Capitulo 15.

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Me quedé observando atenta al espacio vacío en mi habitación mientras escuchaba que mi madre me insistía para que saliese de mi habitación.

—Lucinda. Por favor baja a cenar —ella empezó— Lamento haberte hecho comer vegetales, tan solo ven.

—No tengo hambre.

—Lucinda, ¿por favor?

No respondí, estaba muy enfocada en mis pensamientos hasta que lo escuché reír entre dientes. Cerré mis ojos para bloquear su risa.

—Vete —gruñí y sentí el espacio al lado mío, donde estaba acostada en mi cama hundirse y sentí sus fríos dedos yendo arriba y abajo por mi brazo, haciendo que aparezcan pequeños moretones.

El no dijo ninguna palabra, pero podía escucharlo. Sé que él quiere algo, o tan solo quiere molestarme otra vez.

—¿Qué es? ¿Qué necesitas?

Otra vez, su respuesta fue el silencio, así que decidí abrir mis ojos y mirarlo directamente a él.

Un jadeo escapó de mis labios al ver que él me comenzó a ahorcar, sus ojos era más negros que nunca —si es que eso era posible—.

Traté de remover sus manos de mi cuello, pero éstas no cedían.

—D-Detente... —hablé, así era. El iba a acabar con mi vida allí misma, ahora mismo.

—Lucy... Lucy... ¡Lucinda!

Inhalé y abrí mis ojos, fijando mi vista en mi madre que tenía una mirada preocupada. Yo estaba respirando fuerte y rápidamente. Joder.

—Lucinda, ¿estás bien? —ella preguntó, y asentí rápidamente. Examiné mi cuello para ver si podía sentir algo, pero allí no había ninguna marca o nada fuera de lugar. Suspiré en alivio.

—Estoy bien, mamá —respondí.

—¿Estás segura? —ella preguntó sospechando, y asentí.

—Estoy bien —hablé, y ella pasó su mano por mi frente.

—Tenemos que irnos. —dijo. Mis ojos se acrecentaron cuando aquellas palabras dejaron su boca.

—¿Qué? —pregunté, tratando de confirmar lo que ella había dicho.

—Tenemos que irnos. ¿No era eso lo que querías? —ella preguntó. Fruncí el ceño.

—Sí, pero ¿por qué?

—No estamos a salvo aquí, ya no más. —Ella miró alrededor del cuarto, ¿está ella esperándolo a él? —. El vendrá por nosotras, por ti.

—M-Mamá...

Dejé escapar un grito cuando una cuchilla atravesó su corazón, ella pestañeó sus ojos hasta cerrarse y se cayó al suelo. Y allí estaba él con su cuchillo de carnicero y sonriendo macabramente.

Él levantó el cuchillo y lo apuntó hacia mí, y yo grité.

Me senté con un jadeo escapando de mis labios. Miré alrededor de mi cuarto y mis ojos se dirigieron al reloj que marcaba las 03:36 am.

Me sequé el sudor y quité la manta de mi alrededor y me dirigí hacia el espejo. Nada estaba mal, no había heridas. Miré a mi rostro, y había enormes bolsas debajo de los ojos. Me pellizqué y me dolió.

Todo aquello había sido solo un sueño. Un doble sueño para ser exacta, esto era raro.

Suspiré y comencé a caminar de vuelta a mi cama, enredando las sabanas sobre mi cuerpo para atenerme a la fría atmósfera.

¿Estoy volviéndome muy paranoica? Me pregunté a mi misma y lentamente cerré mis ojos, mañana saldría. Trataré de usar mi tiempo como una persona normal e iría de compras.

Pretenderé que no hay ningún fantasma persiguiéndome en esta ciudad.

© waysidestyles | borntoharry    



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