Capitulo 44.

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Cerré los ojos de Randy con la mano. No podía creer que se haya ido. Él se fue. Y yo soy la razón, pero sólo estaba protegiéndome de él. Eso no se contaría como asesinato, ¿verdad? Miré hacia arriba y observé hacia el techo mientras las lágrimas bajaban por mis mejillas.

Todo lo que hice fue protegerme de él, de mi propio novio que al instante de ser dulce y cariñoso pasó a ser malo y despreocupado. Ni siquiera por qué.

El diablo puede ser cualquier persona, dulzura.

¿Harry quiso decir que Randy era un demonio también? Eso no podía estar bien, Randy no era un demonio. ¿No era así? Suspiré antes de mirar hacia el estado de calma de Randy.

—Randy —me tropecé con mis palabras, poniendo una mano en su mejilla—. Lo siento mucho —sollocé—. Por favor perdóname. —Me incliné, presionando mis labios contra los suyos por última vez. Una vez de pie, subí las escaleras ciegamente para encontrar algo con que cubrir su cuerpo.

Entré en mi habitación, formando una idea en mi mente. Cogí mi sábana y bajé las escaleras. Me acerqué a su cadáver y traté de levantarlo, pero tuve éxito.

Llevar el cuerpo de Randy no fue fácil como parecía, quiero decir, el tipo pesa como dos cajas de madera llenas de rocas. Es más fácil decirlo que hacerlo.

Después de envolver la sábana alrededor de su cuerpo, de la cabeza a los pies, decidí llevarlo fuera de la casa y lejos de aquí. Ver su cuerpo muerto manchado con su propia sangre fue suficiente para hacerme llorar de nuevo.

Él era el novio más dulce, podría tener a otro pero él siempre estaba allí para mí. Hasta lo que pasó hoy. Había dejado que mi estúpida yo se imaginara que era Harry, y lo peor de todo es que mencioné su nombre.

Rompí el corazón de Randy, haciéndole pensar que no lo amaba, y que lo engañaría cualquier día porque era la persona más aburrida del mundo. Randy se merecía algo mejor, merecía a alguien que lo amara con todo su corazón. Alguien que no fuese yo. Alguien que no lo engañaría.

Y, ahora, él no podría encontrar a esa persona porque lo maté. Lo maté. Otra lágrima rodó por mi mejilla, suspiré antes de limpiarla.

Fui a buscar el trapeador en la cocina antes de limpiar el pequeño charco de sangre. Incluso con esta visión borrosa, la sangre era como el neón, tan llamativo.

Después de verter el limpiador del piso en el piso y fregar, el olor a sangre desapareció. Utilicé mi nariz para olfatear cualquier aroma de sangre, pero no había ninguno. Excepto por la sangre que todavía perecía en mi arma asesina.

Cogí el cuchillo –que estaba en el suelo–, antes de envolverlo en un paño. Supongo que el cuchillo tenía que ser enterrado junto a Randy. Fui a la cocina e intenté arreglar todo lo que se derrumbó. Bueno, intenté, no está mal para alguien con mala visión.

Todo estaba listo; una vez que mis padres llegasen a casa, no sospecharían nada. Todo lo que tenía que hacer era colocar una escalera hasta la ventana de mi dormitorio. Me acerqué al cuerpo de Randy y traté de llevarlo de nuevo, pero no funcionó como el primer intento.

Suspiré, era imposible. Así que, arrastré su cuerpo al porche delantero y caminé hacia el patio trasero, donde sé lo que mi madre guarda. Mamá y papá hicieron un gran trabajo al hacerme memorizar cada parte de la casa para que no me pierda.

Recordé que ella solía pasear por el jardín en el pequeño patio trasero, cuando compró herramientas de jardinería y una carretilla. Creo que no le importaría si se lo robara por un momento.

Afortunadamente, el patio trasero estaba iluminado, pero por desgracia, todavía no podía ver nada con claridad. Mantuve los dos brazos en alto, dejando que mis manos hicieran el trabajo de encontrar la carretilla o tal vez la escalera que mi padre guardaba.

Hex [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora