Suspiré mientras seguía escuchando a mamá y papá agasajando a la escuela a la que nos estábamos dirigiendo. Todo lo que oía era «la escuela esto, la escuela aquelllo» y me molestaba como el infierno. Era como si ellos fueran a ir a esta escuela y no yo. Cerré los ojos con fuerza, no fue mi elección vivir aquí en Silent Mound. Ahora, tampoco es mi elección ir a esta escuela. No tengo derecho a quejarme ya que van a pagarla y no por mí. También es culpa mía que no podamos salir de aquí. La policía todavía está buscando el culpable que quemó las casas, lo cual fue mi error. No fue mi plan quemar esas casas y poner en peligro a personas inocentes gracias a mis problemas.
Es más, si descubren que asesiné a Randy, entonces las cosas serían aún más complicadas. De ahora en adelante, es mejor que cuidar mi espalda.
Cuando el coche se detuvo, supe que llegamos. —¡Nigel, ayúdala! — mi madre siseó cuando no puedo abrir la puerta.
—Sí, Louisa, voy a hacerlo — mi padre respondió, bajando del coche para ayudarme a abrir la puerta.
—Gracias papá —murmuré una vez que mis pies tocaron la tierra firme, sintiendo el viento en mi cara.
—No hay problema Lucy — mi padre murmuró—. Mira, yo sé que no quieres terminar la secundaria aquí, pero no tenemos elección, cuando las autoridades dicen que nos quedamos, nos quedamos.
Asentí con la cabeza. —Entiendo papá, lo sé, no podemos irnos porque no han atrapado al criminal —dije. No podemos irnos porque todavía no me han puesto tras las rejas. La idea de estar en la cárcel me asusta cada vez que lo pienso. Quiero decir, ¿quién no tiene miedo de ir a la cárcel y ser marcado como un criminal?
—Lucy, yo daría cualquier cosa para que volvamos a casa, donde pertenecemos, pero no podemos. Así que todo lo que tenemos que hacer ahora es vivir aquí hasta que atrapen al criminal, ¿estás de acuerdo con eso? —mi padre preguntó.
No, absolutamente no. —Sí, sí, papá —le respondí, aunque era difícil. Haría cualquier cosa para no decepcionar a mi padre.
—Nigel, ¿entramos? —mi madre sugirió y mi padre asintió. Yo estaba a punto de caminar por mi cuenta, cuando mamá agarró mi mano como si fuera una niña que se perdería en un enorme supermercado.
—Mamá, tengo diecisiete años, no diez —murmuré suavemente bajo mi respiración, esperando que ella no lo escuchase.
—Ya lo sé, pero te puedes golpear un poste —ella respondió en un susurro, lo que significó que oyó lo que dije. Podía escuchar las hojas rozando, y algunas personas hablando. Ahí fue cuando la luz del sol desapareció pues debíamos haber entrado en un edificio. El ambiente se tornó un poco ruidoso y cálido.
—¿Hola, como puedo ayudarte? —una voz femenina preguntó con profesionalidad.
—Oh, sí. Quiero inscribir a mi hija aquí, ella tiene 17 años y... —mi madre fue cortada por la misma voz femenina.
—Sí, ella estará en la secundaria. Hola Lucinda.
Mamá debió haber quedado en shock ya que quedó muda, también yo. ¿Cómo podría ella, una completa extraña, saber que estoy cursando escuela secundaria, y mi nombre?
—¿Cómo conociste a nuestra hija? —mi padre preguntó en completo shock y confusión. Podía sentir a la mujer sonriendo.
—Oh, he oído mucho de ella, por estar desaparecida por tres días, es famosa —¿Es esta mujer habla en serio?
—Oh, ¿oíste eso? —mi madre preguntó—. Bien..., ¿podemos inscribirla aquí?
La mujer se echó a reír, antes de aclararse la garganta. —Síganme.
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Hex [h.s]
Fanfiction❝Para romper la maldición hay que matar al que la echó sobre ti.❞ Libro 1 ✍ © TriciaJeanL → Traducción al español.