios, extrañaba esto. Lo extrañaba a él.

—¡Sorpresa, Lucy! Creí que sería lindo si traía a Randy aquí para sorprenderte —dijo mi padre. Rompí el abrazo con Randy y admiré su borroso rostro.

—¿Lo hiciste? Muchas gracias papá. —Sonreí en lo que Randy llevaba su brazo hacia mi cintura.

—Es bueno estar aquí con su hija nuevamente, Sr. Mackenzie —habló Randy.

—Le daremos un poco de privacidad —mi madre murmuró.

—¡No le hagas nada a mi hija, Smith! —masculló divertidamente mi padre.

Rodé los ojos. —¡Papá!

Sus pasos desaparecieron, dándome a entender que se habían ido. Randy suspiró, gentilmente tomando mi rostro con sus manos. —¿Cómo estás? —preguntó—. Tu padre me texteó hace un tiempo ya, diciéndome que habías desaparecido por cuatro días y que volviste con... —lo interrumpí.

—¿Visión borrosa? Si, para ser honesta apesta —dije. —¿Qué hay de ti?

—Estoy bien, pero demonios, te extrañe muchísimo bebé. —Sonreí cómodamente por el apodo, pero no pude evitar que escalofríos recorriesen mi espina cuando recordé a Harry llamandome de aquella manera.

¡Deja de pensar en él, Lucinda! Mi subconsciente vociferó. Él te libreó, así que no te atrevas a preocupar por él. Él te quería fuera de su vida...

—Lucy, ¿estás bien? —Randy cuestionó con preocupación, agitando su mano frente a mi rostro, haciéndome salir de mis pensamientos.

—¿Huh? Oh, sí, estoy bien.

—¿Segura? Te distrajiste por un momento, ¿ocurre algo? —Negué con la cabeza.

—De verdad, Randy, no ocurre nada. —Sonreí, esperanzada de que él dejase el asunto de lado, y lo hizo. — ¿Hace cuánto llegaste a Silent Mound?

—Esta mañana —respondió y yo asentí.

—Te amo, Randy —mascullé inesperadamente.

—Te amo, bebé. —Suspiró, lentamente inclinándose hacia mí, cerré mis ojos, nuestros labios se conectaron el uno con el otro. El espacio entre nosotros se desvaneció, labios contra labios.

Estaba esperando sentir algo..., como lo mismo que sentí cuando besé a Harry, pero tristemente no sentí nada.

Me separé y él puso una mueca. Simplemente le sonreí. —Por cierto, ¿dónde te quedarás esta noche? —inquirí.

Hex [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora