Capitulo 26.

8.6K 951 528
                                    

Gotas de lluvia. Gotas de lluvia caían desde el cielo y hacia el suelo. Miré hacia arriba para encontrarme con un borroso y gris cielo.

Una gota cayó sobre mi frente y suspiré. Miré hacia abajo para encontrarme con la borrosa y oscura figura de Harry.

—¿Qué? —pregunté, claramente él me estaba mirando, pero escogí no perturbarme ante ello.

¿Tienes hambre? —consultó, sin sarcasmo, sin rastro de ser broma. Nada. Sólo preguntando.

—¿Qué? —inquirí, incluso habiéndolo escuchado, peo quería oírlo nuevamente.

Dije, ¿tienes hambre? —preguntó, más fuerte esta vez. Suspiré, manteniendo el silencio por unos segundos y asentí.

—Sí, la tengo —murmuré, y sequé mi nariz la cual estaba chorreando cada vez más. Me estaba esperando una nariz chorreante ya que estaba lloviendo y había un clima frío.

Muy bien. Encontré una casa abandonada cerca de aquí. Tal vez puedas comer allí. —Asentí y me puse de pie.

—Bien.

Sígueme.

Él caminaba lento conmigo siguiéndolo atrás. Tan sólo seguía su borrosa figura, con cuidado de no caerme a causa de alguna roca o algo.

A excepción la tormenta que caía sobre nosotros, o el violento viento, todo a nuestro alrededor era silencio.

El cielo se oscurecía cada minuto que pasaba, y mis piernas se debilitaban cada segundo.

Joder. No creo que haya dicho la verdad sobre esa «casa abandonada» cerca de aquí. De hecho, estaba malditamente lejos.

—Harry.

Mis piernas estaban adoloridas, e incluso sin poder ver, sabía que mis pies estaban rojos.

—Harry.

Él no me prestó atención, o tal vez estaba demasiado sordo para escucharme. Tragué duro, bien, genial. Caminaría sólo un poco más.

En ese momento el cielo tomaba un color negro azulado. Tal vez eran las 18:00 o 19:00hs.

Mi respiración cada vez se volvía más y más fuerte.

—Harry —llamé nuevamente, rezando para que él pudiese malditamente escucharme—. ¡Harry, estoy cansada! —gimoteé.

Y, antes de saberlo, me rendí ante el cansancio y mi mundo se tornó oscuro.

Harry's POV.

Escuché algo caer tras de mí. Me di la vuelta y me encontré con su cuerpo en el suelo.

—Lucinda —llamé, y corrí rápidamente a su lado. Toqué su brazo, y diablos, estaba fría.

Joder. Joder. Joder.

—Lucinda, despierta. Ya casi llegamos —siseé, pero ella no respondió.

Suspiré frustradamente, y la cargué al estilo matrimonial. Ella estaba temblando del frío, y yo continué caminando.

Ella no era pesada, pero aun así, la presencia de su peso seguía allí.

Pronto, llegamos a la casa. Era una pequeña, hecha de madera y ladrillos. Se podría decir que no estaba tan lejos.

Corrí hasta la casa y pateé la puerta para abrirla. Maldije en el momento en el que mi cabeza se golpeó con el marco de la puerta.

Que se joda esta puerta y su entrada.

Hex [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora